INTRODUCCION A LA ARQUITECTURA. Capitulo I. Arquitectura Griega
Michael ChungEnsayo9 de Febrero de 2017
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INTRODUCCION A LA ARQUITECTURA
Capitulo I. Arquitectura Griega
La dificultad principal o más importante cuando se habla de la arquitectura griega, realmente una gran parte de nuestra cultura y nuestro modo de ver los valores artísticos, depende precisamente de los griegos, de esta manera, contémplanos la arquitectura griega de una manera muy particular o especial. Debido a este hecho, no se puede apreciar la arquitectura griega de una manera totalmente objetiva, por la dificultad que se tiene de separar la realidad de la arquitectura griega, del antes y del después y de las grandes consecuencias que de esta hayan surgido.
El valor determinante de la experiencia griega no depende solo de los resultados específicos obtenidos, sino específicamente del encuadramiento conceptual que tal experiencia recibe la primera vez y que se llega a mantener durante largo tiempo.
La arquitectura y las otras artes son profesiones liberales, si fuera en la opinión presente; los artistas son personas de intelecto, sus nombres se han transmitido por su fama y notoriedad y su capacidad aparece como una prerrogativa personal que no tiene nada que ver con el lugar del que este nació o de que clase social proviene. Los griegos tendían a valorar la educación y la experiencia poniendo el acento en los recursos naturales, en el temperamento individual.
Los griegos fueron por la senda intelectual mucho más allá, comprenden la arquitectura y las otras artes, como una forma de la ciencia. De esta manera se llegan a diferenciar las artes: arquitectura, escultura, pintura, etc. Para cualquiera de las artes se supone que existen reglas objetivas, análogas a las leyes de la naturaleza y que el valor de cada experiencia particular consiste en adecuarse a ellas. En la arquitectura se ha convenido luego llamar a estas reglas con el nombre de órdenes: el dórico, el jónico y el corintio.
Un “orden” descrita por un autor del siglo pasado, “disposición regular y perfecta de partes que concurren en la composición de un conjunto bello, el orden se opone a la confusión”
Los órdenes arquitectónicos no son reglas materiales, es decir, modelos completamente determinantes, sino reglas ideales, que pueden traducirse concretamente de modos muy distintos.
La comparación más evidente que se puede extraer de la filosofía griega es: todos los hombres participan de una forma o especie común, hombres todos tienen las mismas características, y no se puede decir que uno sea más hombre que el otro, pero a la vez, todos los hombres son diferentes, por el hecho de que la especie no es un modelo uniforme, sino una regla estructural que aplicándose cada vez a una materia distinta puede concretarse en infinitos modos. El orden dórico no es una forma sensible, visible con los órganos de la vista, sino una forma intelectual visible con los ojos de la mente.
Los adjetivos “dórico”, “jónico” y “corintio”, aluden a los repertorios tradicionales de algunas estirpes griegas, sin embargo, fijados e idealizados para poderlos utilizar en general, incluso fuera de los lugares y de los grupos étnicos originarios. Los diseñadores griegos seleccionaron poco a poco la multiplicidad de las soluciones arcaicas. El diseñador no tendrá por tanto, necesidad de comenzar cada vez con los mismos razonamientos, sino que podría introducir en su ecuación una serie de términos conocidos, que le permitirán concentrarse en las incógnitas peculiares de su caso
Este sistema de control, por el que algunas decisiones de orden en general sustituyen un número mucho mayor de decisiones particulares, produce una especie de economía de los pensamientos, y admite una distribución de fuerzas altamente rentables.
La otra faceta de este procedimiento es la limitación de experiencias. La referencia de las reglas garantiza la profundización de las investigaciones en un determinado campo, pero a la vez obstaculiza fuertemente su ampliación y establece una línea divisoria entre el diseñador y la obra.
Los órdenes arquitectónicos derivan de una interpretación particular del sistema constructivo trilico, que llega a ser, por consiguiente el sistema obligado para la construcción de todos los edificios más importantes, aunque los griegos conozcan también la bóveda. De este modo los griegos se sienten seguros por adelantado de la armonía entre las exigencias estáticas y compositivas.
Para exponer con precisión los caracteres de la experiencia griega conviene considerar, junto a la familiaridad de los esquemas conceptual que todavía pesa tanto sobre nuestros hábitos presentes, lo extraño y a la vez evidente de los hábitos formales y de contenidos psicológicos.
Las superficies aíslan y distinguen entre si los objetos, esta orientación conduce, por consiguiente, a fijar analíticamente los problemas, ya que cada objeto debe ser reconocido en su individualidad antes de entrar en composición con otros objetos. Esto ayuda también a comprender las relaciones entre el orden del edificio entero. Existe una simple posibilidad de aislar mentalmente el sistema columna arquitrabe del edificio en que el está empleado y precisamente esta posibilidad permite el control indirecto sobre la composición del conjunto, vinculando al diseñador con el empleo de los elementos previamente fijados por una vía general.
A partir de cierta época las líneas rectas se sometieron a leves curvaturas según los ejes de simetría principales, los intereses próximos a los ángulos son más breves y las columnas progresivamente más gruesas , los eje de las columnas, más que verticales, están levemente inclinados hacia el interior del edificio, las columnas de los lados cortos son a su vez más gruesas que aquellas de los lados largos, de tal forma que la columna de ángulo resulta de sección elíptica, los pisos son levemente convexos. Los detalles se presentan comúnmente como correcciones ópticas, soluciones para compensar las diferencias de las condiciones visuales de los distintos elementos o para corregir ilusiones ópticas.
La composición por simetría, se circunscriben al edificio, y los griegos han limitado enérgicamente el empeño de la composición arquitectónica así entendida, dentro de estos confines, evitando aplicar los mismos métodos en escala más extensa. Los griegos nunca llegan a considerar en la era clásica el trazado de una ciudad. El diseño regular de algunos elementos urbanos es un hecho esencialmente empírico y se contradice por la irregularidad de muchos otros elementos, a fin de garantizar siempre que las ediciones más importantes tengan un esplendor individual preciso.
Capitulo II Arquitectura Helenística
La conquista macedónica no solo es un acontecimiento militar sino que provoca la detención de la evolución social de la polis y la dispersión de aquella parte de los valores culturales que seta ligada al principio democrático.
En la época clásica los artistas son personajes famosos y respetados y su prestigio depende de sus dotes personales, independientemente de su origen social. El sentido de la integración social, que tiene gran importancia para los griegos, no parece tener valor para ellos porque su función es más bien contemplativa que practica, el arte sirve para representar la realidad, no para modificarla.
En el mundo helenístico, el trabajo artístico no solo acentúa su propia autonomía, sino que se establece como institución. Nace en este periodo la organización científica del trabajo intelectual y que se forman instituciones adecuadas para favorecer las búsquedas y los intercambios culturales. Los gobiernos de los estados helenísticos hacen casi toda una política cultural, reúnen artistas y científicos en centros dotados de todos los elementos necesarios.
Todo ello favorece la colaboración y la división del trabajo, relegando a segundo plano los valores individuales, causando una separación progresiva entre el arte y la vida, alentando a la arquitectura uy en las artes figurativas la técnica abstracta, en literatura la erudición y la filología pura.
La universalidad de las reglas arquitectónicas formuladas precedentemente no se pone en duda a causa de la amplificación del campo de acción, por el contrario, recibe una aprobación definitiva, concentrándose en una exacta disciplina, seguida en todas partes con la misma firmeza. Cuando los griegos entran en contacto con los pueblos indígenas, el repertorio de la arquitectura griega no se mezcla con la local.
La tendencia a la reflexión produce una actitud más deductiva que inductiva, la arquitectura helenística desarrolla de las premisas ya adquiridas todas las posibles consecuencias y combinaciones, pero acusa la falta de decisión con respecto a la búsqueda esencialmente nueva, la tendencia a la teoría y a lo abstracto obra en oposición a la multiplicación y al creciente empeño de las tareas prácticas. Las múltiples experiencias helenísticas no debilitan seriamente el principio de la limitación de las experiencias, sino que lo confirman, comprobando claramente todas las implicaciones contenidas en los límites prefijados. En la técnica de las construcciones se adquiere mayor virtuosismo y mayor audacia, pero no se experimentan sistemas estáticos sustancialmente distintos de los ya en uso.
La composición arquitectónica queda atada al equilibrio entre la presentación analítica de cada uno de los elementos, adaptada para la visión de cerca y una presentación sintética relacionada con la visión de lejos, pero el equilibrio se mueve decididamente a favor del segundo aspecto, la evidencia plástica de los elementos es menos importante que el efecto de conjunto y la atención se dirige hacia los problemas de las relaciones entre las partes, más bien la conformación de cada una.
La mayor variedad delos tipos de construcción y el deseo de extender los criterios de la composición por simetría a conjuntos más complejos, exigen que las relaciones entre el orden y el edificio no sean demasiado rígidas, por ello probablemente, el abandono parcial del dórico y la preferencia concedida al jónico y al corintio, para evitar el mecanismo dórico.
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