Gran guerra

El mundo colapsó cuando en 1914 se dio inicio a uno de lo mayores conflitos de la humanidad, que años más tarde lo conoceríamos con el nombre de la Primera guerra mundial o la Gran guerra, sus alcances son mayores cuando se toma en cuenta que el conflicto estuvo acompañado de problemas tanto previos como posteriores. El fin de un modo de pensamiento se marcaba por la desilusión y pesimismo de la época, figuras tan representativas como Nietzsche apuntaban la muerte de un Dios como ideal de la paz y espiritualidad del ser humano. El ruido de afuera no le daba tregua a aquellos que deseaban refugiarse en la esencia de adentro; escritores, poetas, dramaturgos, pintores y músicos sintieron la gran sacudida reflejándolo en su arte, el hastío se había apoderado de ellos.

Justo estos fueron los años que le tocaron vivir a Thomas Stearns Eliot (T.S. Eliot) poeta, dramaturgo y crítico literario anglo-estadounidense a quien sus amigos lo señalarían como un agudo lector y un gran poeta. Marcó una de las principales cumbres de la poesía inglesa, pero no sin tener una dura cuota en su vida personal, desencanto que influirá en su obra artística, estudiada más adelante. Durante sus inicios, T.S. Eliot se dedicó a diversos oficios que no lo llenaban emocionalmente, entre ellos estuvo la docencia y trabajó de igual manera en un banco como en una editorial, sin embargo, su verdadera vocación siempre estuvo marcada por la literatura, cuando en Harvard procuraba ayudar en la revista de la universidad, interesándose principalmente en los poetas simbolistas –una de sus más importantes influencias artísticas-, los que relacionaría con la filosófia de F.H Bradley: mundo de apariencias en el que el ser humano no sabe a cuál realidad ajustarse.

También fue en Harvard donde conoció a Bertrand Russell y a partir de ese momento trabaría una importante amistad con él, uno de los pocos amigos que lo acompañaría en la dolorosa etapa que fue su matrimonio con Vivian Haigh-Wood. La vida de T. S. Eliot estuvo llena de gran éxito como escritor, una bien aceptada personalidad pero diversos ideales destruidos, los cuales no le fueron fáciles de asimilar llevándolo en diversas ocasiones a males nerviosos de los que nunca escapó del todo. Su obras literarias eran el vivo espejo de sus estados de ánimo, mezclándose la melacólia del pesimismo con la fuerza esperanzadora de quien desea que algo llegue pero no está seguro del resultado, por ello uno de sus principales temas fue la fe, esa fe que choca con la implacable realidad y que se niega a morir en los abismos de la vida humana.

A pesar de que la elección de sus temas estuvo en gran medida determinada por sus vivencias personales, como escritor, Eliot tuvo influencias externas que lo llevaron a elegir el camino artístico que marcaba la época. En 1910 Eliot decide irse un tiempo a enriquecer sus estudios en París, se comienza a relacionar en el mundo literario,

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