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GUILLERMO MERCADO BARROSO Y AUGUSTO CHÁVEZ BEDOYA PROMOTORES DE LA FUNDACIÒN DEL PARTIDO COMUNISTA DE AREQUIPA


Enviado por   •  3 de Marzo de 2014  •  1.315 Palabras (6 Páginas)  •  903 Visitas

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Considerado como el verdadero fundador del Partido Comunista y del Movimiento Sindical en Arequipa, Augusto Chávez Bedoya fue el artífice de todas las tentativas que hubo en esta ciudad por constituir un partido marxista. Fue él, el primero en procurar organizar a los trabajadores en sindicatos, a los artesanos en gremios, a las mujeres en asociaciones y a los jóvenes en clubes; pero, sobre todo, hizo todo lo que estuvo a su alcance para darles un partido político, organizado, con disciplina e ideología revolucionarias, basado en el leninismo.

Chávez Bedoya, hasta su muerte, le dio a la cuestión partidaria un manejo prusiano, por el orden y la disciplina que les impuso. Aunque escogió el seudónimo de Alfredo para los asuntos internos del partido, todos le llamábamos “Don Augusto” y no camarada Alfredo como quería. Él trataba a todos de usted, salvo a Augusto Salazar a quien llamaba “Pato”. Era muy considerado entre nuestra burguesía provinciana y su sola presencia inspiraba respeto.

Por los años 20-30 el tenía muy clara su militancia comunista y su filiación marxista-leninista estaba a toda prueba. Ambas cualidades fueron adquiridas en el destierro, mucho antes de la fundación oficial en el Perú de un partido con esas características.

Augusto Chávez Bedoya nació en Arequipa “con el siglo, con tranvía y vino tinto”. Desde 1927 venía difundiendo, en determinados círculos de la Ciudad Blanca, la obra de José Carlos Mariátegui, habiéndose vinculado para ello con Armando Rivera Bodero, lo mismo que con Guillermo Mercado y los hermanos Manuel y Jacinto Liendo. Rivera era director de una Escuela Primaria y propietario de la librería Leer. Ellos fueron los grandes promotores de la formación del Partido Comunista en Arequipa, tarea en la que también participaron, entre otros, José Domingo Montesinos, Ricardo del Carpio Rosado y Herman Ugarte Chamorro.

Chávez Bedoya y José Domingo Montesinos, pertenecieron a familias "aristocráticas" burguesas y terratenientes, antiguas y acomodadas. A esta clase social también pertenecieron las familias de Jorge del Prado y de Ugarte Chamorro. Dada su posición económica, ellos pudieron tener acceso a literatura marxista por eso, tempranamente, conocieron los escritos de Marx y Lenin y se dedicaron a difundirlos, hecho que les causó más de una contrariedad y amargura por las detenciones y destierros que sufrieron por este motivo.

A mediados de 1927, Chávez Bedoya viajó a Bolivia a lomo de mula, perseguido por la policía de Leguía. En La Paz contactó con Manuel Cerpa, un desterrado arequipeño, responsable de la célula aprista de Bolivia y lo convenció para que abandonara el partido de Haya de la Torre y participara de las reuniones de la fracción boliviana del partido marxista que Mariátegui estaba estructurando en Lima. Y así fue. Cerpa deja la célula aprista junto con buena parte de sus compañeros y con Chávez Bedoya organizaron un círculo de estudios marxistas en La Paz, el que dirige hasta que fue expulsado del país altiplánico "por actividades antibolivianas". Se dirige a Santiago de Chile donde tomó contacto con el Buró Sudamericano de la III Internacional, milita en el partido comunista chileno trabajando con Elías Lafferte y Luis Emilio Recabarren hasta fines de 1928.

El año 28 el Komintern considera necesario su regreso al Perú. El PC chileno traslada al c. Alfredo de Santiago a la ocupada provincia de Arica y de allí a Tacna como si se tratara de un “patriota” mapochino decidido a participar en la “chilenización” de Tacna y Arica, las provincias peruanas ocupadas, donde debía realizarse un plebiscito para determinar a que país querían pertenecer los habitantes de esos territorios. Descubierto el ardid, en noviembre de 1928, las autoridades chilenas de Tacna lo expulsaron a Moquegua, ingresando luego a Arequipa con el aura de perseguido por el régimen chileno por su condición de peruano. En estas circunstancias llega a Arequipa circulando en corrillos políticos que se trataba de un comisario del Komintern en el Perú.

De vuelta a su ciudad natal, con remozadas ideas acerca de la organización leninista, producto de su militancia partidaria en Chile, persuade a su hermano Antonio de la necesidad

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