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Historia Argentina

lucia_futestti27 de Junio de 2014

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Oligarquía política.

Oligarquía, en ciencia política, forma de Gobierno en que el poder supremo está en manos de unas pocas personas. Los escritores políticos de la antigua Grecia emplearon el término para designar la forma degenerada de aristocracia, (literalmente, gobierno de los mejores). En una oligarquía, el gobierno está controlado por una facción que actúa según su propio interés sin tener en cuenta el bienestar del pueblo.

La república restrictiva no definía ningún medio práctico para hacer efectiva la representación.

El acto de seleccionar los medios prácticos que habrían de regular las acciones políticas dentro de los límites de la república restrictiva, ya no comprendían al legislador.

Esta solución debía venir del hombre político, o debían resultar de una relación entre los individuos y las clases que detentaban posiciones de poder, y los que pretendían acceder a ellas.

Para asegurar que los gobiernos estén compuestos por personas capacitadas era necesario diseñar una fórmula operativa que permitiera a los actores construir una base de dominación efectiva.

Control de sucesión:

Se advierte un problema de unificación de poderes y de concentración de poder nacional. Alberdi, establece una escala de prioridades. No le preocupa asegurar en primer término, un régimen normal de delegación de poder, sino alcanzar un gobierno efectivo que centralice la capacidad electoral en toda la nación. Este acto de centralización, consagrado merced a los sucesos del 80´está en el origen del control gubernamental, que de allí en más se ejercerá en todos los habitantes y a escala nacional.

Se trata pues de acumular poder, un fenómeno común de las nuevas naciones, el que se propone resolver formando un gobierno que primero controle a los gobernados y en luego obligarlos a que se controle a sí mismo. Si la capacidad electoral está concentrada en los cargos gubernamentales, el acceso de los mismos está clausurado para otros pretendientes que no sean aquellos designados por los funcionarios salientes.

La fórmula operativa adquiere un significado particular si se la entiende como un sistema de hegemonía gubernamental que se mantiene gracias al control de la sucesión.

La elección se trastocó en designación del gobernante por su antecesor y la fuerza se concentró en los titulares de los papeles dominantes, revestidos con autoridad de "grandes electores".

La hegemonía gubernamental:

La consolidación del régimen político no sólo coincidió con un desarrollo espectacular de los medios productivas, también trajo aparejada una secularización acentuada del clima moral.

La oligarquía puede ser entendida como un concepto que califica un sistema de hegemonía gubernamental. El cual se organizaría sobres las bases de una unificación del origen electoral de los cargos gubernamentales, que debía tener un origen distinto. Este proceso unitario se manifestaría según modalidades diferentes:

1. Por la intervención que le cabría al estado para designar sucesores.

2. Por el control que aquél ejerce en los nombramientos de los gobernantes provinciales.

Escala de subordinación de la fórmula operativa:

Presidente

Diputados Senadores

Gobernador

Legislatura Provincial

Además la clase oligárquica logró una forma de manejo con la oposición, que le permitía asegurar la continuidad de su régimen, a través de dos procesos:

1. Excluir por todos los medios a la posición considerada peligrosa para el mantenimiento del régimen.

2. Cooptar por el acuerdo a la posición moderada con la cual se podía transar sobre cargos y candidaturas.

En este período se ve la coexistencia de dos formas: la prescriptiva y la operativa; la constitución y la realidad respectivamente.

Estado y mercado:

La organización nacional no podía apelar solamente a argumentos ideológicos para lograr constituir la unidad nacional. Además era importante el afianzamiento nacional. Tampoco era posible lograr esa unidad a través de las armas, como lo demostraban los largos años de guerras civiles. Los vínculos materiales sobre los que se asienta una comunidad nacional eran todavía débiles, y esa debilidad era en gran parte el resultado de carencias notables.

La formación de un estado nacional, o más genéricamente, de una economía de mercado exige como condición necesaria la confluencia de los factores de producción. Aunque el país era pródigo en tierras, su ocupación efectiva y puesta en producción exigía trabajo y capitales. No fue casual, entonces, que el verbo "poblar" se hiciera sinónimo de "gobernar" en más de un sentido simbólico. De nada servían las tierras ociosas; nada podía hacerse con ella si no se contaba con fuerza de trabajo capaz de incorporarlas a la producción. Aún contando con la población necesaria, difícilmente podían explotarse grandes extensiones, sin el auxilio de inversiones en capital fijo y tecnología que articularan la producción y circulación. Hasta tanto los hombres y capitales no fluyeron a explotar los campos, poblar las ciudades y construir la infraestructura física que ligara las distintas etapas del proceso económico, la sociedad argentina no rompería su cerrado localismo ni emergería de su tradicional y mediocre nivel de existencia material.

Todo esto era bien conocido por los argentinos contemporáneos; lo sabían intelectuales y hombres públicos, los saladaristas entrerrianos, los viñateros de cuyo y los importadores porteños.

Para superar esta difícil situación, lograr la constitución nacional y constituir un mercado nacional, el cual tenga como eje el modelo agroexportador, se decide fomentar la política inmigratoria europea y la búsqueda de inversiones extranjeras para levantar la suficiente infraestructura capaz de levantar un estado nacional (ferrocarriles, caminos, canalización de los ríos).

La Argentina Aluvial

Este nombre simbólico se le da a la época en que nuestro país es invadido por miles y miles de inmigrantes, en muy poco tiempo:

La oleada inmigratoria tuvo, principalmente dos etapas con repercusiones y características diferentes:

• La primera empieza en época de la confederación, durante la presidencia de Urquiza. La mayoría de los inmigrantes se dedicó a la actividad agrícola ganadera. A esto ayudó el estado que concedía tierras, pequeñas y medianas propiedades, a los inmigrantes a cambio de que estos las trabajaran. El estado buscaba fomentar esta actividad y esperaba que los inmigrantes quienes fueran fuente de trabajo y conocimiento para aumentar la productividad. Dichos inmigrantes se agruparon en colonias agrícolas (Esperanza, Villa Urquiza, etc). Esta etapa, con dichas características fue decayendo de a poco hasta más o menos la década del 80.

• Cuando empieza la segunda etapa, que es la más grande en cuanto a número de personas que llegan a nuestro país. Es la época donde funciona el hotel del inmigrante. Y estuvo compuesta en su mayoría por italianos y españoles, y en una minoría por británicos, suizos, franceses, que eran quienes se intentaron atraer por razones ya conocidas. En esta etapa las entregas de tierras para que se trabajen a los inmigrantes ha desaparecido casi por completo. Y estos se radicarán, en su mayoría, en los conurbanos de las grandes ciudades, formando las villas miserias, o vivirán en zonas campestres realizando trabajos rurales.

República Restrictiva. Legitimidad y participación. Cuestión política, cuestión étnica y cuestión social.

Alberdi trato de armonizar los valores igualitarios de una República abierta a todos, con los valores jerárquicos de una República restrictiva, circunscripta a unos pocos.

Alberdi expone con firmeza su consejo para mediatizar y circunscribir el ejercicio del sufragio a unos pocos, pero no se percibe un reconocimiento explicito del conflicto que pueda sobrevenir con motivo de la división de los notables en facciones electorales antagonicas. Pareciera como si el legislador hubiese apostado a la prudencia natural que se desprenderia de los notables habilitados, en virtud de la educacion, el poder y el prestigio, para ejercer la libertad política.

El acto de seleccionar los medios prácticos que habrían de regular las acciones políticas dentro de los limites de la República restrictiva, ya no correspondia al legislador. La respuesta debía trazarla el hombre político.

Las transformaciones económicas seguían siendo el elemento legitimante fundamental de la elite gobernante heredera de la generación del 80, pero el tratamiento de la situación política y social, requerían al menos, reajustes, tal como lo percibia Joaquin V. Gonzalez.

El aspecto económico del régimen no constituía el elemento preocupante, pero si lo eran ciertos problemas políticos de envergadura y el estallido de lo que se llamo "cuestión social".

El régimen político, restrictivo, exclusivista, ya venia siendo cuestionado desde 1890 por algunos sectores segregados de la elite, particularmente los radicales y en alguna medida también por los mitristas, pero las voces de alarma terminaron por alzarse en el seno mismo de la elite gobernante.

La cuestión social venia manifestándose desde la década anterior. Fue a partir de la huelga general de 1902, que hizo su plena irrupción en la escena social de la historia argentina contemporánea.

Entre ambas cuestiones –la crisis del régimen político y la oleada de agitación social- aparecía un tercer tema problemático: la cuestión étnica.

La situación de los inmigrantes se

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