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Historia.


Enviado por   •  17 de Junio de 2014  •  Trabajos  •  3.820 Palabras (16 Páginas)  •  181 Visitas

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INTRODUCCIÓN.

Nadie podría imaginarse que los principios básicos y las ideas fundamentales de la política y la economía tienen su origen incluso antes de Cristo, tal vez si se retrocede un poco en la historia puede recordarse que filósofos como Platón, en sus obras La Republica y Las Leyes ya planteaba la existencia de un gobierno totalitarista controlado por las clases altas, donde la economía fuera dirigida por la nobleza debido a que la muchedumbre como él llamo al pueblo carecía de los conocimientos y las habilidades para hacerlo. Pero, en nuestro tiempo la actual situación de Colombia tiene que ver, en gran parte con la crisis generalizada y agudizada en la década de los años ochenta, resultado, no sólo del desarrollo de ciertas variables coyunturales, entre otras, la del narcotráfico, sino de transformaciones estructurales que tienen sus raíces fundamentalmente en los años siguientes a la finalización de la Segunda Guerra Mundial. Pero la crisis de cualquiera de las regiones particulares de Colombia, no es comprensible absolutamente desde este contexto general. Este es fundamental, pero las regiones presentan en sus desarrollos especificidades que requieren explicaciones también particulares. En los campos económico, social, político, religioso, etc. es posible encontrar importantes diferencias frente a lo acontecido en el resto del país (Cfr. Uribe y Alvarez, 1987).

1- Analizar los efectos de las diversas modalidades de violencia sobre las actividades de las empresas Colombianas en las cuatro últimas décadas del siglo XX.

En la década de los años 70, todos los esfuerzos políticos y financieros del Estado son conducidos a favorecer el proyecto de la diversificación de las exportaciones como una vía para superar la crisis en la que había entrado el modelo de desarrollo con base en la sustitución de las importaciones. Tanto el ahorro nacional, sobre todo el proveniente de la bonanza cafetera que le correspondió al gobierno de López Michelsen, como los grandes empréstitos en los que se embarcará el país, son utilizados fundamentalmente para la modernización de los "sectores de punta" en los campos minero, manufacturero y agroindustrial que ofrecían ventajas comparativas. Sólo un pequeñísimo sector de colombianos se beneficiará realmente con el incremento de las exportaciones, pero todo el país sí tendrá que asumir las consecuencias de la crisis que implica el crecimiento de la deuda externa y la reducción significativa de la inversión social durante la siguiente década. El viraje "hacia afuera" del modelo de desarrollo dejará sin posibilidades el desarrollo interno. Las consecuencias se agudizarán en sectores como la educación, la vivienda, la salud y el campo (Cfr. Bejarano, 1984: 17 46).

El final de la Guerra Fría eliminó los obstáculos propios de un mundo bipolar para la consolidación del mercado mundial como punto de referencia para el desarrollo de los países. "El recurso al mercado, en su acepción más radical, fue el principal mecanismo empleado tanto como principio de organización social como de medio a través del cual se afirmaba la integración de los diferentes Estados en la economía mundial" (Fazio: 69).

Las naciones se ven "obligadas" a abrir sus fronteras y a supeditar muchas esferas de su soberanía a los condicionamientos de los capitales internacionales. Los desarrollos empresariales ya no se supeditan a las fronteras de una nación. "La 'revolución' informática está generando por sí sola enormes excedentes y sus aplicaciones son una fuente casi inagotable de nuevas tecnologías derivadas. Este desarrollo está cambiando la tecnoestructura mundial. No sólo revoluciona las condiciones de circulación de los bienes sino su misma producción, cada día más automatizada. Pero la transformación más significativa proviene de la aplicación de la informática a la organización y gestión empresarial. Nace la empresa mundial" (Restrepo. 1991: 80).

Los condicionamientos del FMI a partir de la crisis de la deuda externa latinoamericana y la mejoría en la balanza de pagos a partir de 1986, crearon el ambiente apropiado para que el equipo económico del presidente Virgilio Barco Vargas "considerara que el país requería no sólo de un ajuste coyuntural, sino que era necesario ir más allá, para disminuir el papel del Estado en la economía y estimular el 'desarrollo hacia afuera', reduciendo la dependencia que en relación con el mercado interno tenía el aparato productivo" (López: 20-21).

Ante la solicitud de nuevos créditos al Banco Mundial, éste presionó la aprobación de un programa de liberalización de importaciones y de reestructuración industrial. De esta manera, en Febrero de 1990, el Conpes aprobó el 'Programa de modernización de la economía colombiana' (Ibid: 22).

La administración de César Gaviria, para septiembre de 1991, olvida los criterios fundamentales con base en los cuales había sido planeado el proceso de apertura económica: gradualidad, selectividad e integralidad, determinando una apertura radical, al rebajar intempestivamente los niveles arancelarios cuando la mayoría de las empresas no había tenido el tiempo suficiente para transformarse, modernizando sus procesos de producción y de administración. Esto las llevó a enfrentarse a un mercado mundial en cuya competencia buena parte de nuestros sectores productivos, de manera muy sensible, el agrario, llevaron todas las de perder, lo que implicó de inmediato la elevación de los índices de desempleo a niveles antes nunca conocidos. Buena parte de los colombianos sólo encontraron como única alternativa para sobrevivir hacer parte de la subversión, de la antisubversión, del mundo del narcotráfico o de las bandas armadas en los sectores urbanos de las principales ciudades.

Indudablemente la apertura económica favorecerá a los grandes capitales nacionales y transnacionales en contravía de las grandes mayorías del país que han visto incrementarse la concentración de la riqueza en un sector cada vez más reducido, sobre la base del aumento acelerado de la pobreza, más del 60% de los colombianos, y de la miseria, casi el 30%. Dicha situación habrá de agudizarse ante el empeño de la administración del presidente Álvaro Uribe Vélez de firmar a toda costa un Tratado de Libre Comercio, sobre la base de las condiciones impuestas por Estados Unidos.

2- Analizar los efectos y consecuencias del modelo económico neoliberal sobre las empresas y empresarios colombianos en las 4 últimas décadas del siglo XX.

A lo largo de los últimos seis años el modelo neoliberal se ha reafirmado en su ejecución como en sus consecuencias sociales, políticas y económicas para el país, el principal lunar que este modelo económico ha dejado en Colombia es sin duda alguna la creciente tasa de desempleo, que para el 2001 alcanzó una tasa del 20.3%, casi el doble de la reportada en 1990, la cual fue de 10.6%. Es este indicador el más representativo de los niveles de pobreza que se ha alcanzado en nuestro país, además de los niveles de subempleo que ya alcanzan el 30%.

El neoliberalismo ha puesto en desventaja a la industria Colombiana, pero sobre todo uno de los más grandes damnificados es el sector agrícola, y es que resulta imposible para el agro ser competitivo cuando sus competidores reciben subsidios por parte de sus gobiernos - Como ocurre en la Unión Económica Europea y en los Estados Unidos de Norteamérica.- y ofrecen por esta causa productos más baratos que los Colombianos. Esto ha llevado a crear mayor pobreza en el país y mayor riqueza en los países que le venden los bienes a Colombia.

El neoliberalismo aunque se percibe como un arma económica, éste es un arma que actúa en todos los frentes posibles, tanto en lo económico, como en lo político y social. La política resulta como el medio por el cual el neoliberalismo consolida sus intereses, si tenemos en cuenta la representación desigual de los sectores de la sociedad ante el Estado explica que quienes tienen mayor influencia tienen mayor posibilidad de ser escuchados o atendidos en sus exigencias, estas de carácter neoliberalita o de estos lineamientos en los últimos años.

En los años setenta se decía que Colombia, como otros países de América Latina, estaba por iniciar su despegue hacia al desarrollo económico y social. ¿Qué hizo que ese pronóstico no se cumpliera? No solo Colombia no despego, tampoco despegaron otros países latinoamericanos. América latina se quedó estancada; el continente no ha podido encontrar un equilibrio, ni político, ni social, ni económico. Para la mayoría de latinoamericanos nada se puede hacer hasta que no se resuelva el problema de la deuda externa. Pero, aunque se diga que la deuda es una gran carga no se puede afirmar que es lo que nos tiene estancados, que pasa entonces con el despilfarro de dinero, con las políticas que se han seguido después de la segunda Guerra Mundial.

Se tiene como principio que todo proceso económico, político y social debe ser estudiado desde un contexto como el de la situación internacional. Lo anterior especialmente enfocado a países cuyo desarrollo es y seguirá siendo condicionado por dicha situación, como lo es el caso de los latinoamericanos. Es por todo esto que la adopción del modelo neoliberal en Colombia debe analizarse teniendo en cuenta las condiciones internacionales, regionales y nacionales específicas.

En Latinoamérica luego de la crisis económica vivida durante la década de 1980 y al despuntar la siguiente década los regímenes de cada región sucumbieron a las “bondades” del modelo neoliberal. Fue en ese momento donde se inició una transformación económica encabezada por la èlite neoliberal que se veía conformada por una nueva generación de gobernantes, quienes tienen estrechos vínculos con el capital y las instituciones financieras internacionales, al igual son los portavoces de la burguesía y tiene muy buenas relaciones con el sector financiero. Esta èlite tiene un eje el cual está conformado por los llamados tecnócratas, quienes han sido definidos como individuos con una alta formación académica y que siempre han ocupado cargos importantes dentro del sector público y el privado, la mayoría de ellos son economistas bilingües, con compañeros de estudio que en la actualidad ocupan altos cargos en bancos multilaterales y en el Fondo Monetario Internacional. Son los llamados a tomar decisiones de índole político y económico. Los tecnócratas neoliberales de Latinoamérica se han preocupado por presentar la imagen de sí mismos como los salvadores de sus respectivas naciones en crisis.

Con la apertura económica se esperaba inducir a los empresarios a aumentar las importaciones y a capitalizarse, en cambio y gracias a las malas condiciones financieras estaban esperando ser reemplazados por la competencia internacional. Por otro lado, el presupuesto fundamental del Banco Mundial que presentaba una alta tasa de cambio que estimularía las exportaciones y no desprotegería totalmente la economía nacional no se dio en ese momento como se esperaba. Lo que se había previsto era que al bajar los aranceles provocaría una elevación del tipo de cambio que estimularía una expansión de las exportaciones no tradicionales, también se predecía que la mayor competencia conduciría a un incremento de las importaciones esenciales y a la inversión, como se ha planteado anteriormente estos dos factores esenciales descendieron y por si fuera poco se estaban desestimulando las exportaciones. Para esos dos primeros años de implementación de apertura económica en Colombia, Eduardo Sarmiento Palacio plantea: “es indudable que el país no estaba preparado para llevar a cabo una apertura económica. La liberación de importaciones requiere un proceso previo de capitalización e incorporación tecnológica que no surge de manera espontánea. También quedan valiosas enseñanzas. Los hechos no confirman el supuesto fundamental de que la simple desprotección del mercado interno garantiza la inserción internacional. Por el contrario, la expansión de las exportaciones de manufacturas requiere una estructura industrial sólida capaz de sustentar altos niveles de producción y productividad” .

3- Qué tipo de estrategias han utilizado las empresas colombianas para superar la crisis social, económica, política, ética y cultural de la sociedad colombiana en lo transcurrido del siglo XXI.

Exportaciones, logro de grandes escalas y flexibilidad para adaptarse al cambio son los elementos que distinguen a los mejores. Dinero analiza el comportamiento de las 5.000 empresas en los últimos siete años.

Desde su aparición en el año 1998, el informe de las 5.000 empresas de Dinero se ha convertido en el registro por excelencia de la actividad empresarial en el país. Durante este tiempo, las empresas colombianas han pasado por situaciones extremas, desde una crisis sin antecedentes, hasta una recuperación que ha implicado la obligación de amoldarse a cambios drásticos en los factores que definen la competitividad y los modelos de negocio. Aprovechando que contamos con una base de datos que permite examinar en detalle la historia de nuestras empresas en este período, Dinero analiza en este número las principales tendencias en siete años de las 5.000 empresas.

A la luz de los datos entre los dos extremos del período 1998-2004, el resultado es positivo. En promedio, el crecimiento anual de las ventas fue 7,7% real y la tasa anual de crecimiento de las utilidades fue 32%. Esta es una cifra agregada, que oculta los inmensos altibajos que vivieron las organizaciones en este tiempo y tampoco deja ver la gran diversidad de los resultados entre empresas. Las firmas más grandes y las exportadoras conforman la categoría ganadora; sin embargo, el crecimiento es menos común entre las pequeñas y las que dependen del mercado local. En el balance, un gran número de empresas no ha dado el salto hacia un nuevo modelo que les permita entrar en una senda de crecimiento sostenible.

Las empresas grandes (aquellas que vendieron más de $30.000 millones en 2004) aumentaron sus ingresos, utilidades y rentabilidad. Los resultados son muy inferiores en los demás casos. Mientras los ingresos de las grandes crecieron a una tasa promedio anual de 8,8% en términos reales, los de las medianas aumentaron 3,9% y los de las pequeñas (aquellas que vendieron menos de $15.000 millones en 2004) se redujeron 0,2% en promedio cada año. Las utilidades netas subieron 36%, 16% y 6% para cada categoría.

Los mejores

La internacionalización es el factor de mayor peso para explicar quiénes crecen más. Mientras los ingresos de las empresas que vendieron por encima del 50% de su producción en el exterior aumentaron 17,6% en promedio anual en el período, los de las empresas no exportadoras lo hicieron al 7% anual.

Llama la atención que las empresas que más venden, también gastan más. Mientras los gastos administrativos de las empresas con alta propensión a exportar aumentaron 66% entre 1998 y 2004 (ver tabla), los de las exportadoras marginales disminuyeron 19% y los de las no exportadoras se modificaron muy poco. La lección parece simple: las empresas crecen cuando se comprometen con actividades que las llevan a hacer más inversión publicitaria, a desarrollar más proyectos y a emplear más personas. Sin embargo, muchas empresas parecen haberse quedado ancladas en los comportamientos que les permitieron sobreaguar la crisis, cuando era indispensable ahorrar al máximo. Ese hábito podría convertirse en un obstáculo para alcanzar las verdaderas oportunidades en la nueva etapa. Por eso, preocupa que la inversión de las 5.000 mayores empresas del país en propiedades, planta y equipo se haya estancado entre 1998 y 2004.

Hay más rasgos comunes en el conjunto de las empresas que logran crecer en este período de turbulencia. Una fuerte tendencia ha sido la consolidación y la búsqueda de operaciones más grandes para materializar economías de escala. En algunos casos, como el de la siderurgia, las adquisiciones de empresas cambiaron por completo la fisonomía del sector, primero cuando Diaco se consolidó por medio de adquisiciones sucesivas de algunas de las principales siderúrgicas del país, y luego cuando la brasileña Gerdau adquirió a Diaco en 2005. Sin embargo, la búsqueda de escala no solo se logra con adquisiciones. La Alianza Team consolidó un modelo en el sector de las grasas, por ejemplo. Por su parte, la industria avícola está explorando un camino entre estas diferentes posibilidades, para lograr una operación de tamaño suficiente como para resistir las perspectivas de apertura que vienen con los diferentes tratados comerciales que está firmando Colombia.

En el sector agrícola, la búsqueda de escalas grandes es el factor determinante y esto viene de la mano con la modernización tecnológica. En sectores como flores, arroz y banano, las empresas que se destacaron por su crecimiento exploraron al mismo tiempo la ampliación del área en producción y la modernización tecnológica. El trabajo estrecho entre empresas de estos sectores y varias universidades del país se ha traducido en incrementos de productividad que permitieron lograr resultados de ventas muy superiores a los promedios sectoriales.

Aparte de la búsqueda de mayores tamaños, las empresas exitosas se caracterizaron por la flexibilidad para ajustarse al cambio. En numerosos sectores en Colombia las condiciones de la competencia se alteraron radicalmente con la crisis, tanto que fue necesario cambiar el modelo de negocio. Un ejemplo es la construcción. Las empresas de este sector condujeron durante décadas un modelo en el cual acumulaban bancos de tierras, que luego desarrollaban de acuerdo con las condiciones de la demanda. Con la recesión, los bancos de tierras demostraron ser una carga inmanejable de activos improductivos. Las constructoras sufrieron la peor crisis de su historia y se vieron reducidas al mínimo. En la recuperación cambiaron el modelo de negocio y operan con un mínimo de costos fijos. Desde las tierras hasta los empleados pasaron a ser costos variables, dependientes de los resultados de los proyectos. Otros casos en los que el modelo de negocio se transforma rápidamente son la publicidad, pues las empresas están gastando por debajo de 50% de su presupuesto en medios tradicionales, mientras el resto va a otras actividades como punto de venta y relaciones públicas; el comercio, en el que las grandes cadenas empiezan a moverse hacia los estratos 2 y 3, mientras las tiendas consolidan su presencia; y el cemento, en el que la aparición de un nuevo jugador desequilibró el mercado y los precios están en niveles históricamente bajos.

Exportaciones, mayor tecnología, grandes escalas y flexibilidad para adaptarse al cambio son tendencias básicas para salir adelante en los tiempos que corren. Ante estos desafíos, sin embargo, resulta preocupante constatar la baja inversión que mantienen las empresas y la poca coherencia entre sus estructuras financieras y la capacidad para soportar el crecimiento futuro. Las empresas redujeron su endeudamiento, en particular en los dos últimos años. Sin embargo, las empresas grandes disminuyeron su endeudamiento de largo plazo y aumentaron el de corto. Esto ocurrió, entre otras razones, porque la liquidez de la economía facilitó el uso de 'cupos de tesorería', es decir, dinero a plazo muy corto con una menor tasa de interés y con la ventaja tributaria de no tener el costo de timbres que llevan los pagarés de los créditos a largo plazo. Son evidentes los riesgos de financiar proyectos de largo plazo con préstamos de tesorería que deben ser renovados en períodos muy cortos, pero esto se ha convertido en un hábito en las empresas grandes y medianas en Colombia.

Quiénes crean valor

La importancia de las exportaciones se confirma al observar las cifras de Valor Económico Añadido (EVA, por su sigla en inglés) que todos los años calcula para Dinero la firma Stern Stewart & Co., la creadora de esta medida. Según estos cálculos, las 5.000 empresas destruyeron valor por un equivalente a $16 billones en 2004. Esta cifra, aunque es negativa, es una fracción de los $50 billones que destruyeron en 2000 (ver página 70). Las productoras de bienes transables lideraron la recuperación.

Las empresas que más valor crearon están en sectores ligados con el ciclo de auge internacional de los precios de los productos básicos. Entre ellos están minería, hidrocarburos, vehículos, químicos, tabaco, hierro y acero. Por su parte, las que más destruyeron valor están en actividades particularmente dependientes de la demanda local. Allí aparecen restaurantes, hoteles, telecomunicaciones, computadores, comercio y algunos servicios.

Los cálculos de Dinero muestran que, en promedio, entre 1998 y 2004, apenas 6% de las empresas generó una rentabilidad patrimonial superior a la tasa de interés de los CDT y que el 62% de ellas tuvo una rentabilidad inferior a la de un CDT (ver tabla). El porcentaje de empresas con pérdidas netas -la forma más clara de destrucción de valor- pasó de 10% en 1998 a 7% en 2004, una buena señal de mejoría. Sin embargo, la proporción de firmas que mostró pérdidas operativas se mantuvo relativamente inalterada en el período, al caer de 25% a 23%. Así, de las 5.000 empresas, la cuarta parte está en riesgo de no ser viable en el mediano plazo. Este es un peligroso coletazo de la crisis de fin de siglo.

Las pequeñas

Los mayores problemas de ausencia de crecimiento, bajas exportaciones y baja inversión se concentran en las empresas pequeñas. Las 2.570 firmas que vendieron menos de $15.000 millones en 2004 -las pequeñas- hicieron apenas el 8,7% de las ventas y el 5,7% de la utilidad total de las 5.000 empresas de Dinero. Juntas, las ventas de todas las pequeñas no superarían los ingresos de las tres primeras empresas del ranking Ecopetrol, Bavaria y ExxonMobil. Solamente 707 de las empresas pequeñas exportan (27% del total) y una tercera parte de este grupo está en los sectores de confecciones y de flores. Así, quedan apenas 470 empresas pequeñas que venden en el exterior otros productos.

La inversión tampoco es su fuerte. Las pequeñas poseen apenas el 11% del patrimonio de las 5.000, y entre 1998 y 2004 invirtieron una proporción menor que las demás en propiedades y planta y equipo para sus negocios.

Estas conclusiones tienen una gran importancia para salir adelante en la economía que nos espera en los próximos años, caracterizada por una globalización más acelerada, cuando los acuerdos comerciales firmados (Mercosur y las fases finales de G3) entrarán en plena vigencia y, unidos al TLC con Estados Unidos, harán sentir sus efectos en toda su magnitud, al desplegar nuevas oportunidades y riesgos en el panorama de las empresas colombianas.

El análisis de las 5.000 empresas muestra una vez más que, si bien los sectores son importantes en la determinación de los resultados, gran parte de ellos depende realmente de la gestión que hace cada empresa. En todos los sectores hay empresas con desempeños muy superiores al promedio, mientras otras se rezagan. Tienen razón quienes hablan de que los ganadores y perdedores de los acuerdos comerciales no son los sectores, sino las empresas. El país tiene que prestar más atención a las estrategias y mejores prácticas de las empresas ganadoras. Y las que están en la retaguardia deben aprender estas lecciones y moverse para cerrar la brecha. De la misma forma, estos resultados muestran la importancia de revivir el trabajo de modernización empresarial, y en particular, con los procedimientos de creación y operación de las empresas, así como los de de las cadenas productivas, para resolver la debilidad en eslabones críticos. La negociación del TLC ha servido para que los industriales y sus proveedores de materias primas y servicios discutan el futuro de sus sectores desde la perspectiva de un mundo globalizado, en el cual la competencia no se desarrolla entre empresas individuales, sino entre cadenas productivas ubicadas en diferentes regiones del mundo. Este debería ser el escenario para compartir mejores prácticas y moverse hacia estrategias más ambiciosas, que permitan a las empresas colombianas lograr mayores productividades y crecimientos hacia el futuro.

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