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Historia to en colombia


Enviado por   •  27 de Agosto de 2020  •  Apuntes  •  2.075 Palabras (9 Páginas)  •  127 Visitas

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Resumen: La investigación historiográfica en Terapia Ocupacional es un campo propicio para proyectar estudios subalternos y decoloniales; este artículo hace una aproximación a la comprensión y el análisis en clave de historia social de la profesión en Colombia. Hablar del pasado en Terapia Ocupacional significa encontrar los sentidos de la ocupación a través de las prácticas, las instituciones y los sujetos. El artículo se organiza en tres apartados: uso de las ocupaciones en hospitales y otras instituciones durante la colonia en el Nuevo Reino de Granada; prácticas e instituciones hacia la consolidación de la República, y entrada al siglo XX: de la corrección a la terapia. Se identifican el trabajo y la instrucción en oficios como opción correctiva y de redención empleada en hospicios, asilos y otras  instituciones desde el siglo XVII. Este recorrido sugiere una constante histórica: los oficios –la ocupación–, como práctica de las instituciones y bajo principios de caridad y beneficencia, han sido utilizados para formar, ocupar, corregir, normalizar y, en cualquier caso, hacer productivas a las personas socialmente marginadas.

Los intereses del Estado. Botero y Cordovez Moure coinciden en señalar el trabajo de prisioneros de la Casa de Reclusión de Guaduas en el procesamiento del tabaco, industria que para entonces hacía parte de los monopolios estatales y que sería durante ese siglo un motor importante de la economía . La figura de los oficios se mantenía como medio para salir de la vagancia y acceder a la moral católica, al tiempo que creaba condiciones de mano de obra para la producción económica y el progreso, necesarios en el proyecto de consolidación de la República. Esta alusión al trabajo en las prisiones aparece como un antecedente de las prácticas de Terapia Ocupacional en los centros de reclusión.

Otro precursor de la Terapia Ocupacional parece ser la necesidad de contrarrestar la vagancia, la ociosidad y las malas conductas, ante las cuales resultaban apremiantes la prohibición y la cura, instituidas ahora a través de la ley. El trabajo y los oficios se ratificaron como estrategia para tal fin, y variaron en esfuerzo, peligrosidad y talento según el tipo de pobre que se fuera y el género. De manera similar, la instrucción en oficios a niños sin hogar, práctica que como se ha mencionado existía desde el siglo XVII, permaneció e incluso se fortaleció durante el siglo XIX en el territorio colombiano . De nuevo, se encuentran los oficios asociados a corregir, mejorar y prevenir.

Para mediados del siglo XIX se daría una separación entre ellos e incluso se expulsarían del territorio algunas comunidades que venían haciéndose cargo de entidades de educación y de caridad. En las décadas de 1960 a 1980, algunos de ellos fueron usados en Terapia Ocupacional con las personas con discapacidad. Restrepo Zea sostiene que hasta 1885 se siguió practicando el concertaje laboral de niños y niñas desde estas instituciones con la anuencia del Estado, esto en vista de las necesidades de mano de obra en haciendas, casas y talleres, y posteriormente en las industrias, que para las últimas décadas de ese siglo se fortalecerían. Desde pequeños los huérfanos y abandonados, así como los infracto-res de la ley, eran corregidos a través de la enseñanza y el trabajo en oficios manuales.

Estas prácticas, bajo la figura de la caridad y luego de la beneficencia, actuaron como estrategias promovidas para alcanzar el progreso y el bien moral de ciertos sectores de la sociedad. Por otra parte, diferentes autores concuerdan en que la apertura de las primeras instituciones destinadas a la atención de las personas con trastornos mentales habría ocurrido alrededor de 1870 . Según Ospina y Sacristán , la conformación de los asilos de locos y locas, como se les denominaba10, obedeció primordialmente a la necesidad de preservar la tranquilidad y el orden público, aunque también a valores morales de caridad y misericordia que alentaban a prestar ayu-da a los necesitados . refieren que durante el proceso de medicalización del Hospital de Caridad , en la década de 1870, los profesores de medicina consideraban que «los locos y los incurables debe-rían ser trasladados a otras instituciones para dejarles espacio en las enfermerías a los enfermos cuyas patologías fueran de interés para el conocimiento científico, puesto que estas eran las que servían para la enseñanza de la clínica» .

la firma del Concordato, en 1887, estas relaciones se restablecieron , de ahí el regreso de religiosos al manejo de los hospicios y otras instituciones. Fiesta de caridad en favor del Asilo de Locas de Bogotá, 1882. Los hallazgos anteriores coincidirían con lo concluido por Trujillo , en el sentido que el tratamiento de las personas con trastornos mentales antes del siglo XX se limitaría al aislamiento o el encierro y el alivio espiritual. La pregunta por el lugar de los oficios en los asilos de locos y locas queda abierta, y amerita una identificación de registros de archivo que permitan darle respuesta en investigaciones futuras.

Adicionalmente, aunque sale del alcance de esta indagación, resultan de interés las referencias de Roselli a los tratados que sobre el tratamiento de las afecciones mentales se habrían generado en el siglo XIX en el país. Lo relatado por este autor hace pensar que algunos médicos de la época habrían podido ser influencia-dos por los principios del tratamiento moral promulgados por Philipe Pinel a finales del siglo XVIII. Cabe recordar que tales principios se han relaciona-do con la Terapia Ocupacional en sus orígenes en Estados Unidos . Estas circunstancias tuvieron efectos sobre las instituciones que se vienen rastreando.

Al mismo tiempo, los saberes y prácticas para contrarrestar la degeneración de la raza y aumentar la productividad en las regiones, así como las transformaciones en el saber médico y pedagógico, permea-ron la organización y las prácticas en hospitales, hospicios, asilos, escuelas y casas de menores . Como se aprecia en el documento , la existencia de estas casas y su estilo de funcionamiento, justifica-dos en la urgencia de facilitar medios de supervivencia a las viudas y huérfanas que había dejado la Guerra de los Mil Días, guardan clara relación con las reportadas en el siglo XVII, con las prácticas caritativas de la iglesia y con las le-yes contra la pobreza y la mendicidad . Los oficios continúan revelándose como fuente de formación moral, religiosa y económica para hacer de las niñas y las mujeres pobres, personas dignas de trabajo, bien fuese en la industria o empleadas en casas particulares. En cualquier caso, la enseñanza y la práctica de oficios seguían funcionando como estrategia para combatir las malas costumbres y la pobreza, todo esto bajo los preceptos de la moral católica.

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