Historia De Valladolid
danielalopez197926 de Abril de 2014
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Hay indicios datables en el Paleolítico Inferior, esencialmente Achelense, recogido en superficie en las terrazas cuaternarias del río Pisuerga, en Canterac, que actualmente es un gran parque situado a las afueras.1 También se han hallado restos asociados a la Edad de los Metales; en concreto vestigios de la Edad del Cobre vinculados a la cultura del vaso campaniforme en el entorno de la Catedral o en Huerta del Rey y cerámicas de la Edad del Bronce en los barrios de San Pedro Regalado y Arturo Eyríes, en la calle Arribas o en entrono de la plaza de san Pablo.2
Monasterio de Nuestra Señora de Prado, en Valladolid; donde en los años 50 se descubrió en sus proximidades la villa romana de Prado.
Los asentamientos posteriores en la actual provincia de Valladolid datan de épocas prerromanas, existiendo en la zona yacimientos de pueblos vacceos, que fueron pobladores de cultura muy avanzada y, como el resto de pueblos célticos llegaron a la península procedentes del norte de Europa. El máximo exponente de esta cultura en las cercanías, que fue arrasada por los romanos, es Pincia (Pintia), en la actual localidad de Padilla de Duero. Durante años, se creyó que Valladolid era la antigua Pincia,3 hasta que las excavaciones arqueológicas demostraron la verdadera ubicación de la ciudad vaccea.
En varias zonas del casco antiguo de la ciudad han aparecido restos de época romana: junto a la Iglesia de la Antigua aparecieron evidencias constructivas de una villa de cierta entidad (siglos I-III),4 así como en las calles Angustias, Arribas, Juan Mambrilla y en las del Empecinado y Padilla, donde se tiene constancia de la aparición de varios mosaicos romanos. Igualmente, se han encontrado inscripciones, monedas, ladrillos o mosaicos de origen romano en la antigua Puerta del Campo; en el entorno de las actuales calles de Santiago y Maria de Molina. Esto supone la presencia de un pequeño poblamiento en la confluencia del Pisuerga y el Esgueva de carácter rural, fundamentalmente agrícola.
También ha habido hallazgos en puntos periféricos de la ciudad; en los alrededores del Monasterio de Nuestra Señora de Prado se descubrió en los años 50 una villa romana; la villa romana de Prado, la cual acoge un amplio conjunto arquitectónico residencial señorial, acompañado de mosaicos, pero que pese a todo tenía un carácter rural dependiente de otros asentamientos mayores como Septimancas, Pintia o Intercatia.
En la villa romana de Prado se han hallado mosaicos alegóricos como el mosaico de Diana con representaciones de las estaciones del año que se conserva en el Museo Arqueológico de Valladolid y también mosaicos geométricos como el denominado mosaico de los cantharus, datado en el siglo IV, realizado en mármol y caliza, que actualmente preside el hemiciclo de las Cortes de Castilla y León.5
Pese a todo no se puede afirmar que la ciudad tuviera una ocupación estable hasta la Edad Media, que es posiblemente cuando surgió el topónimo que le da nombre.
Invasión musulmana[editar]
Vista lateral del Castillo de Simancas. Hasta el siglo XII, Simancas fue el núcleo de población más importante del territorio vallisoletano.
La invasión musulmana de la Península Ibérica alcanzó rápidamente el valle del Duero con el consiguiente asentamiento de árabes y bereberes en las zonas conquistadas pero que no constituyeron asentamientos estables debido en parte al enfrentamiento entre estas dos etnias a mediados del siglo VIII, que condujo a una intensa migración hacia el sur, y también debido a un fuerte periodo de sequía acaecido en aquellos años.
A la despoblación de las tierras del norte del Duero, contribuyó además la ofensiva de Alfonso I de Asturias que aprovechando la citada rivalidad entre etnias, la sequía y la consecuente hambruna consiguió llegar hasta Simancas, que posteriormente y hasta el siglo XII fue capital del territorio vallisoletano.
No obstante, el despoblamiento del área vallisoletana no fue extremo y entre los siglos VII y IX pervivió en esta zona una sociedad invertebrada y activa, formada por comunidades reunidas en torno a poderes tanto cristianos como musulmanes, con identidad suficiente como para asentar los poderes políticos que dieron carácter fronterizo al valle del Duero en el siglo IX.6
Durante el siglo X se ordenó la repoblación de ciudades fronterizas que se hallaban «desiertas desde antiguo». Una de estas fue Simancas, que fue un antiguo poblamiento prerromano y romano, y que constituyó un importante enclave defensivo. No obstante, las campañas de Almanzor en el valle del Duero impidieron la consolidación del proceso repoblador hasta el siglo XI en este territorio fronterizo.
Repoblamiento y expansión[editar]
Retrato del conde Pedro Ansúrez, primer señor de Valladolid.
Iglesia de Santa María La Antigua, Se menciona su existencia en 1088, de ahí su apellido la Antigua. Luego ha sufrido varias remodelaciones.
A mediados del siglo XI, Valladolid comenzó a evidenciar muestras de cierta vitalidad, coincidiendo los investigadores en señalarla como una aldea agrícola, localizada en las tierras jurisdiccionales de Cabezón de Pisuerga. En aquel momento Valladolid se encontraba rodeada por una cerca defensiva, que contaba con un Alcazarejo y dos iglesias: la de San Julián y Santa Basilisa y la de San Pelayo, que hacia el siglo XII cambiaría su advocación a San Miguel, advocación que se relaciona con los grupos mozárabes.
Fue a finales del siglo XI, durante la repoblación de la Meseta, cuando el rey Alfonso VI de León y Castilla encargó al descendiente de la familia Beni Gómez, conde de Saldaña y Carrión, Pedro Ansúrez, y a su esposa, doña Eylo Alfonso, el poblamiento del territorio que comprende el curso medio del Duero, en el que Valladolid suponía una encrucijada clave entre los reinos de Castilla y León, y cruce entre las ciudades del norte, el camino de Santiago, Toledo y Al-Ándalus;6 por lo que fue elegida como centro desde el cual se organizaría y gobernaría la repoblación del entorno.
Cuando Alfonso VI otorgó el señorío de Valladolid al conde Pedro Ansúrez en 1072, se inició el crecimiento y la expansión de la villa hacia el sureste. Don Pedro hizo construir un palacio para él y su esposa en la zona extramuros donde se hallaba la iglesia de San Pelayo, que no se conserva. También edificó la Colegiata de Santa María la Mayor (lo que la otorgó el rango de villa) y una pequeña capilla privada que fue el germen de la iglesia de La Antigua.
Se construyó una muralla y el primitivo Alcazarejo fue transformado en Alcázar Real, en la confluencia del Pisuerga y el ramal norte del río Esgueva, como fortificación a medio camino entre Cabezón de Pisuerga y Simancas. Además, el aumento de la población, la aparición de un incipiente sector mercantil y el fuerte sentimiento comunitario condujeron a la aparición del concejo concebido como «asamblea de vecinos» para el gobierno local, a cuyo frente se encontraba el dominus.7
Artículo principal: Concejo de Valladolid
En 1095, se fundó la Abadía de Santa María. El conde Ansúrez la dotó de posesiones y cedió al primer abad, don Salto, el barrio denominado de Cabañuelas situado más allá del Esgueva, ultra Asevam, y cercano a las iglesias de Santa Maria y Santa Maria de La Antigua para que llevase a cabo su poblamiento. Es por ello que fueron las zonas sur y este las que experimentaron un mayor crecimiento y en las que se instalaron los nuevos pobladores que procedían fundamentalmente de Saldaña y Carrión; condados sobre los que Pedro Ansúrez ejerció su jurisdicción.
Igualmente, a lo largo del siglo XII se instalaron en la villa minorías religiosas; musulmanes que se asentaron en la barrio de San Martín y establecieron su maqbara en el Prado de la Magdalena y judíos que se alojaron en las proximidades del centro comercial de la villa y el alcázar. Ambos grupos alcanzaron gran importancia demográfica y económica en el siglo XIII.8 9
A lo largo del siglo XII se produjo la llegada de catalanes y franceses debido a la relación de descendencia del conde Ansúrez con los condes de Urgel y de otros grupos que contribuyeron al fuerte crecimiento experimentado por la villa entre finales del siglo XII e inicios del siglo XIII.
Siglos XII-XV[editar]
El lienzo María de Molina presenta a su hijo Fernando IV en las Cortes de Valladolid, que se encuentra en el Salón de Sesiones del Congreso de los Diputados, representa un momento de las regencias que María de Molina tuvo que afrontar desde Valladolid, ante las sucesivas minorías de edad de su hijo Fernando IV y nieto Alfonso XI. A su muerte dejó la tutoría del joven Alfonso XI en manos del Concejo de la ciudad.
Palacio de los Vivero, edificio en el que los Reyes Católicos instalaron la Real Audiencia y Chancillería de Valladolid a finales del siglo XV.
En 1208, el rey Alfonso VIII de Castilla nombró a Valladolid ciudad cortesana y en 1255 Alfonso X le otorgó el Fuero Real.
Tras la temprana muerte de Enrique I de Castilla y la abdicación de su madre, Fernando III el Santo fue proclamado en 1217 rey de Castilla, en acto realizado en la Plaza Mayor de Valladolid. Durante los siglos XII y XIII Valladolid experimentó un rápido crecimiento, favorecido por las ferias y privilegios comerciales otorgados por los monarcas Alfonso VIII y Alfonso X El Sabio. Doña María de Molina, reina y regente de Castilla durante 30 años,
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