Historia De La Literatura Latina
bridghid8 de Enero de 2013
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ÍNDICE
La poesía lírica y elegíaca …………………………………………….. Pag. 3
Sátira y epigrama ………………………………………………………. Pag.8
Técnica literaria ………………………………………………………… Pag.11
Bibliografía ……………………………………………………………… Pag.12
1. La poesía lírica y elegíaca.
La poesía lírica.
La poesía lírica es aquella que comprende composiciones poéticas que, en sus orígenes griegos, eran cantadas con un instrumento musical como es la lira, de ahí el nombre de lírica.
Esta poesía tiene dos características: su carácter subjetivo, ya que el poeta expresa en ellas sus sentimientos, generalmente amorosos, y la utilización de gran número de metros variados.
La lírica se cultivó en Roma a partir de los últimos siglos de la República (II y I a.C.), en los que las perturbaciones sociales y políticas crearon un ambiente propicio para que los poetas abandonaran los grandes ideales patrióticos, ensalzados por la épica, y se volvieran a su interior para analizar y expresar los sentimientos por las cosas pequeñas de todos los días. En esta época surgen los que podrían ser considerados como los primeros poetas líricos: el círculo de
Quinto Lutacio Cátulo.
De ellos conservamos escasos fragmentos, pero sabemos que su poesía era de tema erótico y tenía una gran variedad de metros. En el siglo I a.C. florece en Roma una corriente a la que Cicerón denomina de los poetas nuevos o neotéricos (poetae novi).
Se caracterizan estos por su inclinación hacia la poesía griega y en particular la alejandrina, la cual, en poemas breves y muy cuidados, buscaba la belleza formal a través del empleo de recursos estilísticos, sobre todo métricos, de gran perfección artística.
En la Edad Media la poesía de Catulo fue considerada obscena y relegada al olvido, pero a partir del Renacimiento y, sobre todo, en el romanticismo adquirió gran popularidad. Poetas como el francés Ronsard o el inglés Lord Byron recurrieron con frecuencia a sus versos. En España poetas como Lope de Vega, Góngora o Quevedo se han inspirado con frecuencia en motivos catulianos; pero ha sido en los poetas de la generación de los setenta, los llamados “novísimos” (clara alusión a los poetae novi), como Luis Alberto de Cuenca o Luis Antonio de Villena, donde aparece con más fuerza la influencia de Catulo.
Horacio también ha dejado una profunda huella. Non omnis moriar (no moriré del todo) y exegi monumentum aere perennius (he levantado un monumento más duradero que el bronce) son dos certeras afirmaciones que el propio Horacio lanzó proféticamente con respecto a su obra; estaba en lo cierto: a partir del Renacimiento apenas podemos encontrar un poeta en el que no se perciba la huella horaciana (en España Garcilaso, Fray Luis de León, Meléndez Valdés, Leandro Fernández de Moratín, Cadalso, Gerardo Diego, Jorge Guillén...).
Catulo (87 – 54 a.C)
Cayo Valerio Catulo nació en Verona, ciudad perteneciente a la Galia Cisalpina, patria también de Virgilio, Tito Livio y de Plinio el Joven. En 68 a.C. llegó a Roma, donde encontró una sociedad perturbada por las contiendas políticas. Lleva una vida brillante y feliz (solamente ensombrecida por la muerte de su hermano), en contacto con los hombres más importantes de la política y de las letras de esa época.
El gran suceso de su vida, que inspiró gran parte de su poesía, fue su relación con la que él canta bajo el nombre de Lesbia, hermana de P. Clodio Pulcher, enemigo político de Cicerón.
La obra de Catulo comprende 116 poesías que se pueden clasificar, según los metros empleados, en:
- Piezas líricas cortas (1-60), de metros variados, generalmente escritas en yambos.
- Piezas más extensas (61-68) escritas casi todas en hexámetros.
- Epigramas en dísticos elegíacos (69-116).
Según sus fuentes de inspiración, se reconocen en Catulo tres aspectos principales:
1. Un poeta alejandrino que resume en sí las características de esta escuela. La pieza más representativa de este aspecto es el
“Epitalamio de Tetis y Peleo”, poema erudito, sobrecargado, pero que expresa los sentimientos, a veces con intensidad dramática, y contiene cuadros pintorescos y graciosos.
Un poeta satírico; pero sus piezas no son sátiras políticas, Catulo encuentra su indignación en las enemistades personales. Ahí es donde, en poemas cortos y bien cincelados, sabe colocar en el momento justo el rasgo mordiente. Además, en sus epigramas nos pinta la sociedad mundana de su época, de manera viva y divertida, con la que él compartió el placer y el estudio y en la que vivió gran parte de su vida.
Un poeta lírico en el sentido moderno de la palabra. Catulo nos habla en términos emocionantes y tiernos de la muerte de su hermano, de sus amistades y sus odios (odi et amo) con espontaneidad y franqueza, pero, sobre todo, con sensibilidad dolorosa y apasionada de su amor con Lesbia.
HORACIO (65-8 a.C)
Nació en Venusa, al sur de Italia. Su padre, liberto y recaudador de las subastas públicas, se preocupó por su educación, enviándole a estudiar a Roma y después a Atenas. Fue seguidordel partido republicano y tomó parte en la batalla de Filipos (42 a.C.). A través de Virgilioentró en el círculo de Mecenas, donde llegó a disfrutar del bienestar suficiente para poderdedicarse a la poesía sin problemas económicos.
La obra de Horacio comprende, siguiendo un orden cronológico, primero los Epodos (41-30a. C.); después los tres primeros libros de las Odas, el primer libro de las Sátiras (30-20 a.C.); y, finalmente, el segundo de las Sátiras, el Ars Poetica, el Carmen Saeculare y el cuarto libro de Odas (20-8 a.C.).
Las Odas
Las Odas constituyen la parte más propiamente lírica de su producción poética. Con la publicación de las Odas, Horacio realiza la gran ambición de dar a Roma la gran poesía lírica que no tenía todavía. Grecia le ofrecía los modelos, no ya la inspiración tumultuosa de Píndaro, que no se acomodaba a su naturaleza, sino la de Alceo y Safo, de los que toma las principales combinaciones estróficas, sin olvidar a otros líricos griegos.
El contenido de las Odas es variado: reflexiones filosóficas, episodios mitológicos, dedicatorias a amigos, incluso la actualidad política en las grandes Odas nacionales. Poesía de imitación, pero poesía original.
Horacio ha dado las reglas precisas a los metros que adapta. Su técnica es el culto a la forma que le lleva a pulir con amor cada estrofa. Pero este trabajo no se traduce en artificiosidad: la expresión viva y sobria estimula a la imaginación porque Horacio es un poeta, un creador. Por su perfección artística y su tendencia a generalizar sus propios sentimientos, a sugerir una lección moral (epicureísmo), la
Odas reúnen dos caracteres generalmente opuestos: lirismo y clasicismo.
La poesía Elegíaca.
Es un subgénero de la poesía lírica. Existe diferencia entre la elegía griega y la romana. En Grecia tenía un carácter menos personal y más objetivo que en Roma; la elegía griega es en su origen un canto de lamentación fúnebre (élegos = lamento), entonado con acompañamiento de flauta, que después dio cabida a temas muy diversos, como exhortaciones al combate, normas de comportamiento político o narraciones mitológicas de contenido amoroso. La elegía latina toma de la griega su carácter doloroso y de lamento, así como el metro utilizado (el dístico elegíaco, una estrofa formada por un hexámetro y un pentámetro). No obstante, la originalidad de la elegía romana es indudable; el propio Quintiliano era consciente de ello cuando afirmaba Elegia quoque Graecos provocamus (con la elegía también desafiamos a los griegos). En efecto, a diferencia de la griega, en la elegía romana predomina el carácter erótico y subjetivo; el amante se convierte en esclavo de la amada, que se muestra cruel con él, sometiéndolo a todo tipo de vejaciones; este tipo de poesía amorosa no existía en Grecia, donde la mujer era la esclava del hombre. Los poetas elegíacos latinos, en cambio, ensalzan a la amada, destacan su belleza, la consideran divina, docta, elegante, poseedora de todos los encantos; la vida del enamorado se convierte en una militia amoris, una lucha contra todos los obstáculos por obtener el favor de la amada, que en muchos casos no suele corresponder a los sentimientos del poeta y prefiere echarse en los brazos de otro amante más rico; esta experiencia amorosa desgraciada provoca dolor y sufrimiento en el poeta, abatimiento, lamento por el amor perdido y nostálgico recuerdo de la felicidad pasada, tópicos característicos del género elegíaco. No obstante, también encontramos en la elegía romana esos otros temas presentes en la griega, como exhortaciones al combate o narraciones mitológicas.
En el carácter subjetivo y personal coinciden la lírica y la elegía romana, pero se diferencian en que la elegía utiliza exclusivamente el dístico elegíaco.
TIBULO (54-19 a.C)
Si exceptuamos al que con toda seguridad fue el primer elegíaco romano, Cornelio Galo (69-26a.C.), del que no
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