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Ideas Sobre La Revolucion Del Medio Siglo


Enviado por   •  9 de Febrero de 2015  •  2.748 Palabras (11 Páginas)  •  278 Visitas

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LA REVOLUCIÓN DEL MEDIO SIGLO

(SINTESIS CONCEPTUAL)

Trabajo presentado en la clase de

Fundamentos de economía al profesor

Enésimo Pérez Bossa

JOSE DE JESUS PERALTA RODRIGUEZ

Programa de Derecho

Grupo No. 5

UNIVERSIDAD DEL ATLANTICO

2015

LA REVOLUCIÓN DEL MEDIO SIGLO

El pensamiento liberal seguía difundiéndose por el mundo de Occidente, y llegaba hasta América en el periodismo y en la literatura, en las ideas de los comerciantes y de los políticos, conocedores de otros idiomas, otros pueblos y otros conceptos culturales, religiosos y filosóficos. La Constitución del 43, con el peso de la autoridad organizadora y centralista, fue para muchos el motivo de esta reacción liberalizante que pretendía poner al país en el aire de los nuevos tiempos.

A mediados del siglo diecinueve, Europa había madurado su actitud democrática, y fueron varios los movimientos interesantes; dirigidos a ampliar y consolidar la actitud igualitaria en los pueblos, y sobre todo en las clases y castas que los dirigían. La unión de las monarquías, organizada por Metternich desde 1815, no había logrado superar las crisis económicas: la quiebra o estancamiento de las industrias y el consecuente desempleo constituían terreno abonado para las protestas, paros, huelgas y motines, y Europa toda fue en su momento sacudida por el inconformismo. El pensamiento revolucionario desarrollado en Francia y en Inglaterra dirigía sus baterías contra el monarquismo, y en favor de la democracia y el estado nacional. El resultado, en Francia, fue el derrocamiento de Luís Felipe, el rey ciudadano, y un breve período de estructura republicana -la segunda república- hasta 1852 cuando Napoleón III proclamó de nuevo el Imperio.

En la Nueva Granada ya se notaba por entonces una diferencia de criterios muy marcada entre los grupos sociales. De un lado estaban los terratenientes con el apoyo de las comunidades religiosas y la Iglesia, defensores de sus privilegios y de sus extensas haciendas; frente a ellos, se unían los comerciantes, los agricultores, los esclavos indios y negros, los trabajadores de las incipientes industrias. Ya se observaba el interés de las clases populares, alimentadas por el pensamiento revolucionario, en provocar un cambio a la tradición reflejada en los gobiernos conservadores de Márquez, Herrán, y Mosquera. -En el gobierno del General Herrán, su Ministro de Instrucción Pública, Mariano Ospina Rodríguez, incorporó el estudio del Derecho Romano, y proscribió el Derecho Constitucional y la técnica legislativa. La Universidad Nacional tenía facultades de Jurisprudencia, Filosofía, Ciencias Naturales, Teología y Medicina. Y todos los funcionarios de la universidad eran clérigos.

Para suceder a Mosquera, no lograron unidad los conservadores, y se presentaron a elecciones con las candidaturas de José Joaquín Gori y Rufino Cuervo. La elección que, como se recordará, era indirecta y a cargo de los colegios electorales, dio el triunfo al candidato liberal JOSÉ HILARIO LÓPEZ. Pero, al no conseguir una mayoría absoluta, la elección debía ser perfeccionada por el Congreso, lo que se logró en la legislatura de 1849.

LÓPEZ hizo una administración con énfasis en el concepto de soberanía popular, y ante la división conservadora gobernó con un gabinete liberal. Abolió la esclavitud, y las penas de muerte y de vergüenza pública por delitos comunes, estableció el juicio por jurados que habían promovido los revolucionarios franceses, adoptó el sistema métrico decimal, creó la Comisión Corográfica, inició la construcción del Ferrocarril de Panamá, expulsó la Compañía de Jesús para evitar su influjo en la política nacional, y con el mismo objetivo proscribió a varios jerarcas eclesiásticos. Suprimió todo control a la prensa. Y para dar la más completa aplicación a la libertad de ejercer profesiones y oficios, suprimió el requisito de los grados académicos y con ello, las universidades.

Ante los desmanes ejercidos en contra de sus personas e ideas, los conservadores ofendidos por la legislación antirreligiosa, la abolición de la esclavitud y la inseguridad generalizada, se declararon en rebelión en 1851, conducidos desde el sur del país por el poeta y general don Julio Arboleda. La revolución fue prontamente sofocada, pero mostró la conveniencia de introducir algunas reformas a la estructura político-administrativa del Estado, es decir, salió a flote la promoción de nuevas reformas constitucionales.

Para las elecciones de 1852 los conservadores se abstuvieron de participar. Y los liberales se presentaron divididos en dos fracciones, Gólgotas y Draconianos. Distinguía a los Gólgotas el interés reformista y la oposición a la violencia, era un liberalismo moderado. Por su lado, los Draconianos querían reformas radicales mediante el ejercicio de una represión autoritaria, es decir, con métodos excesivamente severos como los que se narran del legislador ateniense Dracón.

Si se examina el proceso económico y político, se encontrará que hubo real interés en la modernización del Estado. Mosquera no solamente manifestó ese deseo, sino que tenía visión sobre las conveniencias para el futuro inmediato en busca de la eficiencia del Estado y la organización de la convivencia. Con aplicado juicio tomaba previsiones para mejorar las relaciones con la Iglesia, reformar el sistema impositivo, agilizar la economía y el sistema monetario y de pesas y medidas, profesionalizar el ejército, y estimular el intercambio comercial interno e internacional.

Pero las más memorables reformas se dan en la administración de JOSÉ HILARIO LÓPEZ, con la abolición de la pena de muerte para los delitos políticos, la supresión del estanco del tabaco, la libertad incondicional de los esclavos, la introducción del juicio con jurados populares, y la extinción de los privilegios al clero y a la Iglesia.

Triunfante el General JOSÉ MARIA OBANDO, gobierna de 1853 a 1854, empieza su administración sancionando la nueva Constitución, heredada del gobierno de López, a pesar de algunas innovaciones en las cuales no tenía fe.

CONSTITUCIÓN DE 1853

Los partidos políticos, ya delimitados sus puntos de vista en materia económica y administrativa, empiezan a debatir dos conceptos que en adelante distanciarán sus proyectos y costarán sangre. Se trata de las relaciones entre la Iglesia y el Estado, y la definición entre Centralismo y Federalismo. La Constitución de 1853 consagró la libertad de religión y estableció el matrimonio civil. Atribuyó al gobierno central el orden público y la guerra, la hacienda nacional y los impuestos, el sistema electoral, el control de la moneda. Conservó la libertad de expresión sin censuras ni limitaciones.

Pero cada provincia podía tener su propia Constitución, y llegaron a conocerse más de treinta en los años siguientes; aunque los gobernadores eran agentes del ejecutivo central. Los altos magistrados de la justicia eran elegidos por voto popular, con lo cual se introdujo la politización en la administración de justicia. Aunque la Constitución no era definidamente federal, sí daba mucho margen a las provincias para organizar su administración, y los distritos parroquiales o municipios pudieron aprovechar tal circunstancia para mejorar su ejercicio político-administrativo. No había en la Carta mención alguna sobre federación, pero planteaba las bases que con ese fin serían aprovechadas más tarde, en cuanto reservaba a las provincias o secciones territoriales el poder municipal en toda su amplitud. Punto que dio origen a mucha discusión fue la incorporación del sufragio universal, popular y secreto, y con ello la intervención directa de las gentes en la elección de presidente, vicepresidente y gobernadores provinciales.

La proliferación de constituciones provinciales cedió posteriormente a las Constituciones de los Estados Soberanos, que llegaron a consolidarse en ocho: Panamá, Antioquia, Santander, Cauca, Cundinamarca, Boyacá, Bolívar y Magdalena.

En 1854 se produce el levantamiento del general José María Melo, con el apoyo del ejército. Melo incita a Obando a desobedecer las instituciones, y ante la cerrada negativa del Presidente, Melo lo reduce a prisión y asume la dictadura, que ejercerá por siete meses. La insurrección es debelada mediante la Unión Legitimista a la cual aportan recursos y apoyo todas las fuerzas políticas. El gobierno de Obando de todos modos termina al ser admitida su acusación y empezar el juicio ante el Senado. Depuesto por éste, es ocupada la presidencia por el Vicepresidente Obaldía, y terminado su período, por el nuevo Vicepresidente Manuel María Mallarino, con lo que el partido conservador asciende al poder. Caracteriza su administración el no haberse comprometido con ejercicios partidistas, y hacer de ella un período en favor de todos los colombianos.

Para 1857 es elegido MARIANO OSPINA RODRÍGUEZ, quien era con JOSÉ EUSEBIO CARO el redactor del Programa Ideológico del Partido Conservador. Administró con un gabinete conservador, pero no hay quejas de intolerancia hacia sus adversarios. Los jesuitas retornaron al país bajo su gobierno, y como hecho trascendental, se expidió otra Constitución. Esta nueva carta, nacida bajo un gobierno conservador, es la antesala de la federalización del Estado que realizarán los liberales radicales en 1863.

CONSTITUCIÓN DE 1858

Se buscó en ella reintegrar la unidad nacional dispersa políticamente en los ocho estados subsistentes, y de ahí la definición como Confederación Granadina. Se delimitan con precisión las atribuciones del gobierno central y de los administradores de los Estados. Puntos característicos fueron la completa separación de la Iglesia y el Estado y la libertad de prensa en forma totalmente irresponsable. Se garantiza en ella la profesión libre, pública y privada, de cualquier religión.

La Constitución se expide bajo la protección de Dios Omnipotente, Autor y supremo Legislador del universo, indicando que los ocho Estados se confederan a perpetuidad. Define los límites territoriales sobre el uti possidetis juris (derecho de uso) de 1810 con las capitanías generales de Venezuela y de Guatemala. Suprimió la Vicepresidencia, y creó tres designaturas.

Aunque constitucionalmente no estaban los Estados definidos como soberanos, en la práctica operaban así porque la Carta estatuía que las atribuciones que no estuvieran adscritas al gobierno general, correspondían a los Estados.

Algunas leyes del legislativo general desataron fuerte oposición porque se consideraban violatorias de los derechos de los Estados. El gobernador del Cauca, General Tomás Cipriano de Mosquera separó su Estado de la Confederación Granadina y se alzó en armas contra el gobierno del Presidente Ospina Rodríguez. Su ejemplo fue seguido por Bolívar, Magdalena y Santander. Mosquera fue reconocido como Supremo Director de la Guerra, y Presidente Provisional de los Estados Unidos de la Nueva Granada, federación conformada por los cuatro estados mencionados. La guerra se extendió a gran parte del territorio y se prolongó hasta 1862, año en que fue vencido el legitimismo y confirmada la dictadura de Mosquera. La Constitución del 58 terminó su vigencia por desconocimiento, sin que se diera ningún trámite para su reforma o sustitución.

Una de las acciones notables de la contienda se desarrolla en las campañas que siguieron a la reconciliación de Obando y Mosquera, cuando este último marcha con tres mil hombres sobre Manizales, en intento de invadir a Antioquia gobernada por los conservadores. Mosquera es vencido por el general Joaquín Posada Gutiérrez y el coronel Braulio Henao en el combate del Observatorio, (hoy correspondiente al Barrio de Chipre, de la mencionada ciudad), y decide retirarse a La Aldea -hoy municipio de Villa María-. Ante el peligro de una nueva derrota, Mosquera y las fuerzas de la revolución antigobiernista parlamentan con los vencedores y celebran un armisticio (convenio) conocido como la Esponsión de Manizales, el 29 de julio de 1860. El gobierno central permaneció callado ante los compromisos celebrados en su nombre, y entonces el General Mosquera se abstuvo de entregar las armas, se devolvió al Cauca, reorganizó sus fuerzas, hizo alianza con el gobernador de Bolívar, y se dispuso a conquistar la capital del país.

Dueño del triunfo, empieza Mosquera su dictadura desde la capital con medidas que siguen siendo muy discutidas por los historiadores y los analistas políticos. La tuición de cultos somete a vigilancia gubernamental todos los ejercicios religiosos, y ordena que los ministros del altar obtengan licencia del gobierno para desempeñar sus funciones. La Compañía de Jesús es nuevamente disuelta y sus miembros extrañados del país. Se decreta la desamortización de los bienes de manos muertas, es decir, la expropiación y remate de los bienes que estaban en poder de la Iglesia, originados en donaciones y herencias; la pretensión fue integrar a la economía cuantiosas riquezas ociosas o mal administradas por obispos y párrocos, pero el objetivo no se logró porque rematadas por los terratenientes simplemente contribuyeron a la ampliación de sus latifundios, y con ello de sus privilegios. Las comunidades religiosas fueron disueltas, a medida que se manifestaron opuestas a la inspección del culto y a las expropiaciones de los bienes. Algunos jerarcas religiosos fueron perseguidos por las autoridades, entre ellos el Arzobispo Herrán.

También fue Mosquera creador del Estado del Tolima y del Distrito Federal de Bogotá. Y convocó un Congreso de Plenipotenciarios de los Estados en el que se originó el Pacto de Unión, que dio a la federación el nombre de Estados Unidos de Colombia. Convocó asimismo la Convención Constituyente de Rio Negro.

La Convención de Rio negro no tuvo representación conservadora. Entre los liberales sobresalientes que concurrieron a ella ha de mencionarse a Salvador Camacho Roldán, Manuel Ancizar, Aquileo Parra, José María Rojas Garrido, Julián Trujillo. En desarrollo de las sesiones primó un espíritu civilista que condujo a decisiones que refrenaran la hegemonía caudillista de Mosquera. A pesar de ser presidente de la República, y simultáneamente Presidente de los Estados de Antioquia y del Tolima, a la par que convencionista, se le obstaculizó la presidencia de la asamblea, que a él le parecía natural asumir.

Conservó la división clásica de los poderes. El Congreso bicameral tendría un Senado, representativo de los Estados soberanos y con tres miembros por cada Estado, en tanto que a la Cámara de Representantes le correspondería la representación del pueblo sobre la base de un miembro por cada cincuenta mil habitantes.

La Constitución de 1963 da comienzo a dos décadas de vigencia del pensamiento federalista y liberal a ultranza, que conforman el capítulo histórico del llamado Olimpo Radical, agrupación de pensadores que convocaba las afinidades de Manuel Murillo Toro, Tomás Cipriano de Mosquera, Santos Gutiérrez, Eustorgio Salgar, Aquileo Parra y Santiago Pérez.

El estado general del país tuvo caracteres contradictorios. De un lado se observa el progreso en el campo tecnológico y económico. Se desarrollan las vías férreas y las transacciones bancarias. Surge el telégrafo eléctrico. Se impulsa la navegación a vapor por el río Magdalena. Se promueve la Universidad Nacional. Y con ella y otros institutos se manifiesta la inteligencia en el incremento de la formación de filósofos, científicos, y abogados. El periodismo tiene un auge inusitado.

Pero en los Estados soberanos, que parecen más nueve repúblicas independientes, empiezan a proliferar las constituciones. El de menos redacta y pone en vigencia en tan breve período, tres constituciones. Y el que más, Antioquia, conoce doce constituciones en menos de veinte años. Las ambiciones políticas originan frecuentes conflictos bélicos, y el ambiente de controversia ideológica es permanente y general, ya por motivos políticos, ya por resentimientos religiosos.

La Constitución llevaba en sus entrañas el germen de su fracaso, si se considera que como obra de un solo partido, dejaba por fuera los intereses de medio país opinante. Había herido los sentimientos religiosos, cuyo papel es discutible, pero cuyo arraigo tradicional es incuestionable. Generaba una agitación electoral permanente con tan reducidos períodos para la presidencia y la representación congresional. Permitía a través del federalismo el incremento de intereses familiares regionales y la conformación de verdaderos cacicazgos y repúblicas de bolsillo manejadas por las oligarquías de provincia. El clima de libertades propició abusos que degeneraron en libertinaje. Y por todo ello parece comprensible que en dos décadas haya dado campo a más de cuarenta revoluciones. Y como si fuera poco, los convencionistas exageraron su fe en la perfección del texto e hicieron de ella una Constitución imposible de reformar, pues para realizarlo se requería el voto unánime de un Senado de Plenipotenciarios de los Estados.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

1. Albán, A. y J. Rendón. Crecimiento, desarrollo y democracia en Colombia. Los contrapesos de un proceso incompleto, Cali, Universidad Libre, 2010.

2. Historia de Colombia - Wikipedia, la enciclopedia libre

es.wikipedia.org/wiki/Historia de Colombia

3. Introducción a La Economía Política. Rosa Luxemburgo

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