Historia De Los Paises Bajos
susaxxxxxx17 de Junio de 2013
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Historia de los Países Bajos
El Reino de los Países Bajos consta de los Países Bajos y las islas en el Caribe: las Antillas Neerlandesa's y Aruba. Junto al nombre oficial de Países Bajos, se suele utilizar mucho la denominación Holanda.
El nombre de "Holanda" se deriva de la palabra "holtland", que significa "país de la madera". Pero esta denominación es, en realidad, el nombre de las dos provincias costeras occidentales, Holanda Meridional y Holanda Septentrional, que han desempeñado un papel importante en la historia.
Holanda es el nombre de una región en la zona centro-occidental de los Países Bajos. Holanda fue una provincia del Sacro Imperio Romano y luego el miembro principal de la República de las Siete Provincias Unidas de Las Tierras-Bajas (1581-1795). Debido a su importancia histórica en la región, el nombre Holanda se usa frecuentemente como el nombre del país, aunque no es el nombre oficial. Sin embargo, hubo una época en la que, en efecto, este país llevaba el nombre Reino Napoleónico de Holanda.
Orígenes de Holanda
Holanda, Bélgica, Luxemburgo y una parte del norte de Francia, forman la región denominada Países Bajos. Los primeros ocupantes de estas tierras llegaron tras la retirada de los últimos glaciares, y entre ellos se cuentan desde los cazadores y recolectores de alimentos hasta las culturas más elaboradas que encontraron los romanos.
Al llegar los romanos, en el último siglo antes de la era cristiana, la región estaba habitada por celtas y germanos. El Imperio nunca pudo ocupar la zona de los frisones, al norte del Rhin, y se estableció en el delta, donde formó las provincias de Bélgica y Germania Inferior.
Los Frisones
Los frisones vivían de la pesca y la cría de ganado, mientras en el sur se practicaba la agricultura en torno a villas o centros poblados. A mediados del siglo III, la invasión de la tierra por el mar trastocó completamente la base económica de la región.
El fortalecimiento de las tribus germanas obligó a Roma a cederles la custodia de las fronteras del imperio, como hizo con los francos en Toxandria y Brabante (Brabant). La separación del idioma romance y el germánico coincidió con el límite del Imperio Romano, que dividió a los Países Bajos por la mitad.
Los frisones mantuvieron su independencia hasta el siglo VIII, en que los francos y la Iglesia Católica Romana iniciaron una fuerte ofensiva. A fines del siglo, la región estaba sometida a los francos, bajo la dinastía de los Pepin primero y los carolingios después.
Los principados
La decadencia del Imperio Carolingio trajo gran inestabilidad hasta el siglo X, cuando surgieron en esta región varios principados, en una relación feudal con los reinos de Alemania y Francia. Los frisones permanecieron sin autoridades soberanas.
Surgieron principados seculares en Flandes (Vlaanderen), Henao (Hainaut), Namur, Loon, Holland, Zeeland y Güeldres (Guelders), y ducados en Brabante y Limburgo. En los principados de Utrecht y Lieja (Liège), la autoridad secular coincidía con la religiosa.
Los principados buscaban mayor libertad de la autoridad real. Flandes fue pionero en establecer una eficiente administración, seguido por Brabante, Henao y Namur. La designación de sus obispos marcó el fin de la influencia alemana y estrechó los lazos entre los principados.
Francia intentó someter a Flandes pero fue derrotada en la Batalla de los Espolones, en 1302. El equilibrio de fuerzas entre Francia e Inglaterra permitió a la región preservar su autonomía.
El crecimiento de la población forzó la apertura de nuevas tierras para explotar. En la costa, los monjes de Cister y Premonstraten fueron muy activos en la construcción de diques, que primero sirvieron para defenderse de las mareas y luego se usaron para ganar terreno al mar.
El éxito de los polders
Desde el siglo XI, los frisones desarrollaron un sistema de drenaje que hacía bajar el nivel del agua y dejaba la tierra apta para pasturas y otros cultivos agrícolas. En los siglos XII y XIII, esta técnica se aplicó para convertir una vasta zona pantanosa de Holanda y Utrecht.
Esa zona, la costa de Flandes y Friesland, adquirió gran importancia económica. En los siglos XII y XIV, la lucha contra el mar y las áreas fluviales, tuvo tal dimensión que se crearon organismos administrativos para coordinar la construcción de diques y el uso de las aguas.
La extensión de las tierras y de la población generó un crecimiento, no sólo en la agricultura sino también en la industria y el comercio. En las nuevas ciudades surgieron clases con aspiraciones autonomistas. Los comerciantes tenían un juramento de cooperación, para mantener la ley y el orden.
Las ciudades se convirtieron gradualmente en centros independientes, con poder para efectuar acuerdos comerciales, políticos o militares, con otras ciudades o con el príncipe. La ciudad era propietaria de su territorio y sus miembros no dependían de autoridades externas.
Segunda mitad del siglo XIV
En la segunda mitad del siglo XIV, los duques de Burgundy (de la casa real francesa de Valois) dominaron gran parte de los Países Bajos e intentaron crear un estado centralizado. Un movimiento intentó anular la centralización, en 1477, pero el ascenso de los Habsburgo lo detuvo.
Luteranos y anabaptistas tuvieron dificultad para entrar en los Países Bajos, mientras el calvinismo ganó rápida aceptación en las clases populares y los intelectuales. La represión llevó a muchos calvinistas al exilio, pero no dejaron de influir en la rebelión de 1567 contra al absolutismo.
El malestar popular se unió con el deseo de autonomía de la nobleza y el patriciado urbano. La rebelión triunfó primero en Holanda y, tras la derrota de las tropas españolas, se extendió a todas las provincias, hasta la firma de la Pacificación de Gantes (Gent), en 1576.
Tres años después, por razones de orden geográfico, económico, político y religioso, surgieron dificultades para mantener la unión. En 1579, se fundaron las uniones de Arrás, en el sur, y de Utrecht, en el norte, dentro de la unidad mayor formada por los Estados Generales.
La Unión de Utrecht se constituyó en un estado único a través del Acta de Abjuración de 1581, en que los Estados Generales confiscaron la soberanía del rey Felipe II. Holanda era la mayor fuerza económica y política de la Unión, por lo que los pobladores del nuevo estado comenzaron a ser llamados holandeses.
La tregua de los doce años
Durante la Tregua de los Doce Años con España (1609-1621) se agudizaron las controversias dentro de la Unión. La colaboración en la guerra entre la provincia de Holanda y la Casa de Orange se convirtió en gran rivalidad. Se le agregó la disputa sobre la relación del Estado con la Iglesia.
En 1618, Mauricio de Orange, con el apoyo de los Estados Generales, hizo ejecutar al líder del partido principal de Holanda. Al final de la tregua, se reanudó la guerra con España, que obligó a ambos rivales a unirse nuevamente, hasta la firma de la Paz de Utrecht, en 1713.
Edad de oro holandesa
El siglo XVII es llamado la Edad de Oro en la historia de Holanda, porque el país estuvo en el centro de los acontecimientos, alternando con las potencias de la época. Se habló del nacimiento de una nación grande y orgullosa, de lo cual no se dudó sino hasta fines de ese mismo siglo.
La prosperidad holandesa no provino sólo del comercio continental, sino también de sus colonias. En 1602 se creó la Compañía de las Indias Orientales, con bases en Ceilán, India e Indonesia, donde actuaba con poderes de soberanía, tal como hacían Inglaterra y Francia con empresas análogas.
La compañía tuvo primero las bases imprescindibles para el comercio, pero el control de la región y de ciertas mercaderías la llevó a ocupar territorios. La administración colonial era autónoma y los holandeses preferían gobernar por medio de acuerdos con los líderes locales.
En 1621 se fundó la Compañía de las Indias Occidentales, cuyos mayores beneficios provenían del comercio de esclavos y de la piratería, que operaba fuera de Zeeland, sobre todo contra barcos españoles. Holanda hegemonizó el tráfico de esclavos durante el siglo XVII.
En 1648, los holandeses tenían tres grandes asentamientos en América: en el norte, para el comercio de pieles; en la costa atlántica, sus bases para el tráfico de esclavos y el contrabando con las colonias españolas; y en parte de Brasil y de Suriname. De ellos, en 1700 quedaban los puestos comerciales de Curaçao, San Eustaquio (St. Eustatius) y San Martín (St. Maarten), las plantaciones en la Guayana holandesa y Elmina como puerto de esclavos.
El poder naval holandés se debilitó en el siglo XVIII, sobre todo después de la guerra con Inglaterra (1780-1784). El país usó parte de sus capitales para comprar bonos de gobiernos extranjeros. La banca de Ámsterdam estaba entonces entre las más poderosas de Europa.
Los Patriotas
En la década de 1750 surgió el movimiento de los Patriotas, una confluencia de sectores que las políticas gubernamentales estaban desatendiendo, desde grandes banqueros hasta simples artesanos, protestantes disidentes
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