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Escultura Grecoromana


Enviado por   •  27 de Octubre de 2014  •  1.533 Palabras (7 Páginas)  •  325 Visitas

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LA ESCULTURA EN EL ARTE GRIEGO

De las costumbres de los griegos nacieron ideas peculiares. El ser ideal fue para ellos no el espíritu pensante o el alma con delicada sensibilidad, sino el cuerpo desnudo, brote vigoroso nacido de buena raza, bien proporcionado, activo, diestro en todos los ejercicios. De tal concepto nació el arte estatuario, pudiendo determinarse todos los momentos de su floración. Por una parte, el atleta coronado una vez tenía derecho a que se levantase una estatua, y si era coronado tres veces, a una estatua icónica, es decir, una efigie que fuese su retrato. Por otra parte, si los dioses tienen cuerpos humanos más serenos y más bellos que los cuerpos mortales, natural era representarlos con estatuas, y para realizarlo no hay necesidad de forzar el dogma.

La efigie de mármol o de bronce no es una alegoría, sino una imagen exacta; no presta al dios músculos, huesos y toda una pesada envoltura de que carece, sino que representa la vestidura corpórea que le cubre y la forma viva que constituye su propia substancia. Para que aquella escultura sea un fiel retrato, basta que sea la más hermosa que imaginarse pueda y que reproduzca la serenidad inmortal que hace al dios muy superior al hombre.

Imaginemos que la estatua está en el taller, ¿Sabrá el escultor realizar lo que se propone? Fijémonos ante todo en su preparación. Los hombres de aquel tiempo observaban el cuerpo humano desnudo y en movimiento en el baño, en los gimnasios, en las danzas religiosas, en los juegos públicos.

Apreciaban con predilección las bellas formas y actitudes que denotaban el vigor, la salud, la actividad. Luchaban con incansable esfuerzo para conseguir esas formas y enseñar esas actitudes. No es, pues, asombroso que al fin llegasen a descubrir el modelo ideal del cuerpo humano que nosotros conocemos ahora porque lo hemos recibido de ellos. La forma de tales estatuas no sólo es perfecta sino que, como un ejemplo único, colma las aspiraciones del artista. Los griegos, que atribuían al cuerpo una dignidad peculiar, no han tenido, como los modernos, la pretensión de subordinar toda la figura a la cabeza. El pecho que respira con facilidad, el tronco que se apoya sólidamente sobre las caderas, la pierna fuerte y nerviosa capaz de lanzar el cuerpo entero con agilidad admirable son dignos de todo su interés. No estaban preocupados como nosotros con la anchura de la frente pensativa, con el irritado ceño, con el pliegue desdeñoso de los labios.

Así, pues, el arte central de Grecia es el estatuario, y todas las demás artes se relacionan con él, le acompañan o le imitan; ningún otro ha expresado con tal intensidad la vida nacional; ningún otro fue más cultivado ni mejor sentido por el pueblo.

Cuando más tarde Roma despojó el mundo griego, la enorme ciudad tuvo un pueblo de estatuas casi tan numeroso como su población real. Todavía hoy, después de tantas destrucciones y tantos siglos, se calculan en sesenta mil las estatuas descubiertas en Roma y en su campiña.

Jamás se ha vuelto a ver tan prodigiosa cantidad de flores y flores de tal perfección en un brote tan continuo, tan generoso, tan vario. Ya hemos hallado la explicación de este hecho al ahondar, una tras otra, en las distintas capas del terreno, y al advertir que los fundamentos del suelo humano, constituciones, costumbres, ideas, han contribuido directamente a producir esa floración.

LA ESCULTURA EN EL ARTE ROMANO

La escultura griega se caracterizó principalmente por la búsqueda de una belleza idealizada, y frente a ella, la escultura romana buscará como valor estético fundamental, el realismo. La escultura romana, va a estar influida notablemente por ámbitos culturales de etruscos y griegos. Los materiales de la escultura romana y las técnicas de la misma, presentan una marcada continuidad con la escultura griega: mármol y bronce, principalmente. Una característica de la escultura romana es la elevada presencia de autores griegos en ella.

Los temas principales de la escultura romana fueron el retrato, dominado por un marcado realismo, y el relieve conmemorativo o monumental.

El retrato es el género escultórico preferido en el mundo romano y fue cultivado bajo una gran variedad de formas: de cuerpo entero, sedente, busto e incluso apareció el retrato ecuestre. En la importancia adquirida por el retrato en Roma entraron en juego tres factores distintos: la tradición retratística etrusca de carácter realista, el retrato fisionómico griego del último helenismo y la costumbre romana de las imágenes o de las efigies de los antepasados. La originalidad del retrato romano radica justamente en su realismo: deseo de representar veraz y objetivamente la apariencia del retratado, con todos los accidentes e imperfecciones que marcan su rostro y que acusan el mundo interior del retratado. También adquiere un carácter público cuando se trata de un retrato oficial o de Estado.

El relieve fue otro

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