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El impacto de la Gran Depresión en Chile y la evolución política, económica y social


Enviado por   •  4 de Mayo de 2022  •  Informes  •  2.409 Palabras (10 Páginas)  •  146 Visitas

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De la Anarquía a los Gobiernos Radicales 1926-1951

La Gran Depresión de los 30

El impacto de la Gran Depresión en Chile y la evolución política, económica y social.

Excepcionales condiciones internacionales afianzaron al Gobierno del Coronel Carlos Ibáñez del Campo. La expansión de la industria salitrera, que se había iniciado unos años antes, continuó bajo este Gobierno para alcanzar en 1929 los más altos índices de producción de toda su historia en consonancia con la realidad económica de todos los países del área capitalista. Esta inmensa producción es solo gravada por un derecho establecido en 1884, que se cobra por quintal exportado, el que permite disponer de ingentes sumas para el comercio exterior y para el presupuesto fiscal. Dada la importancia capital que tenía esta actividad minera su impulso tonifica al resto de las actividades económicas nacionales, lo que contribuye a mantener el pleno empleo, cierta estabilidad en los niveles de vida y moderar las tensiones sociales que pudiera producirse.

Esta prosperidad económica general es acompañada de una política de préstamos extranjeros e internos sin limitaciones ni coordinación. Dadas las condiciones financieras internacionales expectantes, los bancos privados extranjeros, principalmente norteamericanos, no vacilaron en facilitar sumas cuantiosas a los países en desarrollo que, como Chile, gravaron importantes rentas para su pago. En realidad, una gran parte de la deuda externa del país es herencia de esta época de optimismo económico y de confianza en las leyes del mercado capitalista. Los recursos recolectados le permitieron al Gobierno iniciar un vasto y ambicioso plan de obras públicas que en lo material cambió la faz del país al modernizarlo formalmente con escuelas, edificios públicos, servicios de agua potable y alcantarillado, pavimentación, etc. inversiones hechas sin planificación, con derroches, malversaciones y otros errores muy propios de los gobiernos castrenses.

La penetración del capitalismo foráneo se afianza considerablemente. Desde luego, la industria salitrera, como consecuencia de las fluctuaciones de postguerra, cae en manos de inversionistas extranjeros, el comercio mayorista, los empréstitos contratados, las concesiones otorgadas como la de la electricidad, e incluso la construcción de algunas obras públicas, etc. marcan la influencia creciente en la vida económica nacional de los intereses de los círculos financieros de los Estados Unidos de Norteamérica, lo que origina nuevas condiciones para el enfoque de nuestras relaciones internacionales.

El Gobierno reorganiza la Administración Publica echando bases para la actividad burocrática de un Estado moderno. Estimula el progreso económico creando instituciones estatales de crédito, tales como la Caja de Crédito Minero, la Caja de Fomento Carbonero y el Instituto de Crédito Industrial, y organizando la Línea Aérea Nacional. La educación primaria recibe un impulso al implantarse una reforma que parcialmente modifica sus planes y programas, ya que, sus principales promotores conocieron poco después la relegación y el destierro. La Universidad de Chile obtiene su autonomía docente y quedan en carpeta otras iniciativas para reformar la educación en su rama media.

La creación de una policía militarizada y la modernización de las fuerzas armadas, es otra de las preocupaciones del Gobierno quien gasta grandes sumas en las mismas, puesto que constituían uno de los soportes de su estabilidad política.

La Constitución de 1925 es aplicada en lo que significa al presidencialismo, sin los contrapesos de la opinión publica organizada políticamente y sin el ejercicio de las libertades políticas que ella garantiza; el formalismo constitucional se manifiesta en la existencia de las instituciones republicanas: elección del Presidente son oposición, mantenimiento del Congreso elegido el año 1926, designación por decreto, del Congreso de 1930 o Termal como se le denomino, restricción de las libertades políticas, todo ello por la autoridad de un ejecutivo respaldado por las fuerzas armadas y sustentado por los raudales de riquezas que surgían de la prosperidad general del país como de los empréstitos obtenidos.

Los obreros organizados sufrieron el embate del aparato represivo del Gobierno. Sus organismos, la Federación Obrera de Chile, desmantelada moral y materialmente, disminuida por la presión patronal como por sus disidencias internas, verán sus locales clausurados, prohibidas sus reuniones, relegados o exiliados sus dirigentes. Aprovechando la bonanza económica, el Gobierno mantiene la tranquilidad social, estimula la formación del sindicalismo legal y mutualismo, atrae a sus filas a dirigentes y organismos sociales.

La gran crisis

Chile fue una de las naciones más afectada por la Gran Depresión de 1929. El derrumbe de la economía tuvo serias implicancias sociales expresadas en protestas contra el gobierno de Carlos Ibáñez del Campo, lo que llevó a su vez a una grave crisis política.

En la segunda mitad de la década de 1920, Chile vivió una sensación de prosperidad económica, estimulada por una fuerte expansión del gasto público del gobierno de Carlos Ibañez del Campo y destinada a modernizar la infraestructura productiva del país. Sin embargo, este auge tuvo su origen en un alto endeudamiento externo, producto de los créditos en dólares que fluían desde Nueva York, que se imponía como la nueva capital financiera del mundo.

Esta aparente prosperidad con endeudamiento, llegó a su fin con la crisis económica internacional, que comenzó en octubre de 1929 con el derrumbe de la Bolsa de Nueva York. La crisis del mercado de valores provocó una falta de liquidez que llevó a una drástica caída de los precios internacionales de las mercancías y de la mayoría de los activos, ocasionando una crisis bancaria a escala mundial, especialmente en los países con sistema de patrón oro. A comienzos de 1930, las consecuencias del hundimiento de la bolsa de valores estadounidense fueron vistas como algo temporal; sin embargo, a mediados de 1932, ya nadie tuvo duda que se estaba en presencia de la mayor crisis económica de la historia, siendo bautizada como la Gran Depresión.

El impacto de la crisis mundial en el país se dejó sentir con fuerza entre 1930 y 1932, estimándose por un informe de la Liga de las Naciones (World Economic Survey) que nuestra nación fue la más devastada por la Gran Depresión. Las exportaciones de salitre y cobre se derrumbaron, provocando graves consecuencias sobre la economía interna, al caer los ingresos fiscales y disminuir las reservas. A mediados de 1931, la situación económica del país pareció tocar fondo, obligando a la suspensión del pago de su deuda externa por primera vez en la historia: un 16 de julio de 1931.

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