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Hace cien años, Jesús García, el Héroe de Nacozari, salvó un pueblo a costa de su vida


Enviado por   •  20 de Octubre de 2014  •  Informes  •  680 Palabras (3 Páginas)  •  257 Visitas

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Hace cien años, Jesús García, el Héroe de Nacozari, salvó un pueblo a costa de su vida

Ulises Gutiérrez Ruelas (Corresponsal)

Ampliar la imagen Jesús García, montado a caballo, en una foto días antes de su muerteFoto: Archivo General del Estado de Sonora

Hermosillo, Son., 6 de noviembre. La historia del Héroe de Nacozari ocurrió hace muchos años. Cien, para ser precisos. El 7 de noviembre de 1907 a Jesús García Corona no le correspondía conducir el tren, pero su compañero Alberto Biel se reportó enfermo y tuvo que hacerse responsable de los tres viajes programados entre el pueblo de Nacozari y la mina de Pilares.

Era un recorrido de apenas cuatro kilómetros. Para asegurar la quema del carbón, la locomotora debía contar con un contenedor donde las chispas eran sofocadas con mallas; sin embargo, en esos días no funcionaba bien. La máquina realizó sin complicaciones el primer trayecto. Cuando iba de regreso por más carga, un mensajero abordó el tren a la altura de El Seis (caserío habitado por familias de trabajadores de las vías) para avisar a Jesús García que se necesitaba llevar más explosivos a la mina, diez toneladas de pólvora que se usarían para una ampliación.

Ya en Nacozari, García dejó a los ingenieros el trabajo de acomodar los vagones, entre los que estaban los dos cargados de explosivos, que por un error fueron colocados junto a la máquina. Jesús aprovechó para hacer una rápida visita a su madre, cuya casa se ubicaba cerca de la estación.

De regreso al sitio donde estaba detenida la máquina, Jesús García ayudó a uno de sus compañeros a encender el fuego, y, lentamente, la presión del vapor subió. Movió el convoy. El viento del norte empezaba a jugar con los remolinos de vapor. Librada del freno, la locomotora trabajaba contra el viento; las chispas vivas, emanadas del contenedor descompuesto, volaron sobre el motor y la cabina, llegando hasta los dos primeros furgones, cargados con cajas de dinamita.

Al principio el fuego fue notificado por la cuadrilla de trabajadores y más adelante, por simples observadores. Un jovencito, alarmado, intentó decir a Jesús lo que pasaba, pero su delgada voz no le permitió vencer el ruido de la máquina. Fue un obrero anónimo quien fuertemente le gritó: “Oye, hay humo en el polvorín”, frase que hoy se canta en uno de los varios corridos dedicados a Jesús García.

En un fragmento del corrido Máquina 501, el fogonero le dice: “Jesús, vámonos apeando/ mira que el carro de atrás/ ya se nos viene quemando. / Jesús García le contesta:/ yo pienso muy diferente, / yo no quiero ser la causa / de que muera tanta gente. / Le dio vuelta a su vapor, porque era de cuesta arriba/ y antes de llegar al Seis/ allí terminó su vida...”

Francisco Rendón, frenero encargado de dirigir los rieles a

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