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Guerra De España


Enviado por   •  24 de Febrero de 2014  •  2.964 Palabras (12 Páginas)  •  173 Visitas

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GUERRA DE ESPAÑA

El 18 de julio de 1936 los militares más conservadores del Ejército español se levantaron en armas contra la República. Este acto significaba el fin del experimento democrático realizado en España desde abril de 1931. La caída de la Dictadura del general Miguel Primo de Rivera y el descrédito de la Monarquía habían posibilitado la proclamación de la II República Española como panacea que pretendía sacar al país de su histórico atraso. Sin embargo, los años que van desde 1931 a 1936 se convirtieron en fiel reflejo de las contradicciones de la sociedad española. De un lado muchos pedían un cambio social y económico profundo que acabara definitivamente con el poder oligárquico en España. Del otro, ese mismo poder, apoyado por el Ejército y la Iglesia, luchaba por defender su posición privilegiada. Las elecciones de febrero de 1936 sólo sirvieron para dividir aún más a los españoles y tras el triunfo del Frente Popular la oligarquía ya solo tuvo fe en una acción salvadora del Ejército que librara a España de la anarquía y la revolución. Se daba paso así a la Guerra Civil Española.

Guerra Civil Española

La Guerra Civil Española (17 de julio 1936- 1 de abril 1939), también llamada, según los bandos beligerantes, alzamiento nacional o rebelión fascista fue una sublevación militar, apoyada por elementos conservadores del país, contra el gobierno legalmente constituido de la II República de España.

Origen

Esta sangrienta guerra civil dio comienzo al no conseguir el levantamiento inicial hacerse con el control de todo el país, aunque la causa primaria hay que buscarla en la marcada polarización de la vida y la política españolas que se había llevado a cabo en las décadas precedentes.

Políticamente las diferencias ideológicas y socioeconómicas encontraron a menudo una extrema y vehemente expresión en partidos tales como Falange Española, de orientación fascista y la militante ala izquierda anarquista, llegando a ser los asesinatos y otros actos de violencia cosa común.

Entre estos dos extremos, de derecha a izquierda, el espectro político estaba cubierto por partidos y grupos monárquicos, conservadores, liberales, socialistas e incluso un pequeño movimiento Comunista dividido entre seguidores del líder Joseph Stalin y su gran rival León Trotsky.

Por otra parte tenemos, y este fue uno de los principales motivos que los sublevados adujeron en su momento para justificar la sublevación, el anticlericalismo del régimen republicano hacia la Iglesia Católica, a la cual se censuraba su apego a la monarquía y a la que, por muchos, se hacía responsable de los males que tenía el país. Es por ello que se quemaron iglesias, conventos y otros edificios religiosos, sin que se produjera una acción decidida por parte de las autoridades republicanas para impedirlo.

Asimismo, y en virtud de los artículos 24 y 26 de la Constitución se suprimió la enseñanza religiosa y se prohibió la Compañía de Jesús, lo que causó hondo malestar en los sectores más derechistas.

En 1934, durante el bienio en que gobernaron los radicales en coalición con la CEDA, hubo huelgas generales en Valencia y Zaragoza, luchas en Madrid y Barcelona y un levantamiento minero en Asturias, que fue reprimido enérgicamente por tropas mandadas por el general López Ochoa y legionarios mandados por el teniente coronel Yagüe bajo la dirección desde el ministerio de la Guerra, cuyo ministro era Diego Hidalgo, del general Franco. En este periodo se trató por todos los medios de anular las conquistas sociales conseguidas en los años anteriores, especialmente se dió marcha atras en la reforma agraria.

En 1936, tras una sucesión de crisis gubernamentales, las elecciones celebradas el 16 de febrero llevaron al poder al gobierno del Frente Popular, apoyado por la mayor parte de los partidos de la izquierda, con la oposición de los partidos de la derecha y lo que quedó del centro.

Desarrollo

En estas circunstancias, un levantamiento cuidadosamente planeado por los generales José Sanjurjo, que debería haber sido el futuro Jefe de Estado, pero que murió en accidente de aviación al trasladarse a España desde Portugal, donde estaba exiliado por haber participado en otro intento de golpe de estado el 10 de agosto de 1932, Emilio Mola (el Director del alzamiento) y secundado por Francisco Franco, en aquellas fechas destinado en la Comandancia General de Canarias, da comienzo en Melilla la tarde del 17 de julio de 1936 y se extiende por todas las guarniciones de España.

Del lado denominado Nacionalista estaban: la mayor parte de la Iglesia Católica española, importantes elementos del ejército, la mayoría de los terratenientes y muchos hombres de negocios. Del lado Republicano los trabajadores urbanos, la mayor parte de los obreros agrícolas y muchos de la clase media educada.

Así, el 21 de julio los rebeldes han adquirido el control de la zona de Marruecos bajo protectorado español, Islas Canarias, Islas Baleares (excepto Menorca) y la parte de la España peninsular situada al Norte de la Sierra de Guadarrama y del río Ebro, excepto Asturias, Santander y el País Vasco en la costa norte, y la región de Cataluña en el Nordeste.

Las fuerzas republicanas, por su parte, consiguen sofocar el alzamiento en otras áreas, excepto en algunas de las ciudades andaluzas más grandes, incluyendo Sevilla, donde el general Gonzalo Queipo de Llano se hace con el mando de la 2ª División Orgánica, Granada y Córdoba.

En este contexto, los Nacionalistas y los Republicanos proceden a organizar sus respectivos territorios y a reprimir cualquier oposición o sospecha de oposición.

Una estimación mínima señala que más de 50.000 personas fueron ejecutadas, muertas o asesinadas en cada bando, lo que nos da una indicación de la gran dureza de las pasiones que la Guerra civil había desatado.

La capitanía de los Nacionalistas fue asumida gradualmente por el general Franco, liderando las fuerzas que había traído de Marruecos. El 1 de octubre de 1936, fue nombrado Jefe del Estado y formó gobierno en Burgos. El presidente de la República Española hasta casi el fin de la guerra fue Manuel Azaña, un liberal anticlerical, procedente del partido Izquierda Republicana. En tanto que el gobierno Republicano estaba encabezado, a comienzos de Septiembre de 1936, por el líder del partido socialista Francisco Largo Caballero, seguido en mayo de 1937 por Juan Negrín, también socialista, quien permaneció de jefe del gobierno durante el resto

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