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Huasipungo


Enviado por   •  5 de Marzo de 2015  •  1.721 Palabras (7 Páginas)  •  289 Visitas

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El día se presenta con enormes contradicciones para Alfonso 9 Pereira. Acaba de dejar en estado irresoluto, en manos de la esposa y de la hija, un problema que e1 10 llamaba de “honor en peligro”. Como de costumbre, en situaciones desesperadas, había salido de casa dando un puertazo, y mascullando una Veintena de carajos y maldiciones. Sus mejillas rubicundas —de hartazgo de sol especialista en cura de tuberculosis— e infladas —de aire y zumo de tierra serrana— presentan una lividez Verdosa que, poco a poco, conforme la bilis se Va diluyendo en el ambiente callejero, recuperan su color natural.

Las cabezas que se descorchaban a su paso dejan desbordan sonrisas y reverencias gratas. Espuma del fermento que su honradez y caballerosidad, para todos los potentados, supieron guardar en la conciencia de la alta burguesía.

;No! Esto no puede quedar así, piensa. La poca precaución de una chicuela de diecisiete afios no puede deshonrarnos

a todos. Pero, como de costumbres, las ideas salvadoras no acudieron a anidar en su cerebro, se quedaron estranguladas en los puños.

Coadyuvaban a su mal humor los picotazos continuos del recuerdo de sus deudas: su tio Julio Pereira, el sefior Arzobispo, el Banco, los impuestos fiscales —deuda odiosa: impuesto predial, impuesto a la renta, impuesto a la Venta de los pocos quesos que saca de Cuchitambo—. Se enreda en una madeja de impuestos y Vuelve a perder el color habitual de las mejillas.

De dónde salen tantos impuestos? {De dónde? —se pregunta a menudo.

En el preciso momento que iba a cruzar la calle, un auto-

móvil de línea aerodinámica le amenazó con una acometida; quedé haciendo equilibrios en el borde de la acera y en el filo de aquel encontronazo inoportuno.

El acreedor más terrible, el tío Julio, al cual no se le puede

dar largas porque las desbarata con argumentos madre in Julio Pereira, saca la cabeza por la Ventanilla del auto y le hace sefias para que se acerque.

—cómo esta, tío?

—Sube. Tenemos que hablar.

—Siempre dispuesto a servirle, tiito —murmura sentándose junto a aquel hombre grueso, de cejas pobladas y que tenía la costumbre de hablar en plural, como si fuera miembro de una pandilla dependiente de almacén.

Después de algunos minutos entraban en el despacho particular del Viejo Pereira: un gabinete con puerta de cristales escarchados, un enorme escritorio que se agobia bajo el peso de un centenar de papeles, planos y libros, dos ficheros de color Verde aceituna, amplios sillones de cuero donde se pueden resistir los golpes de los negocios más audaces, un enorme cuadro del Corazón de Jesús hecho por un tal señor Mideros, y el perchero que en aquella capilla de la austeridad sirve para colgar las sonrisas y las bromas junto a los sombreros y a los paraguas alicaídos.

—Pues sí, mi querido sobrino.

Un escalofrió de desorientación le invadió a Pereira el menor.

—Hace tres semanas que se halla Vencido el pagaré de diez

mil sucres que me adeudas. No he querido ejecutarte porque

tenemos entre manos un proyecto que nos hara ricos a todos. Hemos ido por tres Veces, en Viaje de exploracion, a Cuchitambo. Da pena Ver lo abandonado que esta eso.

Con aire paternal continué:

—Si quieres pensar seriamente, y sigues las indicaciones

mias y de Mr. Chapy.

—gMr. Chapy?

—El jefe de la explotación de la madera en el Ecuador.

Lograras no solamente cancelarme la deuda, sino que, a lo

mas tarde, después de dos afios, serás uno de los socios principalesen el negocio. El recorrido que hicimos con Mr. Chapy nos dio excelentes resultados; encontramos maderas importantes para la fabricacion de durmientes: arrayan, motilon, canela negra, huilmo, pantza, y... otras mas. ;Oh! Esa naturaleza es privilegiada. Se puede perfectamente abastecer a todos los ferrocarriles de la Republica. Siempre seria más ventajoso para nuestras compañías ferroviarias, comprarnos lefias y durmientes.

—Pero...

—Creo que el gringo ha olido petróleo en esas regiones.

¿Has leído El Día?

—No.

—Hay una información muy importante acerca de lo rico en petróleo que son los terrenos de la cordillera oriental, los

parangonan con los de Baku.

Don Alfonso meneé la cabeza como si estuviera al cabo de

la calle.

—Todo esto es muy halagador para nosotros, en especial

para ti. Mr. Chapy nos ha ofrecido traer maquinaria que ni tu ni yo podemos traerla. Pero el socio no quiere dar un paso sin antes estar seguro de las mejoras indispensables que requiere la hacienda.

—mejoras?

—Naturalmente. Un carretero para automóvil, la compra

Del bosque de Filocorrales y Guamani, limpiar de huasipungos las dos orillas del rio, para construirse quintas cómodas para ellos.

—Pero de un momento a otro hacer todo eso. ..

—A ti te parece difícil porque has estado acostumbrado a recibir lo que buenamente te han mandado tus administradores tus huasicamas.

—Yo...

—Las consecuencias no se han dejado esperar; tu fortuna se va al suelo.

—No, es que...

No hallando el pretexto que le librara de la mirada inquietante de aquel buen tío, se contenté con mover los brazos en forma del hombre perdido, de situación irremediable.

—No estamos en el momentos de los abatimientos —afirmé

el viejo metiéndole los papeles en los ojos.

...

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