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Froebel


Enviado por   •  25 de Mayo de 2015  •  Síntesis  •  2.336 Palabras (10 Páginas)  •  172 Visitas

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Este ideal de la vida que los cristianos hallamos en Jesús y que l la humanidad reconoce por el solo modelo de su vida implica en sí mismo el conocimiento claro y perfecto de la vida eterna principio origen y fin de la existencia del hombre; así pues el ideal eterno exige que cada hombre presente a su vez una imagen de este modelo eterno.

Conviene que el hombre se convierta de este modo en un modelo para los demás y que cada hombre se manifieste según la ley eterna con toda libertad conciencia y espontaneidad. Bien que para toda educación el ideal o tipo divino es el único modelo adoptable no por eso la elección del modo o de la manifestación externa de la educación deja de estar sometida a la apreciación individual de los padres o de los maestros.

Nuestra propia experiencia nos enseña que a veces es te ideal eterno parece al hombre como que exigiera demasiado de su debilidad y se le antoja por demás severo e inflexible. El espíritu humano debe empero proponerse este idea la un que sin sujetarse en el detalle o en la aplicación a esta o a la otra forma individual convencional e impuesta.

En toda buena educación en toda enseñanza verdadera la libertad y la espontaneidad deben ser necesariamente aseguradas al niño al discípulo. La coacción y la aversión apartarían de él la libertad y el amor. Allí donde el odio atrae el odio y la severidad al fraude donde la opresión da el ser ala servidumbre y la necesidad produce la domesticidad; allí donde la dureza engendra la obstinación y el engaño la acción de la educación o de la enseñanza es nula.

Para evitar este escollo urge que los educadores y los institutores obren dela manera que hemos indicado; esto es eligiendo el modo de educación o de enseñanza propio a la naturaleza de cada individuo sin dejar por esto de respetar la ley eterna en toda su integridad.

Que los preceptores y los institutores no pierdan de vista el doble deber a que están obligados en el ejercicio de sus funciones; precisa que siempre y aun tiempo sepárense adelanten y sigan; precisa que obren

y dejen obrar que escojan un objetivo o abandonen al niño el cuidado de elegir uno; que sean a la vez firmes y flexibles.

Desde remota época está reconocido que la experiencia, y principal y directamente la experiencia personal, es lo que hace que el hombre adquiera conocimientos y determine su conducta. Hasta hace muy poco tiempo, sin embargo, este hecho no se ha reconocido en las escuelas sino por lo que se refiere al desarrollo intelectual, que ahora se considera fundado en gran parte en el contacto personal directo con las cosas y los sucesos de la vida.

En lo relativo a ciertas operaciones intelectuales, o sea con respecto a la expresión de las ideas, las escuelas se contentan todavía con el uso de las palabras, prescindiendo del valor de las cosas; reconocen seguramente, que el entendimiento debe gratitud a la influencia refleja que viene de los esfuerzos para dar expresión verbal a los conocimientos, pero desatienden la expresión plástica de las ideas mediante las manos, que tiene con las fórmulas verbales la misma relación que las cosas tienen con los símbolos en la impresión.

Este desconocimiento de la cadena jamás interrumpida que en laza íntimamente todos los grados de la vida proviene siempre de la negligencia del hombre que no examina interroga y observa su vida desde su origen. Sin saberlo pone su camino dentro de estrechos límites o acumula a su paso dificultades u obstáculos siempre más fáciles de advertir que de evitar.

Sólo a una rara fuerza de organización interior le es dado vencer los obstáculos creados a la vida por aquellos que tejen la trama de la existencia: victoria tal no puede deberse más que a un esfuerzo violento y con frecuencia no se obtiene sino a costa de perturbaciones heridas en el desarrollo de alguna facultad o aptitud del hombre.

Muchas desgracias muchos escollos se evitarían si los padres considerasen el hijo con relación a todos los diversos grados de desarrollo que éste está llamado a recorrer sin hacerle pasar por alto ni desdeñar uno solo; si tuviesen los padres en cuenta que el completo desarrollo de grado sucesivo se halla basado sobre el completo desarrollo de cada uno delos grados precedentes. Y sin embargo ¡cuántos padres no toman en cuenta la importancia de esta observación! Para ello se niño no es más que el niño; el adolescente no es más que el adolescente; en el uno olvidan a la criatura en el otro al niño; no piensan que el niño es niño y el adolescente por causa de haber alcanzado la edad del segundo grado de la infancia o de la adolescencia que por haber recorrido ya el primero o el segundo grado de la vida. No consideran que el hombre es menos hombre por el hecho de haber alcanzado la edad en que uno es hombre que por haber recorrido uno tras otro los grados de criatura de niño de adolescente y de joven llenando fielmente las exigencias de los grados de la infancia de la adolescencia y de la juventud.

Fröebel proponía que se dedicara la mañana a la instrucción en los asuntos corrientes del estudio escolar, y la tarde al trabajo en el campo, en el jardín, en el bosque, o alguna vez dentro del establecimiento.

Su lista de ocupaciones comprendía la preparación de la leña para la cocina y el horno; la construcción de utensilios de cocina sencillos y de madera; el trenzar pleitas para hacer esterillas con que cubrir las mesas y los suelos; la encuadernación de libros y el rayado de pizarras y papel pautado; el formar varias colecciones de objetos naturales y artificiales, y construir cajas a propósito para esos objetos; el cuidado del jardín, de la huerta y sembrados; el hacer tejidos ordinarios de paja, y también cestos el cuidar de las plantas, gallinas, patos, etc.;

La preparación de figuras artísticas y geométricas de papel, doblando éste, cortándolo, taladrándolo, tejiéndolo, entrelazándolo, cte.; el uso del cartón para hacer estrellas, ruedas, casas, servilleteros, cestillos, pantallas, etc.; los juegos con palillos, tablitas y cuentas o guisantes; la construcción de barquitos, molinos de viento, ruedas, etc.; el hacer cadenas y canastillos de alambre flexible; el modelado en barro; el dibujo y la pintura, y otras muchas cosas.

Por otra parte, cuando el niño se esfuerza por imitar las palabras que oye, y dice, por ejemplo, aba por agua, meno por bueno, chucho por sucio, etc., la única manera de corregirle consiste en hacerle oír con toda claridad las palabras bien pronunciadas.

De esto se tiene que cuidar mucho, porque cuando un niño habla o pronuncia con peculiar incorrección, suele ser debido enteramente a imperfecciones del oído o de los órganos vocales; y el único remedio que contra eso pueden emplear las personas que rodean al niño,

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