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HISTORIA SOCIAL DE LA CIENCIA Y LA TECNOLOGIA EN LA ARGENTINA


Enviado por   •  19 de Febrero de 2016  •  Informes  •  10.117 Palabras (41 Páginas)  •  437 Visitas

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SEMINARIO TEMATICO: HISTORIA SOCIAL DE LA CIENCIA Y LA TECNOLOGIA EN LA ARGENTINA

Prof. Analía Busala

Curso de Verano 2015

Monografía de modalidad individual y domiciliaria.

Iván Nicolás Greppi Seveso.

L. U.: 30.513.716

Año de Ingreso: 2008

e-mail: i.greppiseveso@gmail.com 

Titulo: De la rivalidad a la cooperación: Desarrollo de la Tecnología Nuclear en Argentina entre el óbice estadounidense.

Introducción

Contrariamente a los casos de Francia e Inglaterra o Pakistán e India, donde la creciente rivalidad entre naciones vecinas empañaron el horizonte de la ciencia e industria nuclear con la espesa bruma de belicismo; Brasil y Argentina constituyen, desde los años 80, un paradigma de colaboración científica pacifica más allá de la tentación técnica de ambos en materia militar y las adversas intervenciones de los Estados Unidos. Ante esta excepcionalidad, el trabajo propone  trazar una historia económica y tecnológica sobre la conformación y evolución de una cultura nuclear[1] en ambos países latinoamericanos entre las limitaciones impuestas por los EE.UU. ya sea desde sus acciones de Estado o mediante la intromisión de sus capitales. Este  proceso incluye la historización de la tecnopolítica[2] y la frontera tecnológica[3] alcanzada por Brasil y Argentina en su condición de países semiperifericos[4] -en términos científicos- y su relación con el centro representado por la nación del norte. La organización del mismo se iniciará desde la década del 50, momento de institucionalización de los estudios relacionados a la ciencia atómica, atravesando la maduración alcanzada en la década del 60 y los interludios dictatoriales en los 70. Luego proseguiremos con la cooperación entre las dos naciones en las últimas dos décadas del Siglo XX, instante este último, signado también por la crisis y el vaciamiento del complejo científico - industrial atómico.

Por último, el escrito sugiere aproximarse a los principales ejes de este tema desde una perspectiva histórica mediante el marco teórico con la que esta disciplina puede contribuir. El común de los trabajos son  abordados desde las ciencias políticas, más precisamente de trabajos teóricos cuyo énfasis en lo diplomático y/o militar desdibujan las implicancias sociales y económicas del desarrollo nuclear en países como Argentina o Brasil.

Teniendo en cuenta que el presente escrito se nutre de las contribuciones de muchos de estos destacados trabajos, vale la pena hacer una observación. La obra desarrollada por el físico e historiador argentino Diego Hurtado, exhibe un valiosísimo aporte que se distingue del resto precisamente por lo explicitado en el párrafo anterior. Su indagación, en búsqueda de elaborar una historia política de la cuestión, no solo nos ofrece infinidades de datos implacablemente documentados sino que además se proyectan a dilucidarnos los alcances económicos y hasta sociales que ha tenido la política nuclear en el caso particular de la Argentina. Precisamente, este trabajo se inscribe bajo esa misma línea, y en el momento en que se concibe es deudor inmediato de dicho aporte. El presente escrito, a fin de cumplimentar una instancia evaluativa, es modesto en su propia concepción y solo pretende ofrecer un marco histórico general y un estado de la cuestión sobre las políticas nucleares adoptadas por Argentina y Brasil a lo largo de la segunda mitad del siglo XX; desde una perspectiva comparada. La ambición del presente, es por ello humilde y solo sirve como forma de avecinarse a una temática que pretende ser el objeto de estudio de este autor en instancias superiores.

Logros entre tropiezos: La institucionalización de la ciencia atómica en Argentina y Brasil y el inicio de las restricciones estadounidenses. 1950–1959.

Tan pronto como el fuego radiactivo consumía 246.000 almas civiles en las ciudades de Hiroshima y Nagasaki, luego de las dos bombas arrojadas por los Estados Unidos en 1945, la comunidad científica internacional comenzaba a divulgar los usos pacíficos de la energía atómica a modo de contrarrestar el impacto de tamaña destrucción (Hurtado, 2014: 34). Pronto se la identificó como el nuevo milagro tecnológico, una suerte de portento que brindaba energía limpia y barata, autos atómicos, casas atómicas y hasta la mismísima cura del cáncer.  

Hacia inicios de la década del 50 y ante estas expectativas -exageradas o no-  tanto Argentina como Brasil se aproximaron a la tecnología nuclear, con la ambición de dominarla y desarrollarla.  Las dos naciones, con  mayor superficie territorial del continente sudamericano y con ánimos persistentes de convertirse en líderes regionales en el mismo espacio geopolítico, compitieron por obtener la primacía en este campo de disputa. Sin embargo, tal como elucida el especialista en derecho y seguridad internacional Gerardo Bompadre: “la rivalidad argentino-brasileña se limita precisamente a eso, no es una enemistad” (Bompadre, 2000: 53).

Si bien la comunidad científica internacional advierte sobre la necesidad de aplicar controles globales ante  las posibles amenazas que derivaran del uso de la energía atómica, tanto en su manipulación como en su derivación bélica, en general se muestra accesible a establecer protocolos que den lugar a un uso más cuidado y democrático de la tecnología (Rumble, 1985: 285). No obstante, hubo desde el inicio un obstáculo en la vía del desarrollo nuclear.

El físico e historiador argentino Diego Hurtado considera que, las elites políticas estadounidense se adjudicaron el rol de ser “la única potencia nuclear legitima” basándose en la “fe de excepcionalismo” (Hurtado 2014: 36) del destino glorioso de los Estados Unidos en su virtud civilizatoria sobre el mundo. En consecuencia, establecieron políticas discriminatorias contra toda aquella nación que no fuera conductora de estas virtudes norteamericanas.

Más allá del razonamiento de estas elites, Hurtado entiende que la segregación científica y tecnología impuesta por el país de norte no está circunscripta solo a estas nociones ideológicas, sino más bien a sus ambiciones imperialistas[5].  Como rasgo primario del capitalismo, menciona el físico argentino, aquello que es peligroso por su poder transformador, ya sea en términos constructivos o destructivos, es lo que la lógica del mercado define como caro y codiciado. Producir energía barata, incorporar valor agregado, desarrollar una industria sofisticada, es también volverse una peligrosa competencia en el mercado y en la política; terrenos donde se disputan las relaciones de poder internacionales (Hurtado 2014: 19). A esta lógica está sujeta la tecnología nuclear en el capitalismo: es una herramienta de control y contienda que puede consolidar o destruir la hegemonía de una potencia central.

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