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Entrada De Cortes En Acuzamil


Enviado por   •  14 de Marzo de 2014  •  1.317 Palabras (6 Páginas)  •  250 Visitas

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Entrada de Cortés en Acuzamil

Con este razonamiento puso Hernán Cortés en sus compañeros gran esperanza de cosas y admiración de su persona. Y tanta gana les entró de pasar con él a aquellas tierras apenas vistas, que les parecía ir, no a guerra, sino a victoria y presa cierta. Se alegró mucho Cortés de ver la gente tan contenta y deseosa de ir con él en aquella jornada; y así, entró luego en su nao capitana, y mandó que todos se embarcasen pronto; y como vio tiempo a propósito, se hizo a la vela, habiendo oído misa antes y rogado a Dios le guiase aquella mañana, que fue el 18 del mes de febrero del año 1519 de la natividad de Jesucristo, redentor del mundo. Estando en la mar, dio nombre a todos los capitanes y pilotos, como se acostumbra; el cual fue de San Pedro Apóstol, su abogado. Los avisó que siempre tuviesen puesta la mirada en la capitana en que él iba, porque llevaba en ella un gran farol para señal y guía del camino que tenían que hacer; el cual era casi de este a oeste desde la punta de San Antón, que es lo último de Cuba, para el cabo de Cotoche, que es la primera punta de Yucatán, donde habían de ir a parar derechos, para después seguir la tierra costa a costa entre norte y poniente. La primera noche que partió Hernán Cortés y que comenzó a atravesar el golfo que hay de Cuba a Yucatán, y que tendría poco más de sesenta leguas, se levantó nordeste con recio temporal; el cual desorientó su rumbo, y así se desparramaron desordenadamente los navíos y corrió cada uno por su lado como mejor pudo. Y por la instrucción que llevaban los pilotos de la vía que habían de hacer, navegaron, y fueron todos, salvo uno, a la isla de Acuzamil, aunque no fueron juntos ni a un tiempo. Las que más tardaron fueron la capitana y otra en la que iba por capitán Francisco de Morla, en la que, o por descuido o flojedad del timonel, o por la fuerza del agua mezclada con el viento, un golpe de mar se llevó el timón. Él, para dar a entender su necesidad, izó un farol desparramado. Cortés, cuando lo vio, arribó sobre él con la capitana; y vista la necesidad y peligro, amainó y esperó hasta ser de día, para animar a los del navío y para remediar la falta. Quiso Dios que cuando amaneciese, ya la mar abonanzaba, y no andaba tan brava como por la noche; y al ser de día buscaron el timón, que andaba alrededor de ellos entre las dos naves. El capitán Morla se echó al mar atado con una soga, y a nado cogió el timón, y lo subieron y colocaron en su lugar como había de estar; y después alzaron velas. Navegaron aquel día y otro sin llegar a tierra ni sin ver vela ninguna de la flota; mas luego al otro llegaron a la punta de las Mujeres, donde hallaron algunos navíos. Les mandó Cortés que le siguiesen, y él enderezó la proa de su nao capitana a buscar los navíos que le faltaban hacia donde el tiempo y viento los había podido echar; y así, fue a dar en Acuzamil. Halló allí los navíos que le faltaban, excepto uno, del cual no supieron en muchos días. Los de la isla tuvieron miedo; alzaron su hatillo y se metieron al monte. Cortés hizo salir a tierra, en un pueblo que estaba cerca de donde habían surgido, a unos cuantos españoles, los cuales fueron al lugar, que era de cantería y buenos edificios, y no hallaron a nadie en él; mas hallaron en algunas casas ropa de algodón y algunas joyas de oro. Entraron asimismo en una torre alta y de piedra, junto al mar, pensando que hallarían dentro hombres y hacienda; mas ella no tenía más que dioses de barro y canto. Cuando

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