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El paisaje de la historia


Enviado por   •  23 de Agosto de 2018  •  Resúmenes  •  2.651 Palabras (11 Páginas)  •  926 Visitas

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El paisaje de la Historia

Índice

I. Introducción…………………………………………………………....................1

II. Datos bibliográficos…………………………………………………………….....2

III. Capítulo 1: El paisaje de la historia...............................................................2

IV. Capítulo 2: Tiempo y espacio.....................................................................3

V. Capítulo 3: Estructura y proceso................................................................4

VI. Capítulo 4: La interdependencia de las variables........................................4

VII. Capítulo 5: Caos y complejidad...................................................................5

VIII. Capítulo 6: Causación, contingencia y contrafácticos..................................6

IX. Capítulo 7: Moléculas con mente propia......................................................7

X. Capítulo 7: Ver como historiador.................................................................7

XI. Conclusión………………………………………………………………………….8

Introducción

En el presente informe detallaremos capitulo a capitulo las ideas del autor John Lewis Gaddis, en el libro “El paisaje de la historia”, en donde expone los requisitos que debe tener el historiador y como debe enfrentarse ciertas dificultades que se le presenta. Además de contrastar los métodos de las ciencias históricas y las naturales, desvinculándose del rumbo errante de las ciencias sociales, que siguen latentes, mientras que las ciencias duras ya lo han abandonado, adentrándose en el estudio de las regularidades que esconden la complejidad y el caos.

Datos bibliográficos:

• Título: El paisaje de la historia

• Autor: John Lewis Gaddis

• Editorial: Anagrama

• Ciudad: Barcelona

• Año de publicación: 2002

Capítulo 1: El paisaje de la historia

Este capítulo comienza haciendo una metáfora con la pintura El caminante ante un mar de niebla, de Caspar David Friedrich, haciendo una comparación a la postura que tiene los historiadores en la disciplina. En donde gran parte de ellos, se consideran que en síntesis, eso resume su labor, en donde se enfocan más en el pasado e ir avanzando pero con la vista en aquel. Sin embargo, se puede rescatar desde el punto de vista de Gaddis, en que siente un orgullo al no querer predecir el futuro como los laburadores de la economía, sociología y ciencia política, ya que el historiador se resiste a una influencia de las preocupaciones contemporáneas, de hecho, el presentimos es todo lo contrario a un halago en el índole historiográfico.

Para ser historiador se requiere más que poseer intelecto, se necesita imaginar situaciones específicas y como tratar con ellas. Además que ciertas situaciones son interesantes solamente para el historiador, si tomamos de un grupo de gente a un ciudadano promedio, posiblemente no llame su atención ningún aspecto histórico.

En el texto ¿Qué es la historia? Del autor Carr, este expuso un argumento más amplio y menos controvertido: el de que, si podemos ampliar el espectro de experiencias más allá de lo que hemos encontrado como individuos, si podemos inspirarnos en las experiencias de otros que han afrontado situaciones comparables en el pasado, nuestras probabilidades de actuar con sabiduría, aunque no están garantizadas, aumentan proporcionalmente.

¿Cómo se presenta la experiencia histórica con el fin de ampliar la experiencia personal? Incluir poca información puede hacer que el ejercicio resulte irrelevante. Por el contrario, incluir excesiva información puede sobrecargar los circuitos y colapsar el sistema. Por lo que el historiador debe lograr un equilibrio, y eso significa reconocer un intercambio entre representación literal y representación abstracta.

Capítulo 2: Tiempo y Espacio

Si el lector considera que la investigación histórica es una suerte de máquina del tiempo, se dará cuenta de inmediato que sus posibilidades exceden con mucho las normales de los artefactos de ciencia ficción. Naturalmente, los historiadores individuales, están limitados por el tiempo y el espacio, pero en cambio no lo está la historia como disciplina. Justamente a causa de su distanciamiento respecto del paisaje del pasado y su elevación sobre el mismo, los historiadores son capaces de manipular el tiempo y el espacio como nunca habrían podido hacerlo de no haber sido gente común.

Los historiadores no tienen más remedio que adentrarse en estas manipulaciones del tiempo, el espacio y la escala, porque una representación verdaderamente literal de cualquier ente no puede ser otra cosa que el ente mismo, lo cual sería impracticable.

El problema de este enfoque reside en que “impediría que un historiador supiera nada hasta que lo supiera todo, lo que es absurdo e imposible”. La evidencia del historiador siempre es incompleta; su perspectiva, siempre limitada, y la cosa misma es un vasto universo en expansión de acontecimientos particulares, acerca de los cuales es posible descubrir una cantidad infinita de hechos o de enunciados verdaderos.

Hemos convenido, a fines prácticos, en medir el tiempo mediante una serie de unidades arbitrarias llamadas siglos, décadas, años, meses, días, minutos y segundos; en general, los historiadores no van más allá. Los métodos de medición producen entes infinitamente divisibles en otros entes, como sugiere la teoría de los conjuntos, lo único que podemos hacer para no enloquecer tratando de resolver este problema es sobrevolarlo. No tenemos más remedio que esbozar lo que no podemos dibujar con precisión, generalizar, abstraer. Pero esto significa que nuestros modos de representación determinan cualquier cosa

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