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HISTORIA SOCIAL Y POLÍTICA ARGENTINA.


Enviado por   •  11 de Junio de 2016  •  Resúmenes  •  3.708 Palabras (15 Páginas)  •  289 Visitas

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HISTORIA SOCIAL Y POLÍTICA ARGENTINA.

TEXTO 3.

Par a fines de los 80 la noción de la Argentina como una región salvaje resultaba anticuada por las rápidas transformaciones que el país  había experimentado recientemente. Para entonces la nueva Constitución Nacional  llevaba  ya veinte años de vigencia y bajo sus normas se habían elegido 3 presidentes: Bartolomé Mitre (1862-1864) Faustino Sarmiento (1868-1874) y Nicolás Avellaneda (1874-1880). La  década de 1880 habría de ser un periodo crucial de la historia argentina, que presentaría la consolidación de las instituciones, la definición de un sistema político que dominaría el país durante los siguientes treinta y seis años, y el afianzamiento  de las condiciones que impulsaron vertiginosos cabios económicos y sociales.

La década se inició con la presidencia de Roca (1880-1886), líder del Partido Autonomista Nacional (PAN), una coalición que logró cohesión bajo su administración y dominaría la escena política  del país hasta 1916. Las señales del crecimiento económico y social previo a estos años pueden verse como anticipos de los profundos cambios que experimentaría la Argentina.  Estos cambios fueron acompañados por un discurso público oficial que justificó  el proceso de construcción del Estado y la centralización del poder, desalentó la lucha partidaria, y no dejó de celebrar cada indicador de crecimiento como una señal de que el país finalmente había logrado desprenderse de su turbulento pasado.

Esta transformación fue crucial para el surgimiento de la Unión Cívica Radical (UCR), nace en 1881 con la intención de poner fin al predominio de PAN  y de revertir los cambios que se habían llevado a cabo durante la década anterior.

Consolidación de las  instituciones.

La Constitución Nacional de 1853 tenía por finalidad resolver la organización institucional del país, emendada y ratificada en 1860, combinaba los principios  federales y de división de poderes  de la Constitución de los Estados Unidos, con ciertos rasgos centralistas tomados de Chile. Estableció una República federal compuesta por provincias que podían elegir sus propias autoridades, y dividía el gobierno nacional en tres poderes independientes: el Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial.  

Los tres presidentes constitucionales que gobernaron dedicaron sus administraciones a la ardua tarea de reducir la brecha entre la nueva carta constitucional del país sobre la que debía regir.  

Los viejos hábitos políticos no fueron suprimidos o transformados inmediatamente por la nueva Constitución Nacional. Gran parte del escenario político estuvo, como había estado siempre, manchado de sangre.

Un factor de la fragilidad del gobierno  fue la falta de base permanente. La Constitución  de 1853 había dejado de resolver el difícil problema del asiento de las autoridades nacionales.  “La cuestión capital” tocaba el nervio más sensible de la historia política, institucional y económica del país. Mientras había quienes encontraban natural hacer de Bs. As.  La Capital Federal, colocando a las autoridades nacionales en la provincia más rica, otros, en cabio,  sostenían que establecerla desequilibraría el principio federal, creando un sistema institucional excesivamente centralizado.   En 1859 se decidió que las autoridades  federales  residieran temporalmente en la ciudad de Bs. As.  Hasta 1880 el gobierno nacional residió en la ciudad de Buenos Aires como huésped de la provincia.  

La cuestión capital fue resuelta finalmente en 1880 por medio de las armas.

En abril de 1880, Roca ganó las elecciones presidenciales y Tejedor, negándose a aceptar la derrota, organizó en julio una rebelión armada. El gobierno nacional enfrentó a las fuerzas de la provincia  de BS. As.  en la más grande y sangrienta revolución que el país experimentara en las últimas décadas del siglo XIX. Bs. As. fue derrotada por el gobierno nacional y antes de que asumiera Roca la presidencia, el Congreso aprobó  una ley que convirtió a Buenos Aires en la sede permanente de las autoridades nacionales.

La federalización de Buenos Aires marcó el comienzo de periodo de transformación institucional durante el cual se produjo una fuerte concentración de poder en el gobierno nacional.  

Se solidificaban, de este modo, las bases del ejército nacional aliso tiempo que se abolían los poderes de guerra de los gobiernos provinciales. Las consecuencias políticas de estas medidas fueron a lo largo alcances: Carlos Tejedor fue el último gobernador a la Argentina que levantó su propio ejército contra el gobierno nacional.

Una vez que el gobierno nacional obtuvo el monopolio de la violencia, las provincias quedaron en mayor relación de dependencias con el presidente.

La ley que estableció una moneda común para todo el país, aprobada en 1881, y la Ley de Bancos  Garantidos de 1887. La primera tuvo éxito en su objetivo de poner fin a la circulación de una amplia variedad de billetes y monedas. La Ley de Bancos Garantidos habilitó a toda la sociedad constituida a establecer bancos de emisión con facultad de emitir billetes garantizados por fondos públicos nacionales.

La educación fue otra de las áreas que experimento una fuerte presencia del orden nacional. En 1882 se estableció un programa nacional de educación primera que implicaba que, de ahora en más, los programas  quedaban definidos por el Ministerio de Educación y por el Consejo Nacional de Educación.

Transformaciones económicas y sociales en la década de 1880.

  Con rapidez, el país se transformaba en uno de los principales exportadores mundiales de carne y cereales.

La política fue claramente menos violenta y el contraste con los años anteriores fue tal, que en poco tiempo muchos creyeron que la  Argentina había entrado finalmente en una nueva era de paz interna y de apego a las normas constitucionales.

Entre 1869 y 1895, el total de la población creció de 1.877.490 a 3.954.911 y, como  es sabido, la inmigración europea fue el principal factor de crecimiento demográfico. Dicho impacto es aun más acentuado si se considera que la mayoría de los inmigrantes se instalaron en penas un tercio del país.

En general, a los recién llegados les fue mejor que a los nativos. Hasta 1890, el 75%  de los inmigrantes mostró una clara preferencia por el trabajo agrícola, reflejando a su vez la fuerte extensión de ese sector y la relativa liquidez del mercado de tierras. Sin embargo, hacia 1895, el 80% del comercio y la industria estaba en manos de extranjeros, evidenciando una mayor inserción de inmigrantes en dichos sectores.

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