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Ensayo Historia


Enviado por   •  16 de Enero de 2014  •  1.025 Palabras (5 Páginas)  •  203 Visitas

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“Los gobiernos creían que los maestros acataban fielmente sus planes que, a menudo, ni siquiera leían” (Bodet, 1959) ésta frase sin duda alguna como lo menciona el autor marca la pauta de una era, el gobierno pensaba que los docentes estaban sometidos a sus deseos y políticas. Muchos maestros “invocaban la respetabilidad de su profesión para exigir aumentos de sueldos y de servicios. Pero olvidaban las obligaciones que esa respetabilidad hubiera debido imponerles en la cátedra y en la vida. Su táctica más frecuente ya no era la persuasión, sino la amenaza. Cuando los dirigía un hombre cortés como Lozano Bernal, se advertía que la amenaza no era el producto de un interés del líder, sino el efecto de la inquietud que afligía al líder frente a las incontenibles violencias de sus prosélitos. Advertían que, en nombre del progreso económico, el país estaba acostumbrándose a desmentir los ideales de la Revolución. Enterados de las fortunas que delataban “o que escondían” muchos hombres públicos, sabían que los verdaderos beneficiarios de la lucha librada por el país a partir de 1910 no eran tanto los campesinos y los obreros, cuanto los industriales, los banqueros, los comerciantes y los políticos. Se habían aliado, más o menos visiblemente, con los descontentos de otras fracciones del gremio trabajador, sobre todo con los ferrocarrileros y los telefonistas. Enarbolaban, cuando les convenía, las banderas de la disidencia sin apreciar muchas veces la distancia que existe entre exigir y cumplir, pues sólo el que cumple bien tiene derecho a exigir que los otros cumplan.

El maestro, como lo explica el autor no es exclusivamente un profesional de la educación. Es, a lo largo de toda su vida, un ciudadano capacitado para educar. Si como ciudadano aspira a una mayor justicia social, como maestro debe ser justo en el interior de la escuela misma. Si como ciudadano quiere que cumplan todos sus semejantes con sus deberes, ha de empezar por cumplir él mismo, -sin alardes ni intemperancias, con su deber. Las estadísticas disponibles nos dan ahora una idea clara de la dimensión del problema, y nos permiten prever, con hipótesis razonables, cómo habrá de evolucionar en lo venidero. Por comparación con los resultados obtenidos, el análisis de los recursos que se invierten en la enseñanza primaria nos indicará la medida del esfuerzo por realizar y nos señalará la cuantía de las aportaciones pecuniarias adicionales, que será menester conseguir para lograr paulatinamente nuestro propósito. En el plano de la enseñanza primaria la proporción resultaba desoladora. “De cada cien niños inscritos, en 1946, en el primer grado del sistema escolar urbano, sólo habían llegado al segundo, sesenta y tres; al tercero, cincuenta y uno; cuarenta al cuarto y treinta y uno al quinto. De éstos no terminaron el sexto sino veintitrés. En el medio rural era todavía más grave la deserción.” (Bodet, 1959) Todo lo ofrecido en Querétaro se cumplió. Y se cumplió, en ciertos casos, con creces. Las aulas fueron edificadas, y nombrados los profesores. El Instituto de Capacitación (que había graduado en catorce años, de 1945 a 1958, a 15,620 maestros-alumnos) pudo, durante el sexenio, titular a 17,472. Y los preparó en condiciones superiores a las que habían prevalecido antes de 1959. Para formar a los nuevos maestros, ese erigieron en 1960 dos centros regionales de enseñanza normal: uno en Ciudad Guzmán, y en iguala el otro. Según el autor se escogieron esas ciudades porque gran parte de los muchachos que

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