Historia Mezcalera

BREVE HISTORIA ACERCA DEL ASCENSO Y CAÍDA DEL LINAJE DE CAROLINA

Ella se llama Carolina. Tiene veintiún años y está a punto de terminar sus estudios de negocios internacionales en una escuela con un prestigio quizá algo sobrevalorado, pero lo suficientemente exigente para que todo el esfuerzo que ha hecho valga la pena reconocer. Su familia es dueña de una compañía productora de bebidas alcohólicas que ha pasado de generación en generación a través de más de un siglo.

En 1912, durante plena revolución mexicana, su bisabuelo, con ayuda de su abuelo, o sea su hijo, fundaron la primera marca de tequila en la ciudad de Jalisco. La gran aceptación de esta bebida hizo que la marca se expandiera en todo el centro y norte del país, construyendo plantas en cada uno de los estados en los que la demanda era mayor. Así fueron construidas doce plantas con la matriz o centro de operación, si así se le puede llamar donde trabajaban los fundadores y ancestros de Carolina, en la ciudad de Guadalajara. Largos años de trabajo y una política inspirada en la máxima porfirista de poca política mucha administración, lograron que el producto estrella de los ancestros de Carolina, el tequila, lograse sacar la edición reposada, misma que junto con su hermana, la añeja, fueran mandadas al mercado estadounidense durante la época del milagro mexicano y a principios de los años cincuenta esta limitada gama de productos se embarcara hasta Brasil e Inglaterra.

En una tarde de agosto de 1964 muere tras un paro cardiaco fulminante el fundador y hasta entonces líder de la empresa, el bisabuelo de Carolina. Con una nueva administración la empresa cambia de enfoque y ahora se trata de volver más versátil, con una gama de productos más extensa sacando a la venta cremas de tequila. La situación parece ir bien tanto para la empresa como para el nuevo dueño de la empresa, el futuro abuelo de Carolina, que no hemos mencionado, y no está de más hacerlo, es el padre de su madre, o sea su abuelo materno y está felizmente casado con una hermosa joven polaca llamada Elena que conoció en un viaje a la ciudad de Washington cuando aún tenía su corazón disponible y su espíritu tan vivo como un sol de mediodía. El año de 1966 fue un año importante para la empresa tequilera del abuelo de Carolina y el destino de la misma, pues en ese año nace la primera hija del mayor tequilero del país y la futura madre de la persona que tenemos frente a nosotros, Carolina.

En el año de 1966 se anuncia que las olimpiadas serán realizadas dentro de dos años en la ciudad de México y pocos meses después se anuncia que el mundial de fútbol tendrá sede en México. Los fondos nacionales son destinados para la construcción de instalaciones deportivas en toda la ciudad de México y de estadios a lo largo del país dejando a un lado las cuestiones comerciales y de relaciones exteriores haciendo que el abuelo de Carolina se vea obligado a vender seis de sus doce plantas de tequila y a trasladar todo el equipo de sus plantas a las que seguirán en operación. Ahora hay el doble de activos en cada planta, la mitad de empleados en cada una y un bebé que suele enfermarse cada semana en casa del abuelo de Carolina. La situación es crítica en 1969 pues el país se ha endeudado de por vida al parecer y se han tenido que cerrar tres plantas más aparte de reducir la gama de productos volviendo a ser solamente tequila añejo y reposado gracias a la creciente competencia que ha surgido.

Llega la década de los setenta, la futura madre de Carolina tiene diez años. Ella piensa que va de vacaciones a visitar a sus abuelos maternos en un lugar que le parece muy lejano y lo es, aunque no sepa qué tanto, pues saber la enorme diferencia de distancia entre catorce horas en avión y el mismo tiempo en carro puede ser algo difícil de comprender para un infante. El abuelo de Carolina ha tomado una decisión radical para su empresa: al no poder darse abasto ni tener suficiente capital, ha decidido cerrar todas sus plantas y pasa todos sus activos a la ciudad de Dazing, actualmente Gda Nsk, en el norte del país natal de su esposa Elena, Polonia. En tiempos de crisis el consuelo de una mujer siempre será lo más reconfortante que un hombre enamorado puede recibir. Elena, al ver a su esposo

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