El fascismo clerical de Mussolini y la creación del Estado Vaticano
PamelahentzeTrabajo12 de Febrero de 2020
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Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales
Procesos Históricos de los siglos XIX y XX
Profa. Elena Merino Alonso
El fascismo clerical de Mussolini y la creación del Estado Vaticano
Pamela Hentze - 20080195
Guatemala 25 de noviembre de 2019
Introducción:
El presente ensayo tiene como objetivo principal desarrollar un análisis sobre el fascismo clerical de carácter organicista de la Italia de Benito Mussolini, régimen que abarca los años de 1922 a 1945. Se pretende establecer un nexo causal entre el Estado Vaticano del siglo XXI que se explica exclusivamente y de forma directa con el fascismo italiano del siglo XX. El trabajo se dividirá en dos argumentos esenciales: el primero introducirá al lector al conflicto entre los Estados Pontificios y el Reino de Italia que surge a partir de la unificación italiana en 1860, para explicar la evolución de la Iglesia hasta la firma del Tratado de Letrán con Mussolini y la consecuente creación del Estado Vaticano, así como la influencia que ejerce en el siglo XXI; el segundo apartado establece una explicación del concepto y las características del fascismo en general y del fascismo de Mussolini en específico.
Abstract:
The main purpose of this essay is to develop an analysis of clerical fascism of an organic nature of Benito Mussolini's Italy, a regime that covers the years from 1922 to 1945. It is intended to establish a causal link between the Vatican State of the 21st century that is explained exclusively and directly with the Italian fascism of the twentieth century. The work is divided into two fundamental arguments: the first introduces the reader to the conflict between the Papal States and the Kingdom of Italy that arises from the Italian unification in 1860, to explain the evolution of the Church until the signing of the Lateran Treaty with Mussolini and the consequent creation of the Vatican State, as well as the influence it exerts in the 21st century; The second section provides an explanation of the concept and characteristics of fascism in general and of Mussolini fascism in specific.
Palabras clave: Benito Mussolini, organicismo, corporativismo, fascismo, paramilitarismo, violencia, capitalismo, socialismo, liberalismo, Estado Vaticano, Estados Pontificios, conservadurismo, religión católica, religión protestante, secularización, nacionalismo, Primera Guerra Mundial.
El fascismo clerical de Mussolini y la creación del Estado Vaticano
- Argumento I:
Ningún siglo en la historia de la humanidad se ha visto despojado de la influencia religiosa, a pesar de los grandes esfuerzos de los intelectuales liberales que dominaron el siglo XIX. Sin embargo, existe un factor clave que se produjo en la política italiana del siglo XX que sembró los cimientos para un dominio omnipotente y omnipresente por parte de la iglesia católica en gran parte del mundo: el fascismo clerical de la concepción organicista de Mussolini que creó el Estado Vaticano que actualmente conocemos. A continuación se procederá a analizar el estado de la religión católica en Italia y su evolución a partir del siglo XX – XXI para terminar con un segundo apartado que explicará las características esenciales del régimen fascista en general y del régimen de Mussolini en específico.
La religión ha sido siempre un factor clave en los antiguos regímenes, pues ejerce una influencia directa en el refuerzo de la ideología dominante de los sistemas políticos. Mussolini supo explotar esta relación entre el binomio política-religión, pues comprendió que la Iglesia católica podría influir en arraigar en la conciencia de los creyentes el organicismo estatal y el nacionalismo férreo que funcionarían de base para la identidad del estado-nación que el fascismo pretendía construir. Conforme el fascismo iba avanzando iba absorbiendo mayor influencia católica. El compromiso de Mussolini con el Papa fue imitado por Francia, España y Portugal en sus sistemas fascistas. Las Iglesias proveían infraestructuras claves de comunicación ideológica y han sido siempre el alma de los antiguos regímenes, así como han tenido siempre un gran poder y capacidad en la movilización de masas. La historia demuestra que el fascismo ha emergido en aquellos países en los cuales la Iglesia ha jugado siempre un rol importante.
De acuerdo con Casanova (2007) la alianza entre la Iglesia y el régimen fascista de Mussolini quedó sellada en 1929 luego de la firma del Tratado de Letrán, consistente en tres concordatos. Surge así el Estado Vaticano como un Estado independiente dentro de la ciudad de Roma. El Tratado le otorgó a la iglesia jurisdicción en materia de educación, convirtiendo la enseñanza de la religión católica materia obligatoria en las escuelas primarias y secundarias; así mismo, le regresó la autoridad católica sobre el matrimonio. El fascismo clerical de Mussolini le otorgó a la Iglesia autonomía dentro de un sistema política que aspiraba al totalitarismo. Por otro lado, el Tratado de Letrán le permitió a Mussolini utilizar los vínculos de la Iglesia para reafirmar su dominio y para incrementar su prestigio internacional.[1]
La época liberal que precedió a Mussolini había debilitado el poder de la Iglesia al seguir los principios de secularización que exige el liberalismo. El contencioso no resuelto entre el Estado italiano y los Estados Pontificios habían generado una brecha entre la política y la religión en la región. Mussolini, siendo el buen oportunista que era, supo explotar esta situación y llegar a un acuerdo entre la Iglesia en una movida de cálculo político. La política religiosa del primer fascista de la historia ha sido reconocida como uno de sus mejores aciertos. Realmente el nuevo híbrido Iglesia-Estado fue una cuestión de oportunismo mutuo: por un lado, la Iglesia estaba en contra de todos los movimientos socialistas, que habían logrado demostrar sus últimas consecuencias en la Revolución Rusa de 1917 y encontró en el fascismo un buen aliado; y por otro lado, el fascismo tenía presente la capacidad organizativa y de control que ejercía la Iglesia en la gran masa de ciudadanos, en su mayoría católicos. A través del Tratado de Letrán, que supuso una gigantesca victoria para la Iglesia Católica, la Santa Sede reconoce finalmente al Estado de Italia mientras que Italia se compromete a reconocer al Vaticano como Estado Soberano.[2]
De lo anterior se desprende que, el Estado Vaticano, ese pequeño Estado dentro de otro Estado, sentó sus raíces gracias a la dictadura fascista de Mussolini, quien justificó su fascismo clerical a través de la concepción organicista liberal en la que el Estado y la Iglesia debían regir y dominar la gran masa de ciudadanos mediante el mantenimiento del híbrido místico consistente en el culto a Dios y en el culto al Duce. Sin embargo, hay que mencionar que el rol de la Iglesia en Italia se remonta a muchos siglos atrás, pero fue con el fascismo de Mussolini en materia política y con el Tratado de Letrán en materia jurídica lo que dio origen al Estado Vaticano que conocemos hoy en día, y que a partir del siglo XX ha venido adquiriendo un poderío y una capacidad cuyo alcance se acrecienta cada vez más en el siglo XXI. El conflicto entre los Estados Pontificios se remonta a la unificación de Italia en el siglo XIX, la cual resultó en pérdidas negativas de varios de sus territorios; es por esta razón que los Estados Pontificios se negaban a reconocer a Italia como reino y a Roma como su capital. Italia, hoy en día, mantiene el segundo puesto con la mayor cantidad de creyentes y de diócesis en el mundo, luego de Brasil. Lo anterior implica una influencia política por parte de la jurisdicción eclesiástica, no solamente en Italia, sino en el resto del mundo. La Iglesia católica ha demostrado firmemente tener valores irrenunciables, como lo son la defensa a la vida y por ende, el rechazo al aborto o a la pena de muerte y a la eutanasia; el mantenimiento de la familia tradicional, y por ende, el rechazo a la homosexualidad; el rol de la mujer casada y su sumisión a la patria potestad; entre otros. Para las corrientes progresistas, la Iglesia no puede significar otra cosa que un atraso al progreso y a la modernización del status quo.[3]
La Iglesia católica siempre ha sido protagonista en el espectro público y político, y a pesar de que no tienen jurisdicción política, sí actúan como un ente de disuasión en la modernización y de persuasión moral sobre todos los creyentes y fieles seguidores. Lo que dicen los eclesiásticos es tomado por ley por todos sus súbditos. Las normas morales no constituyen parte del sistema positivo de un país, siguiendo los parámetros liberales de la secularización, pero sí representan una norma no positiva que se interioriza en la conciencia de los creyentes. Lo anterior se puede ver no solamente en Italia, sino en todos aquellos países con mayoría religiosa-conservadora, como es el caso de Guatemala, a diferencia de países con mayoría liberal y de religión protestante, como Estados Unidos, Alemania y otros países del norte de Europa. Por lo tanto, la influencia política de la Iglesia funciona de forma indirecta y afecta principalmente los derechos civiles de las minorías, como por ejemplo, el derecho a abortar de las mujeres, el derecho a casarse y adoptar hijos por parte de parejas homosexuales, los procedimientos de fecundación in vitro heteróloga, etc. Incluso los derechos políticos se ven afectados por la conciencia religiosa que ejerce la Iglesia católica, pues si un candidato a ejercer una función pública se declara abiertamente como ateo o agnóstico, inmediatamente pierde toda su reserva de votantes religiosos, por la creencia de que la virtud religiosa debe ser parte del conjunto de valores, cualidades y requisitos no negociables en los funcionarios y representantes políticos.
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