Estados Unidos Y América Latina Desde Los Setentas: El Narcotráfico Y Las Relaciones Internacionales
jlandin1219 de Septiembre de 2014
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La historia de las relaciones entre Estados Unidos y América Latina es larga, compleja y se ha caracterizado tanto por el fortalecimiento continuo de los lazos estrechos entre sus pueblos asi como las tensiones periódicas entre sus gobiernos. Paradójicamente, en los últimos quince años, mientras la presencia e influencia de los latinos en Estados Unidos ha incrementado notablemente, las relaciones interamericanas política y económicamente se han vuelto cada vez mas tensas y distantes. A la vez, aunque la complejidad de estas relaciones es el resultado de múltiples factures de diferente indole, es cada vez mayor la importancia que adquiere un elemento en particular: el narcotráfico. ¿Cómo ha sido el proceso de "latinización" de la sociedad estadounidense y cuál es su relación con la formulación de la política exterior de Estados Unidos frente a America Latina? ¿Qué papel juega el tema del narcotráfico en estas relaciones? ¿Cuáles son los efectos de todo esto sobre nuestras naciones latinoamericanas? ¿Qué efectos tendra sobre el proceso electoral en Estados Unidos?
Esta ponencia es una reflexión sobre varios aspectos que buscan ser un acercamiento inicial a estas complejas preguntas. Con tal propósito, este trabajo se ha dividido en tres partes, tres ensayos distintos: el primero acerca del proceso de "latinización" deestados Unidos y su relación con la política exterior frente a América Latina; el segundo, sobre las cortsecuencias de la droga y el narcotráfico en las relaciones interamericanas; y el tercero, sobre el narcotráfico y la campaña electoral en Estados Unidos. Finalmente, se harán unas conclusiones de los efectos de todo esto sobre nuestros países.
I. La "latinización" de USA
Aunque la cultura hispanoamericana estaba arraigada en el territorio que hoy es el Oeste estadounidense mucho antes de la llegada de los americanos angloparlantes en la primera mitad del siglo XIX, ha sido solo en los últimos años que los latinos han adquirido gran influencia social y política en algunas partes de Estados Unidos. Hoy, los 19 millones de ciudadanos norteamericanos de origen hispano, según el Censo Nacional1, constituyen la segunda minoría étnica más numerosa del país, que a su vez esta creciendo a un ritmo cinco veces más acelerado que la población general. Esto, en gran parte es la consecuencia del flujo continue de inmigracion ilegal -permanente o estacional- que según algunos expertes podría subir la cifra de la población hispana total a más de 25 millones. De esta manera, se estima que para el año 2000, los latinos desplazarán a los negros como la minoría más grande, cambiando radicalmente la composición y naturaleza cultural y política de Estados Unidos.
Diversidad y desunión
Sin embargo, la población latina en Estados Unidos todavia no ha adquirido la cohesión y la unidad necesarias para desarrollar plenamente su potencial social y político, como si lo han hecho otros grupos, como los negros y los judíos. Por un lado, hay que recordar la diversidad y heterogeneidad de la población latina en USA, así como sus disímiles razones por haber llegado a incorporarse a la nación norteamericana. El grupo más numeroso -cerca de 12 millones-es el de los chicanos, los norteamericanos de origen mexicano, que se pueden subdividir en dos grupos: los que son descendientes de los habitantes de los territorios mexicanos anexados por Estados Unidos hace siglo y medio, y los que han llegado como inmigrantes en las últimas cuatro décadas, en búsqueda de oportunidades de trabajo en su mayoría ilegalmente. De está manera, la población chicana, que está concentrada en los estados del sudoeste, particularmente California y Texas, cuenta con una larga y fuerte tradición cultural que ha permitido la consolidación de una identidad cultural méxico estadounidense, pero, a la vez, se ha convertido en mano de obra barata, explotada por el carácter ilegal de su origen y marginada de "mainstream America".
El segundo grupo en número-2.3 millo-nes2- es el de los puertorriquenos, que son un caso diferente. Si bien es cierto que así como los chicanos también llegan para buscar mejores condiciones de vida, provienen de un territorio de Estados Unidos, el "Estado Asociado Libre de Puerto Rido". De esta manera arriban legalmente a los centros urbanos estadounidenses, particularmente Nueva York, y por lo tanto su discriminación tiene rasgos distintos. Sin embargo, el nivel de marginamiento de los puertorriqueños en Estados Unidos es aún mayor que el de los chicanos y sus condiciones de vida está muy por debajo del promedio nacional.
El tercer grupo en tamaño - 1 millón- es la población de origen cubano. Así como la de los puertorriquenos, su llegada también fue legal pero por otra razón: la Revolución Cubana. Es asi que a diferencia de los otros grupos latinos, los cubanos en Estados Unidos constituyen, en gran medida, parte de las clases média y alla, y en el sur de Ia Florida se han convertido en el sector dominante política y económicamente.
De esta manera, las diferencias y particularidades de los 3 grupos más importantes del país han contribuido a la falta de union y cohesión de hispanos a nivel nacional. Esta situación se complica aún más sí se toma en cuenta que el resto de la población latina en USA -cerca de 4 millones- está compuesto por una mezcla bastante heterogenea proveniente de muchos países distintos, dentro de los cuales sobresalen: República Dominicana, Colombia y las naciones centroamericanas. Estos latinos, que en su mayoria también están ubicados en California, Texas, Nueva York y la Florida, son, en términos generales, los más recientes en llegar y, a la vez, el grupo con la mas alta tasa de crecimiento. Sus "colonias" se han consolidado dentro de las zonas de predominio hispano y cada vez adquieren mayor importancia en las comunidades latinas. Aunque un porcentaje significativo son integrantes de la élite latinoamericana -particularmente en el caso de los nicaraguenses- la inmensa mayoria son de las capas medias y bajas de la población, que entran ilegalmente buscando encontrar su versión propia del "American Dream". Así como sus hermanos chicanos, su mano de obra es remunerada bastante por debajo de la norma nacional.
El veto hispano
A pesar de todos estos factores adversos, la población latina en Estados Unidos ha empezado a consolidarse y a ejercer mayor poder social y político. Ya desde finales de la década de los sesenta, inspirados por el activismo pacifico de los negros y otros grupos, los chicanos en el sur de California, encabezados por César Chávez. se organizaron para exigir -y lograr- reivindicaciones laborales y de ahí nació una fuerte red de trabajo cívico y político. En los setentas, la presencia chicana en la política local aumentó significativamente en los estados del sudoeste. Así mismo, en el sur de la Florida, los cubanos y los otros latinos se apoderaron de las maquinarias políticas. Aunque su medio millón de votos sólo representa el 10% de la votación total del Estado, su participación es la más activa de todo el país (mientras la abstención fue de 47% a nivel nacional en 1984, fue menos de 10% para los cubanos3), dándoles gran poder político. De hecho, dos importantes representantes a la Cámara de Representantes en Washington, Claude Pepper y Dante Fascell, deben sus puestos en gran parte a la votación latina. Finalmente, en los ultimos años, los puertorriqueños en Nueva York se empezaron a movilizar politicamente, gracias en gran parte al proselitismo de Jesse Jackson y su Alianza del Arco-Iris.
De esta manera, el actual proceso electoral ha sido muestra clara de que el "veto hispano" ha empezado a madurar como factor crucial, con repercusiones a nivel nacional. Si se toma en cuenta que la votación latina es un elemento determinante en por lo menos ocho estados (California, Nueva York, Texas, Florida, New Jersey, Arizona, Colorado y Nuevo Mexico), que en su conjunto tienen 169 votos electorales, es decir el 62.5% de los 270 que se necesitan para ser elegido presidente, se empieza a entender por qué las campañas de ambos partidos se han concentrado de una manera muy abierta en el intente de captar la votacion de la población hispana. A la vez, las diferencias entre los distintos grupos latinos se han reflejado en su comportamiento electoral. Mientras la gran mayoría de los chicanos, los puertorriqueños y otros latinos están en las filas del Partido Demócrata y tendieron a votar por Dukakis y Jackson en las elecciones primarias, los cubanos, así como otros sectores latinos fuertemente anticomunistas, son miembros activos del Partido Republicano y partidarios de Bush.
Pero, indudablemente' han sido los demócratas, y concretamente Dukakis, los que han cultivado más eficientemente el voto latino. Tanto el candidate presidencial como el vice-presidencial, Bentson, hablan español; por primera vez en la historia de una convención nacional, el candidato incluyó unas frases en castellano en su discurso de aceptación. Bush, por su lado, queriendo no quedarse atrás, ha prometido nombrar un hispano dentro de su eventual gabinete presidencial. Dukakis, sin embargo, no se dejó; el día siguiente y al mismo público, afirmó que mientras Bush se comprometía a crear oportunidades por sólo un hispano, él lo hacía por veinte millones de hispanos. Este duelo por el voto hispano demuestra la fuerza política que ha adquirido en el debate electoral. Y es aún mayor la fuerza que se puede adquirir con una mayor participación; de hecho, con excepción de los cubanos, los hispanos votan en menos proporción que el nivel nacional. A pesar de los avances recientes, la presencia política
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