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Formas políticas y formación del Estado


Enviado por   •  12 de Enero de 2015  •  Trabajos  •  6.766 Palabras (28 Páginas)  •  214 Visitas

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Formas políticas y formación del Estado

En sus diez siglos de duración, el medioevo experimentó diversas formas políticas: los Imperios Carolingio y Romano Germánico; las ciudades-Estado, denominadas también repúblicas (Venecia y Florencia entre otras); las ciudades libres e imperiales y las uniones de ciudades (cantones suizos y Provincias Unidas holandesas). El imperio, con sus pretensiones de monarquía universal, fue el intento de revivir el esplendor del antiguo Imperio Romano fusionándolo con las pretensiones ecuménicas (mundiales) del cristianismo, que culminó con una división de hecho del feudalismo en dos polos de poder: el emperador, por un lado, y por el otro, el Papa y las crisis recurrentes de la doctrina católica, que finalizó en el cisma protestante. Finalmente, las monarquías feudales fueron la base real del sistema feudal y señorial y en su evolución marcarían la base del Estado moderno, cuya evolución fue de las monarquías dinásticas, autoritarias a las monarquías absolutas. Entre los siglos XV y XVIII, las formas políticas fueron la fusión de dos mentalidades: la feudal y la burguesa.

La combinación mencionada entre lo feudal y lo burgués es notoria en las monarquías absolutas, el llamado despotismo ilustrado, el parlamentarismo inglés y las primeras revoluciones burguesas de los Países Bajos e Inglaterra. Asimismo, tal es el carácter del sistema económico mercantilista y de las nuevas teorías del Estado. En este módulo podrás conocer a grandes rasgos la evolución política de los siglos III al XVIII, poco antes del inicio de las revoluciones burguesas

Las características del sistema político feudal

El sistema político feudal tuvo una etapa de incubación que transcurrió entre los siglos III y V d. C. Durante este periodo encontramos una lenta descomposición del Imperio Romano en sus aspectos territoriales: la militarización de sus fronteras obligó a aumentar impuestos y a la leva, permitiendo la entrada de pueblos de origen germánico para lograr tal fin.

En esta situación el antiguo poder político de Roma como imperio se destruyó. Las ciudades fueron atacadas por distintos invasores, a los cuales los romanos llamaron bárbaros, por no hablar latín. Esta situación de inseguridad llevó a una migración de las ciudades al campo.

Las fincas rurales de los patricios se convirtieron en un foco de atracción para los ciudadanos desplazados. El patricio ofrecía entonces protección, y a cambio de ella, solicitaba el trabajo necesario para que la tierra produjera. Esta situación, repetida en innumerables ocasiones en toda la extensión del Imperio, permitió que las ciudades perdieran importancia y al ocurrir esto, el sistema político imperial romano dejó de ser eficiente, y por lo tanto, se destruyó. Esto ocurrió entre los siglos III y V de nuestra era.

Otro factor importante fue el desarrollo del cristianismo. El emperador Constantino (274-337), mediante el Edicto de Milán, decretó la libertad religiosa y dejó al cristianismo como una religión legal al igual que la antigua religión romana.

Los germanos, pueblos que vivían en los límites nororientales del Imperio invadieron las tierras de Roma por varias razones: el acercamiento que habían tenido a la forma de vida de los romanos, que los incorporaron a sus ejércitos y les hicieron conocer los puntos débiles de la organización imperial. Asimismo, la invasión de los hunos que los presionaron durante el siglo IV, por lo que los primeros en atravesar las fronteras del Imperio Romano fueron los visigodos (376 d.C.). Posteriormente, ya rotas las fronteras romanas y caído el imperio, los germanos formaron reinos independientes (ostrogodos y lombardos en Italia, francos y burgundios en Francia, vándalos en el sur de España y norte de África y anglos, sajones y jutos en Inglaterra).

Los aportes de los diferentes pueblos bárbaros con tradiciones políticas propias implicaron una modificación total del Imperio en decadencia. Estos pueblos tenían una organización social y política con base en un jefe tanto de combate como de clan, el cual no podía ser considerado de ninguna forma un emperador. Al entrar en contacto con el imperio, estos jefes de clan se asentaron. La movilidad con la cual llegaron a Europa disminuyó y entonces se organizaron en unidades autosuficientes de producción y consumo, los cuales se llamaron feudos y se sobrepusieron a las fincas rurales romanas.

El feudalismo

Entre los siglos V y VII se desarrolló el feudalismo, el cual tenía como una característica principal que no existía un Estado ni una nación. Los feudos, como unidades autónomas y autosuficientes, surgieron alrededor de la posesión de la tierra por parte del señor, quien fundó su derecho a ella, tanto en las costumbres germanas como en los restos jurídicos del Imperio Romano. El poder se estableció a través de una serie de relaciones que implicaban, de parte del propietario de la tierra, la protección de las familias de campesinos, quienes a cambio ofrecieron fidelidad y trabajo. Este grupo social fue conocido como el de los siervos.

Entre los señores existieron otro tipo de vínculos, conocidos como vasallaje, que implicaba que un señor otorgaba tierras a cambio de auxilio en caso de inseguridad, pero sobre todo, se trataba de relaciones de sumisión, de acatamiento del inferior respecto al superior inmediato y mediato. Este sistema permitió establecer alianzas entre ellos y al señor con más alianzas se conoce como rey. El máximo desarrollo del sistema político feudal se produjo entre los siglos X y XIII. En cada región, el feudo se transformó en una estructura de poder territorial bajo la administración firme de un señor feudal que, aunque conservaba una relación feudo-vasallática (ceremonia de homenaje y juramento de fidelidad) con el rey u otro señor importante, en ocasiones impugnaba su jurisdicción (poder en ese territorio) e incluso la desafiaba, sobre todo si poseía una mayor riqueza. A los reinos surgidos en este periodo (siglos III y X) se conocen como reinos germánicos y el modelo principal por recordar fue el de Carlomagno (768-814).

El feudalismo del cual hablamos no se desarrolló firmemente hasta un periodo posterior al siglo XI y permitió la integración de numerosas unidades políticas territoriales autónomas, las cuales buscaron su cohesión a través de la cesión de parte de sus derechos en función de un nuevo tipo de gobierno. Algunos factores que contribuyeron a este modelo son

La inseguridad que avivaron las expansiones musulmana, normanda y eslava de los siglos VIII al IX.

La incapacidad

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