Historia crítica de la realidad peruana
YAMILE ALISON QUICO HUANCAMonografía9 de Febrero de 2024
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AÑO DE LA UNIDAD, LA PAZ Y EL DESARROLLO
UNIVERSIDAD TECNOLÓGICA DE LOS ANDES
FACULTAD DE CIENCIAS JURÍDICAS CONTABLES Y SOCIALES
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Historia crítica de la realidad peruana
Dra. YULI TANIA PANTI HERMOZA
ALUMNAS:
- Yamile Alison Quico Huanca
- Yuly Yaneth Ccacca Cabrera
II SEMESTRE
Cusco- 2023
Tabla de contenido
RESUMEN 2
INTRODUCCIÓN 3
EL IMPERIO INCAICO 4
Pizarro y los conquistadores 5
Problemas en el imperio 6
Pizarro conoce a Atahualpa} 7
Pago de rescate por Atahualpa y su muerte 7
La caída de Cusco 8
La conquista del imperio 8
Conclusión 9
Bibliografía 11
RESUMEN
El imperio Inca fue una poderosa civilización precolombina que se desarrolló en la región andina de América del Sur, con su apoyo en el siglo XV.
Caracterizado por una administración centralizada, una red de caminos impresionante y una economía basada en la agricultura en terrazas, los incas gobernaron un vasto territorio.
La conquista del Imperio Inca es un capítulo significativo de la historia de América. Durante la primera mitad del siglo XVI, los españoles, liderados por Francisco Pizarro, llevaron a cabo la conquista de los incas. El proceso comenzó en 1532 con la captura del emperador inca Atahualpa en Cajamarca, marcando un punto de inflexión. A través de alianzas con grupos indígenas locales, conflictos internos incas y tecnología superior, los españoles avanzaron rápidamente.
La captura de Cusco en 1533 consolidó el dominio español sobre el corazón del imperio. Los incas, sin su líder y debilitados por enfermedades europeas, fueron subyugados. El último emperador inca, Tupac Amaru, fue ejecutado en 1572, marcando el final simbólico del imperio. La conquista del Imperio Inca resultó en la colonización de la región por parte de España y el establecimiento de un nuevo orden social y cultural. La explotación de recursos y la imposición de la cultura española dejaron una profunda huella en la historia de América.
Palabras clave: Conquista, Imperio Inca, Francisco Pizarro, Atahualpa, Cusco, colonización, cambios culturales, recursos, dominio español, América del Sur.
INTRODUCCIÓN
La conquista del Imperio Incaico, uno de los episodios más significativos de la historia de América del Sur, marcó un punto de inflexión en el choque de culturas entre el mundo indígena y los conquistadores europeos. Este proceso, que tuvo lugar en el siglo XVI, se caracterizó por la llegada de los españoles, liderados por Francisco Pizarro, a las tierras del actual Perú, donde se encontraba el vasto y poderoso Imperio Inca.
El Imperio Incaico, conocido como Tahuantinsuyo, se extendía desde Colombia hasta Chile y estaba en su apogeo en el momento de la llegada de los españoles. La conquista implicó enfrentamientos militares, estrategias diplomáticas y la colaboración de tribus locales en contra de los incas. La captura del emperador inca Atahualpa en 1532, seguida de su ejecución, debilitó enormemente la resistencia inca y allanó el camino para la dominación española.
La conquista del Imperio Inca no solo transformó el destino de una civilización antigua, sino que también estableció las bases para el dominio colonial español en América del Sur. Este evento es un ejemplo destacado de los choques culturales y la violencia que acompañaron la conquista europea en el continente americano.
EL IMPERIO INCAICO
El Imperio Inca, la civilización más grande de América precolombina, surgió en el siglo XIII en la región andina de América del Sur, alcanzando su apogeo en el siglo XV. Su centro cultural era la ciudad de Cusco, desde donde gobernaban una vasta red de caminos y numerosos territorios conquistados. (personalizados, s.f.)
Los propios incas se referían a su imperio como Tawantinsuyo (o Tahuantinsuyo), que se traduce como "Tierra de los cuatro puntos cardinales" o "Las Cuatro Partes". Cusco, la capital imperial, era considerada el epicentro del mundo, y desde allí se extendían caminos y puntos sagrados de observación (ceques) en las cuatro direcciones cardinales: Chinchaysuyu (al norte), Antisuyo (al este), Collasuyo (al sur) y Cuntisuyu (al oeste). Este vasto territorio abarcaba lo que hoy son Ecuador, Perú, el norte de Chile, Bolivia, el norte de Argentina y el sur de Colombia, cubriendo 5,500 kilómetros de norte a sur. A pesar de su inmensa extensión, el imperio estaba gobernado por alrededor de 40,000 incas, con aproximadamente 10 millones de súbditos que hablaban más de 30 lenguas distintas.
Los incas sostenían la creencia en su derecho divino para gobernar y conquistar otros pueblos, basándose en su mitología que los consideraba descendientes del dios del sol, Inti, y, por lo tanto, los "Hijos del Sol". El líder inca era visto como la representación terrenal de Inti. En términos prácticos, esto se traducía en un estatus privilegiado para los hablantes del idioma quechua (o runasimi) y la preeminencia de una nobleza que ocupaba roles importantes en la política, la religión y la administración. La expansión del Imperio Inca fue notablemente rápida, iniciando la unificación regional a fines del siglo XIV y alcanzando sus conquistas más significativas en el siglo XV. A pesar de su juventud como imperio, enfrentó su mayor desafío en la llegada de los españoles. Los incas sostenían la creencia en su derecho divino para gobernar y conquistar otros pueblos, basándose en su mitología que los consideraba descendientes del dios del sol, Inti, y, por lo tanto, los "Hijos del Sol". El líder inca era visto como la representación terrenal de Inti. En términos prácticos, esto se traducía en un estatus privilegiado para los hablantes del idioma quechua (o runasimi) y la preeminencia de una nobleza que ocupaba roles importantes en la política, la religión y la administración. La expansión del Imperio Inca fue notablemente rápida, iniciando la unificación regional a fines del siglo XIV y alcanzando sus conquistas más significativas en el siglo XV. A pesar de su juventud como imperio, enfrentó su mayor desafío en la llegada de los españoles.
“En los siglos antiguos toda esta región de tierra que ves eran unos grandes montes y breñales, y las gentes en aquellos tiempos vivían como fieras y animales brutos, sin religión ni policía, sin pueblo ni casa, sin cultivar ni sembrar la tierra, sin vestir ni cubrir sus carnes [...]. Nuestro Padre el Sol, viendo los hombres tales como te he dicho, se apiadó de ellos, y envió del cielo a la tierra un hijo y una hija de los suyos para que los doctrinasen en el conocimiento de Nuestro Padre el Sol [...] y para que les diesen preceptos y leyes en que viviesen como hombres en razón y urbanidad”. (BRAVO, 2022)
Pizarro y los conquistadores
Francisco Pizarro y Diego de Almagro, ambos con más de 50 años y de orígenes humildes, no habían logrado destacar en España. Como aventureros y buscadores de tesoros, lideraban un pequeño grupo de españoles ansiosos por encontrar riquezas similares a las que se habían descubierto en el mundo azteca en México una década antes. Navegando hacia el sur a lo largo de la costa del Pacífico desde Panamá en dos pequeñas carabelas mercantes, exploraron Colombia y la costa ecuatoriana sin éxito en su búsqueda de oro. Esta expedición marcaba la tercera y probablemente la última oportunidad de Pizarro de encontrar fama y fortuna.
Sin embargo, en 1528, Bartolomé Ruiz, el piloto de la expedición, capturó una balsa lejos de la costa que estaba llena de tesoros. Este hallazgo cambió las perspectivas y llevó a Pizarro a asegurarse el derecho, por parte del rey español Carlos V, de ser gobernador de cualquier nuevo territorio descubierto, con un 20 % del tesoro reservado para la corona. Con una fuerza de 168 hombres, incluyendo 138 veteranos, 27 caballos, armamento y un fraile llamado el padre Valverde, Pizarro se embarcó en su expedición hacia los Andes.
En 1531, Francisco Pizarro avanzó con cautela y conquistó Coaque en la costa ecuatoriana. Tras recibir refuerzos en 1532, su expedición creció a 260 hombres. Se dirigieron a Tumbes, saqueando y encontrando indicios de una civilización prospera en el camino. Fundaron San Miguel (Piura) y se prepararon para su primer encuentro con los gobernantes de un supuesto imperio rico y vasto. (Cartwright, 2016)
Problemas en el imperio
Cuando los conquistadores españoles llegaron a Perú, el Imperio inca enfrentaba serios problemas internos. A pesar de su vasto territorio, el imperio era políticamente frágil, con poca integración de los pueblos conquistados, y mantenía su obediencia principalmente a través de la dominación militar y rehenes. Se imponían tributos impopulares, y muchas comunidades eran reubicadas o forzadas a aceptar nuevos habitantes leales al gobierno inca. Los incas también impusieron su religión y arte, aunque permitieron a los pueblos conquistados adorar a sus dioses con un estatus menor. A pesar de algunos beneficios como suministros regulares de alimentos y protección militar, el imperio tenía dificultades para mantener la lealtad de sus súbditos, y las luchas por el poder entre los propios incas agravaron aún más la situación. La epidemia de viruela introducida por los europeos también afectó gravemente a la población inca.
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