ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Isaías: el libro de Isaias


Enviado por   •  28 de Marzo de 2014  •  Resúmenes  •  4.085 Palabras (17 Páginas)  •  335 Visitas

Página 1 de 17

ISAÍAS: EL LIBRO DE ISAÍAS

1. Estructura literaria. El libro canónico que ha llegado a nosotros con el nombre de I. es una colección de oráculos de diversas épocas. Sin prejuzgarlo de antemano, puede dividirse en tres grandes partes: a) cap. 1-39 en los que se incluyen oráculos dirigidos a los contemporáneos de Isaías en el s. viii a. C.; b) cap. 40-55, parecen dirigidos a los judíos deportados en Babilonia en los últimos años del exilio (s. vi a. C.); c) cap. 56-66, más dirigidos a los judíos repatriados de Palestina en la época de la dominación persa (s. v a. C.). Como se deduce de esta somera exposición, los oráculos isaianos parecen escalonarse a lo largo de tres siglos; los de la primera sección responden a las preocupaciones de los tiempos de la invasión asiria; en cambio, las panorámicas de las secciones b y c responden a preocupaciones de gentes alejadas del horizonte de I. al menos en dos siglos. Esto plantea una serie de problemas críticos que abordaremos en el apartado siguiente.

Dentro de las tres grandes secciones apuntadas es preciso concretar subdivisiones, en las que algunas colecciones fragmentarias han tenido vida aparte antes de ser incorporadas a la sección general de la actual compilación. Podemos distinguir las siguientes, agrupadas en capítulos:

Primera parte: cap. 1-39. a) Oráculos relativos a Judá y a Jerusalén: 1-12; b) Oráculos relativos a las naciones extranjeras: Babilonia, Asiria, Filistea, Moab, Siria, Etiopía, Egipto, Edom, Cedar, Tiro: 13-23. Los relativos a Babilonia, 13-14, parece que son de época posterior, y debieron insertarse en la segunda parte del libro actual; c) Sección apocalíptica: 24-27. Por su contenido y estilo algunos la consideran de época reciente (s. iv-ii a. C.) cuando esta literatura apocalíptica se puso de moda en la comunidad judía, al fin de la época persa y a principios de la helenística; d) Oráculos sobre Judá: 28-33; e) Oráculos escatológicos: 34-35; por su contenido son considerados como de época posexílica; f) Sección histórica: 36-39, tomada de 2 Reg 18-20.

Segunda Parte: cap. 40-55. a) Próxima liberación de Israel: 40-48; b) Consolación de Israel, el «Siervo de Yahwéh» : 48-55.

Tercera parte: cap. 56-66. a) Oráculos relativos a la vida social y religiosa: 56-59; b) Gloria y felicidad de la nueva Sión: 60-62; c) El juicio divino y confesión: 63-64; d) Promesa y amenazas: 65-66.

En este somero esquema se ve la heterogeneidad de oráculos de diversas épocas; sólo una parte de ellos puede adscribirse con seguridad a l., que ejerció su ministerio en la segunda mitad del s. viii a. C. La ordenación de estos oráculos no es estrictamente cronológica ni completamente lógica, sino que algunos están yuxtapuestos según criterio desconocido por un compilador posterior al exilio, el cual se inspiró tal vez en la distribución de los oráculos del libro de Ezequiel. (En 2 Par 36,22 ss. y Esd 1,1-3 parece atribuirse la profecía de Is 44,28, relativa a la restauración del Templo de Jerusalén por Ciro a jeremías; lo que probaría que en el tiempo en que fueron redactados 2 Par y Esd no estarían aún incluidos en el libro de I. los cap. 44-46).

2. Autor y composición del libro. Hasta el s. XVIII la tradición judoo-cristiana, con excepción de IbnEsra (s. XII), mantuvo como tesis recibida la autenticidad isaiana de todos los capítulos del libro canónico llamado de I. Pero los críticos, basándose en ciertas observaciones de índole histórico-literaria, empezaron a proponer la hipótesis de que, al menos, puede haber dos o tres manos redaccionales en dicha obra. Así B. Duhm supone tres autores: a. Proto-Isaías (cap. 1-39, con algunas excepciones en 13-14 y 24-27): sustancialmente obra de L; b. Deutero-Isaías (cap. 40-55): un autor de la época de la cautividad de Babilonia anuncia la próxima liberación ante el advenimiento del conquistador Ciro de Persia; c. Trito-Isaías (cap. 56-66): obra de un autor repatriado que hacia el s. v a. C. consuela a sus compatriotas con anuncios oraculares deslumbrantes sobre la nueva sociedad teocrática o mesiánica (B. Duhm, Das Buchlesaia, Gotinga 1892; esta opinión es mantenida después por E. KSnig, S. R. Driver, J. Meinhold, J. Skinner, O. Eissfeldt, H. Bressmann, K. Budde, S. Mowinckel). Esta hipótesis de pluralidad de redactores en la composición del actual libro del I. es más o menos compartida por algunos representantes de la exégesis católica (así A. Condamin, F. Feldmann, P. Auvray y J. Steinmann). Los argumentos que avalan esta hipótesis son de triple índole:

1) Argumento histórico. En la primera parte del libro (cap. 1-39) el horizonte histórico es el del s. vIII a. C., cuando el territorio de la costa siro-fenicio-palestina está a merced del invasor asirio; en cambio, en la segunda parte (40-55) aparece el coloso babilónico como apresor de una población judía deportada; incluso sé nombra concretamente al libertador Ciro, lo que nos lleva a una panorámica histórica de la segunda mitad del s. vi a. C.; en la tercera parte (56-66) se refleja la situación de la población judía ya asentada en Palestina después del exilio, en una posición muy precaria, con grandes ansias de rehabilitación. 2) Argumento literario. El estilo literario de la primera parte (1-39) se caracteriza por su fuerza y comprensión, mientras que el de los últimos capítulos (40-66) es difuso, con tendencia a la ampliación y la repetición. Esta segunda parte se distingue, sobre todo, por su propensión al lirismo desbordado, con temas que se repiten constantemente. El estilo de la primera parte es conciso e incisivo, mientras que el de la segunda es más barroco, apasionado y cálido, con muchas frases largas y envolventes. 3) Argumento doctrinal. Las ideas teológicas de la primera parte son expuestas en la segunda y tercera, pero como amplificaciones de aquélla, en especial lo relativo a la doctrina sobre Dios. Por otra parte, la idea del «resto de Israel» (v.), tan frecuente en la primera parte, no aparece en las secciones posteriores. En cambio, surge la doctrina sobre el «Siervo de Yahwéh» (v.), modesto y humilde, que a primera vista no se compagina fácilmente con el Príncipe ideal del mesianismo del «Emmanuel» (Is 7-11).

Otros autores, católicos y acatólicos, atribuyen sustancialmente al profeta I. todo el libro, salvo interpolaciones y glosas redaccionales posteriores, explicando las diferencias de lenguaje, estilo y materias por los diversos periodos y circunstancias a que se refiere el profeta y por las diversas situaciones de su vida; hay ejemplos de otros profetas con exhortaciones y medidas providenciales referentes a futuros lejanos y distintos lugares, y no se pueden poner límites a la inspiración

...

Descargar como (para miembros actualizados)  txt (24 Kb)  
Leer 16 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com