GENERALIDADES DE LA HISTORIA
ramonos1729 de Octubre de 2014
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Hechos más importantes de la resistencia indígena
La llegada del conquistador español a Venezuela se produjo en el año de 1498, a partir de ese momento comenzaría un largo periodo de abusos en contra de nuestra población indígena la cual consistió en un principio en su esclavización y posteriormente adoctrinamiento y paulatina expulsión de sus territorios originales. Sin embargo es muy conocido que para el conquistador español no resulto nada fácil vencer la voluntad y la rebeldía de nuestros indígenas. A todo lo largo de los siglos XVI, XVII, XVIII y XIX fueron incontables los casos en los cuales se presentaron enfrentamientos directos entre ambos bandos, en muchas oportunidades nuestros indígenas no cedieron tan fácilmente sus tierras, muchos españoles murieron a consecuencia de Los enfrentamientos y varios asentamientos fueron destruidos. La resistencia al invasor español en todo el territorio de Venezuela fue una realidad que ha sido muy poco tratada por los investigadores de nuestra historia a pesar de la referencia hecha por la mayoría de los Cronistas que escribieron sobre la conquista y colonización. En muy conocida la resistencia que presentaron los Caribes, Guaiqueri y Cumanagotos en el oriente y centro de Venezuela; las dificultades y la maldad que aplicaron los conquistadores Welser en el occidente de Venezuela para acabar con la resistencia indígena, y el ejemplo más claro y referenciado lo podemos encontrar en la encarnizada resistencia y lucha que se presentó a mitad del siglo XVI en todo el territorio de lo que hoy es conocido como la Gran Caracas. Las diferentes tribus que poblaban toda esa extensa región como los Toromaymas, Guarenas, Caracas, Mariches, Tarmas, Teques y Tomuzas mantuvieron a raya a los españoles hasta muy entrado el siglo XVI, destruyendo cualquier tipo de asentamiento. Sin embargo la codicia del español ante el descubrimiento de oro en la región de los indios Teques fue el motivo que generó la más intensa y épica lucha presentada en Venezuela. Durante más de diez años a los españoles se les hizo difícil vencer la resistencia de nuestro nativos, dos intentos de fundación de una ciudad fracasaron, solo bajo la utilización de soldados profesionales y un mejor armamento, se concretó su definitiva derrota. Las diversas tribus que habitaban la región llegaron incluso unirse en función de la lucha planteada, en una reunión de sus máximos dirigentes le entregaron la dirección de la guerra a un Cacique de la tribu de los Teques de nombre Guaicaipuro la cual dirigió valientemente hasta el momento de su muerte. Con este hecho se demostró el alto grado de compromiso y defensa de su modo de vida que alcanzaron nuestros indígenas en la colonia, y solo pudieron doblegar su voluntad a través del uso de una mejor tecnología de guerra y la utilización de soldados profesionales.
Batalla de maracapana
La Batalla de Maracapana (1567 ó 1568) fue un importante encuentro bélico entre los conquistadores españoles y sus aliados indígenas, y la coalición de tribus Caribes liderada por Guaicaipuro y comandada por el cacique Tiuna, terminando como una derrota decisiva del poder Caribe en el valle de Caracas que por siete años había mantenido a raya los intentos de colonización de los españoles en la región. En 1568, mientras Diego de Losada se hallaba acampando en la recién fundada villa de Santiago de León de Caracas, Guaicaipuro desplegaba gran actividad para convencer a los demás caciques a fin de que, con la mayor cantidad de tropas, concurriesen a la sabana de Maracapana (sitio de las Maracas), una llanura cerca de la laguna de Catia, con galerías de palmeras y totumales, árboles muy valiosos para las etnias aborígenes de donde sacaban totumas para maracas, en las inmediaciones de lo que hoy es el Parque del Oeste y Plaza Sucre de la ciudad de Caracas, desde donde lanzaría un ataque general contra el conquistador y lograr una victoria definitiva, quizá aprovechando el factor sorpresa. Llegado el día, los ejércitos caribes se reunieron en el área indicada. Eran en total 16 caciques, procedentes de la costa y serranías intermedias. Muchos de los caciques no se presentaron debido al mal tiempo y falta de coordinación. Tiuna reunió 4.000 guerreros con los que marcho hasta el campo de batalla donde se encontró con los jefes Guaicamacuto y Aricabuto, poco después se les unieron Naiguatá, Uripatá, Anarigua, Mamacuri, Querequemare, Prepocunate, Araguaire y Guarauguta con siete mil guerreros; en representación de los mariches llegaron con 3.000 hombres al mando de Aricabuto y Aramaipuro.
Mientras Guacaipuro, conducía una columna de teques y tarmas, cerca de 2.000 hombres; ignorante Losada de los aprestos del cacique, había enviado una partida al mando de Pedro Alonso Galeas a tierras de los tarmas, en busca de bastimentos, y durante la ejecución de esta operación los españoles toparon la gente de Guacaipuro; sin empeñar un combate formal, el jefe español decidió distraer la columna contraria mediante repetidas acometidas; así la mantuvo hasta que entrada la noche, debido al mal tiempo y a la distracción española, los indígenas se retiraron. Entre tanto, las tropas indígenas reunidas en Maracapana, al ver que pasado el mediodía no llegaba Guacaipuro, que comandaría las acciones como el Guapotori o líder principal de la confederación, empezaron a retirarse y las que aún no habían llegado decidieron no presentarse. Quedaron entre 10.000 y 14.000 hombres, quienes al mando de Tiuna avanzaron hacia la ciudad, armados sólo con lanzas, macanas y flechas.
Losada, ahora con conocimiento de esta ofensiva, marchó hacia la zona con sus aliados indígenas o yanaconas (indios auxiliares, término que los españoles tomaron de los Incas usado como sinónimo de siervo, en este caso traídos probablemente desde El Tocuyo), teniendo ahora una ventaja numérica, y cargó contra los guerreros caribes, a quienes puso en retirada después de un sangriento combate, que resultó en un desastre para los Caribes con altísimas perdidas. Sólo Tiuna y sus hombres quedaron en el campo de batalla. Tiuna, quien al parecer fue el último en caer, con una media espada enastada en el palo de guaica, con repetidas voces desafiaba a Losada; un oficial llamado Francisco Maldonado, con su lanza arremetió contra Tiuna; pero el indio, esquivando el golpe, le dio una estocada con la cual le atravesó un muslo y lo derribó del caballo, sin dar tiempo a que se incorporase, le propinó otra lanzada en un brazo; en socorro del herido intervinieron 3 castellanos, y haciéndoles cara, Tiuna hirió a 2 de ellos, y cuando atacó al tercero, fue muerto por una flecha en la espalda, disparada por un indígena al servicio de los españoles.
Tácticas utilizadas por los indígenas
El armamento y las tácticas utilizadas por la hueste indiana debemos decir que la superioridad respecto a los indígenas era incontestable. Aunque la indiada contaba con algunas ventajas como su superioridad numérica y el conocimiento del terreno.
De todas las armas utilizadas por los castellanos, la espada era sin duda la más destacable. Ni la pólvora, ni siquiera el caballo, tuvieron tanta importancia como las espadas españolas, las mejores del mundo conocido. Los indígenas utilizaban garrotes con filos de obsidiana, que tan solo podían tajar, y además por un periodo de tiempo muy corto, pues el filo se gastaba enseguida. El acero toledano por contra era mucho más ligero, flexible y resistente, y podía tanto tajar como trinchar al enemigo sin sufrir aparente desgaste. La espada es sin embargo solo uno de los muchos factores que daban al español una indiscutible superioridad en el cuerpo a cuerpo, habría que hablar también de los elementos defensivos, entre los que cabría citar toda una variada indumentaria compuesta por cotas, morriones, celadas, corazas, cascos, petos, coseletes, espaldares, o rodelas, por citar algunos. Lo que ocurre es que este tipo de elementos defensivos eran utilizados en batalla, en campo abierto, más el soldado castellano no dormía con ellos ni caminaba por las selvas o por los infinitos desiertos cubierto de hierro, y es precisamente ahí donde el indio se movía en su elemento. Prefiriendo el bosque al campo abierto, y buscando la oscuridad y la sorpresa, para sorprender desprevenido al español. Era por tanto en esta guerra de guerrillas en donde se equiparaban las fuerzas, y en donde al español no le servían sus largas picas, que si bien con ellas los tercios se estaban haciendo señores de Europa, su diseño exclusivo para batallas campales las hacía inútiles frente a las emboscadas nocturnas y los dardos envenenados. Destaca entonces la utilidad del perro, que los españoles convirtieron en un arma mortífera, muy útil para descubrir ataques por sorpresa y para localizar y perseguir la indiada en la noche si hacía falta, siendo capaz de despedazar a un indio en cuestión de segundos.
Si hablamos de animales, no obstante, el caballo sin duda es el rey. Si el perro provocaba absoluto pavor en los indígenas, el caballo será casi reverenciado por ellos como un dios de la guerra, letal, fiero y despiadado. El caballo español, de ascendencia árabe, era de los mejores del mundo. Así, en perfecta formación, podían atropellar y lancear a los guerreros enemigos sin ninguna dificultad. Tanto predicamento tendrá este animal en América, que enseguida el indio aprendió a dominarlo, llegando a ser tan buen jinete como los europeos.
Las ballestas, si hablamos de armas a distancia, tenían mucha mayor capacidad de penetración que las flechas o piedras lanzadas por los indios. Eran fáciles de reparar y además se podían construir nuevas saetas fácilmente con la materia prima que encontraron en América, aparte de que no se necesitaba de
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