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Independencia

yermyrodriguez117 de Abril de 2013

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Introducción.

En este trabajo le hablaremos de la historia dominicana, de su origen, su evolución y diferentes etapas que consagra nuestra independizacion como dominicanos.

Independencia nacional.

La República Dominicana declara su Independencia de la dominación haitiana el 27 de Febrero de 1844 y se constituye como un estado independiente.

La parte española de la isla fue invadida por la naciente República de Haití por razones de tipo económicas, sociales y políticas siendo la de mayor importancia la preservación de su propia independencia frente a un vecino que mantenía el sistema esclavista y que por sus propios intereses era un potencial enemigo de la recién creada república negra, en la que había sido abolida la esclavitud.

La invasión se produce casi sin ninguna oposición militar dada la diferencia numérica de ambos lados. La parte este o española tenía una población inferior al pueblo haitiano de esa época, además de la desorganización y miseria producto de la Guerra de la Reconquista en la parte española. Por otra parte, España estaba en franca decadencia y enfrentando los movimientos independentistas en el territorio continental y había perdido el interés por esta posesión cuyas minas de oro ya estaban agotadas.

Frank Moya Pons en su Manual de Historia Dominicana nos dice: “A las siete de la mañana del día 9 (Febrero) los miembros del ayuntamiento esperaban en la Puerta del Conde al Presidente Boyer (haitiano) para acompañarlo a la Sala Municipal donde se le rindieron honores como Presidente y “el ciudadano José Núñez de Cáceres le entregó las llaves de la ciudad”. Después del acto, en que se aclamó vivamente la Independencia, la Republica y al Presidente, todos pasaron “para presenciar un Te Deum..”. Así terminó la dominación colonial española en Santo Domingo y comenzó la ocupación haitiana de la parte oriental de la isla que duró 22 años”.

Esta ocupación, que pretendía anexar el territorio oriental a Haití, produjo inmediatamente un gran malestar y repulsa en los habitantes españoles dado sus irreconciliables diferencias de idioma, cultura, religión y su organización política, pero sobre todo por su concepción diferente del derecho de propiedad de la tierra.

La ocupación generó resistencia, desobediencia civil e incluso algunas conspiraciones que fueron develadas y hechos prisioneros o condenados a muerte sus miembros en un régimen que representaba cada día más el oprobio natural de una dominación extranjera. En 1838 y después de regresar de estudiar en Europa y convencido por los vientos del Liberalismo que azotaban el viejo continente, Juan Pablo Duarte funda la organización secreta La Trinitaria cuya meta fue la creación de una Patria independiente de toda dominación extranjera.

La Trinitaria creció rápidamente dentro de la juventud y se extendió a las principales ciudades del país producto del trabajo tesonero y también como resultado de una sociedad artística llamada La Filantrópica que por medio de obras de teatro iba llevando el mensaje independentista.

Ramón Matías mella dispara el “trabucazo”

Sin el disparo hecho por Ramón Matías Mella Castillo, en la noche del 27 de febrero en la Puerta de la Misericordia , baluarte de las antiguas murallas de la ciudad de Santo Domingo que se conserva en la sección suroeste del viejo perímetro capitaleño, tal vez no se habría proclamado la indepedencia de la República Dominicana y la separación del pueblo dominicano de sus vecinos del Oeste de la isla habría sido pospuesto, pero, tal vez, y esta posibilidad era mucho peor, se habría desvanecido la fortaleza emocional despertada por el movimiento separador de Juan Pablo Duarte Díez, a través del trabajo constante, perseverante y alentador, que tenía lugar desde julio de 1838.

Tres años menor que Duarte, pues nació en fecha como la de este día, en 1816, Mella abrazó con firmeza el ideal trinitario, encontrándosele entre los que pregonaron la causa libertadora en varias partes del país, lo mismo que sus hermanos, principalmente Ildefonso, razón por la cual fue apresado en 1843 en San Francisco de Macorís, en donde estaba difundiendo el ideal trinitario.

En la noche del 27 de febrero, lo mismo que otros dominicanos, acudió armado a la puerta de la Misericordia y esperaban la llegada de varios de los conjurados, algunos de los cuales se registra en la historia que no se presentaron y notó Mella que comenzaba a cundir el desaliento, lo cual fue motivo suficiente para que disparase el trabuco con el cual iba armado, comprometiendo a los presentes a seguir adelante, hasta la puerta siguiente de las murallas, el baluarte conocido como del Conde de Peñalva, en el cual una escasa dotación militar haitiana se rindió y entregó las armas, izándose entonces la bandera nacional y tomando el grupo camino de la vivienda del jefe militar haitiano, frente a la plaza de armas, conminándolo al rendimiento.

Para denostar la figura del general Mella, muchos historiadores han señalado que disparó accidentalmente, como fruto de su carácter, muy vehemente, pero quizá la prueba de su determinación es que existen constancias históricas de que en tanto se preparaba para realizar el disparo, llamó a detenerse a quienes atemorizados abandonaban el lugar, señalando que “cobardes o valientes”, todos cuantos se encontraban allí tenían que seguir adelante hasta el fin y rematando el llamado con unas expresiones soeces, típicamente dominicanas, disparó el trabuco para comprometer a quienes ya lucían desconfiados de los aprestos libertadores.

Mella, prototipo del dominicano de todos los tiempos, fue una figura sin la cual las gestiones de Duarte, de diseminar la confianza en que la dominicanidad era dable dentro de un país independiente, no hubiera sido posible, al menos en aquella noche memorable en que se declaró la separación de Haití, pues supo recalcar con el trabucazo, el compromiso asumido por palabra empeñada y juramento, por quienes se decían dominicanos y supo decirle a cuantos se arredraban en aquella hora suprema, que nadie podía doblegarse sino que estaban todos conminados a llegar hasta el fin.

Ese esfuerzo supremo ejecutado por Mella con apenas apretar el gatillo del trabuco, tal vez pueda ser minimizado por quienes han pretendido siempre reducir a nada las glorias de los heroicos antepasados que forjaron la República; pero sin ése disparo en esa noche, la fe sembrada por Duarte al juramentar a los primeros comprometidos el 15 de julio de 1838, se habría difuminado y quizá, perdido. Como en otras ocasiones.

Batallas por la independencia.

Batalla Fecha Lugar

Primera Campaña

19 de Marzo 1844 Azua

30 de Marzo 1844 Santiago

El Memiso 13 de marzo de 1844 Azua

Tortuguero 13 de abril de 1844 Azua

Segunda Campaña

La Estrelleta 17de septiembre 1845 Elías Piña

Beller 28 de octubre 1845 Dajabón

Tercera Campaña

El Número 17 de abril de 1849 Azua

Las Carreras 23 de abril de 1849 Azua

Cuarta Campaña

Santomé 22 de diciembre de 1855 San Juan

Cambronal 22 de diciembre de 1855 Neiba

Sabana Larga 24 de enero de 1856 Dajabón

La anexión y la restauración.

Para 1858 se cernía en el horizonte de la República la posibilidad de que Estados Unidos aprovechara la debilidad política y la crisis económica para hacer lo que había hecho en Nicaragua, esto es, apoderarse del gobierno y ocupar el país. La alarma creció cuando en 1860 el gobierno dominicano hubo de apresar a un grupo de aventureros estadounidenses que habían “tomado posesión” de la isla adyacente de Alta Vela para explotar sus yacimientos de guano. Las negociaciones con España para fines de protectorado cambiaron entonces de naturaleza, pues el Presidente dominicano, que en aquel momento era Pedro Santana, decidió solicitar un acuerdo de reincorporación o anexión del país a España.

Desde un principio el pueblo dominicano mostró su profundo desagrado con la anexión. Repulsa que creció al ver el discrimen y la opresión con que era tratado por las autoridades españolas. Por eso, el período provinciano no duró mucho, ya que los levantamientos volvieron a suscitarse al inicio de 1863 (en Neiba y en Santiago), y ya el 16 de agosto de ese año estalló de lleno la Guerra de Restauración, cuando un grupo de 14 hombres comandados por Santiago Rodríguez enarboló la bandera dominicana en el cerro de Capotillo.

Primera ocupación Militar Estadounidense.

Desde muy temprano los norteamericanos

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