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JUICIOS SINTÉTICOS A PRIORI

steven.2012.7Ensayo29 de Junio de 2013

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JUICIOS SINTÉTICOS A PRIORI

Expresión que aplica Kant al conjunto de conocimientos que, por un lado, son a priori, esto es, independientes de la experiencia y, por otro, se refieren a la experiencia, no siendo meramente explicativos (de las palabras), sino extensivos (del conocimiento; ver texto ). Kant adopta, en principio la división de los juicios, o enunciados, según las dos clases establecidas por aquella época: relaciones de ideas y cuestiones de hecho (Hume), y verdades de razón y verdades de hecho (Leibniz). Llama a unas juicios analíticos y a las otras, juicios sintéticos. Las juicios analíticos son aquellos en los que el predicado pertenece al sujeto, o está incluido en él, y cuya verdad puede establecerse con independencia de la experiencia, por simple análisis de sus términos (a priori ); comunican por lo mismo un conocimiento universal y necesario. Su fundamento es el principio de identidad; por esto se dice que su negación es imposible.

• Los juicios sintéticos son enunciados cuyo predicado no pertenece al sujeto, y por lo mismo no está incluido en él, y cuya verdad, o el hecho de que el predicado se relacione con el sujeto, depende de lo que sucede en la realidad (a posteriori), no del significado de los términos; por lo mismo, constituyen enunciados llamados contingentes, que no son ni universales ni necesariamente verdaderos y su negación es conceptualmente posible. Los analíticos, por ser a priori, son universales y necesarios, pero no amplían nuestro conocimiento, son meramente explicativos; los sintéticos, por ser a posteriori, son extensivos, amplían el conocimiento, pero no son ni universales ni necesarios. De aquí deduce Kant que la ciencia debe fundarse en una clase intermedia de juicios: los «juicios sintéticos a priori», que son necesarios y universales y a la vez amplían el conocimiento, por ser enunciados sobre la experiencia. No haber supuesto esta tercera clase de juicios llevó a Hume -según Kant- a su escepticismo respecto de la ciencia newtoniana. Las leyes de la física, según Hume, no podían ser más que enunciados sintéticos (cuestiones de hechos), basados en el principio de causalidad, de tan precaria fundamentación racional, a su entender. Para Kant, enunciados como «Todo suceso tiene su causa», verdadero fundamento de toda la ciencia natural, no es ni un enunciado meramente de razón, como puede ser, por ejemplo «Todo efecto tiene su causa», fundado en la noción de «efecto», ni es meramente una generalización inductiva hecha por la costumbre, como puede ser, por ejemplo, «Todos los metales se dilatan por el calor»; en la noción de «suceso» no está incluida la noción de «causa», y si resulta extraño referirse a un suceso que no esté causado, la razón es que necesitamos entender los sucesos como referibles a una causa, del mismo modo que necesitamos referirlos a una sustancia, o a un tiempo y un espacio determinados. La explicación es que tales juicios sólo son posibles porque se componen

• Los juicios a posteriori se verifican recurriendo a la experiencia, son juicios empíricos, se refieren a hechos. Tienen una validez particular y contingente. Ejemplos: "los alumnos de filosofía son aplicados", "los ingleses son tranquilos".

Hay que tener cuidado con las nociones "universal y necesario" y "particular y contingente": que un juicio sea universal y necesario no quiere decir que todas las personas deban saber que es verdadero, o que necesariamente tengan que hacer dicho juicio; que un juicio sea particular y contingente no quiere decir que sólo algunas personas saben que es verdadero o que no es necesario que lo hagamos. El juicio "A es B" es universal y necesario si la nota o característica "B" se encuentra en todos y cada uno de los individuos que caen bajo el concepto "A" (si no tiene excepciones), y si necesariamente todos los individuos "A" la poseen. Que sea particular y contingente quiere decir que es pensable que haya algún "A" que no posea la propiedad "B" (es pensable que haya excepciones) y que aún en el caso de que los "A" existentes actualmente la posean, es pensable que otros "A" del futuro no la posean, porque el vínculo entre "A" y "B" es contingente, es así, pero puede no ser así.

TIPOS DE JUICIOS

criterio utilizado si el concepto predicado se incluye o no se incluye en el concepto sujeto modo de averiguar su verdad o tipo de fundamentación

tipos analíticos

el concepto predicado se incluye en el concepto sujeto sintéticos

el concepto predicado no se incluye en el concepto sujeto a priori

se basan en el ejercicio de la razón pura a posteriori

se basan en la experiencia

consecuencias universales y necesarios los a priori: universales y necesarios;

los a posteriori: particulares y contingentes universales y necesarios particulares y contingentes

no dan información nueva, son explicativos más que informativos dan información nueva; son informativos más que explicativos los sintéticos: dan información nueva;

los analíticos: no dan información nueva dan información nueva; son informativos más que explicativos

ejemplos “el triángulo tiene tres ángulos” “los cuerpos son pesados” “3+4 = 7” “los perros son fieles”

DOXOLOGÍA

DC

SUMARIO: I. La doxología en la existencia creada redimida.—II. Vocabulario y dinámicas: 1. El vocabulario doxológico; 2. Las dinámicas: el amor de caridad; 3. Doxología e historia; 4. Analogía y diversidad respecto a la «acción de gracias».—III. Textos doxológicos.—IV. La alabanza transformativa.

I. La doxológía en la existencia creada redimida

1. Por poco que se preste la debida atención, la Escritura está literalmente impregnada y como atravesada por la dimensión doxológica. Bastará redimir aquí textos como 1 Cor 10, 31: «Ya comáis, ya bebáis, ya hagáis algo, hacedlo todo para gloria (dóxa)de Dios», para el NT; y como Sal 33 (34), 2: «Bendeciré a Yahvé en todo tiempo, siempre en mi boca su alabanza», para el AT. Así pues, hay que prestar atención al hecho de que el culto terreno (de alabanza, de acción de gracias y de súplica) es como el «gusto previo» (cf. SC 8) del culto eterno, en donde permanecerán para siempre la alabanza y la acción de gracias.

2. Los lugares que hay que considerar para un conocimiento adecuado de la doxología son: a) la Escritura del Antiguo y del Nuevo Testamento en donde ocupan un lugar especial los salmos y los «himnos» bíblicos, y las «doxologías» diseminadas por todas partes, por ejemplo, las que cierran las epístolas apostólicas; b) la sagrada liturgia, en especial las fórmulas clásicas delGloria Patri y otras similares y en consecuencia la oración personal; tiene una importancia especial la doxología con que termina la plegaria eucarística; c) la gran predicación mistagógica (a bautizados) de los Padres, la homilética, que se cierra invariablemente con la doxología más o menos breve, pero que puede contener fórmulas semejantes y entusiásticas también en el cuerpo del discurso; d) las catequesis de los Padres a los catecúmenos, que se cierran siempre con cláusulas doxológicas; e) las fórmulas conciliares «para gloria y alabanza de la santa, consustancial e indivisa Trinidad», y otras parecidas; O las mismas disposiciones canónicas antiguas, en donde la legislación de la Iglesia se daba siempre «para que en todo sea glorificada la Trinidad», y otras semejantes; g) las obras de los Padres, que tratan a menudo de la alabanza doxológica, como por ejemplo san Agustín en sus Enarrationes in Psalmos; h) las obras de los grandes espirituales (místicos), que intercalan sus consideraciones con la glorificación divina.

II. Vocabulario y dinámicas

1. EL VOCABULARIO DOXOLÓGICO. Tanto la Escritura como los Padres, la liturgia y los autores espirituales reconocen y confiesan que toda expresión de la alabanza al Señor es siempre inadecuada a su inmensidad: «No tiene medida su grandeza» (Sal 144 [145] 3). De todas formas, el autor utiliza todos los recursos de su corazón y de su mente, animados por la voluntad de amor y por la fe en el Señor. Así ocurre con el uso curioso del «alfabeto» para los modernos: la lengua no podrá expresar todo el sentimiento y entonces el autor ofrece al Señor una composición en la que cada versículo (o grupos de versículos ) van siguiendo por orden las letras del alfabeto hebreo (aquí, por ejemplo, el Sal 144 [145], un «himno de alabanza»). Pero sobre todo la Biblia muestra la multiplicación singular de los verbos, de los sustantivos, de los adjetivos y títulos, de los adverbios, que pueden expresar lo más posible la alabanza. Impresionan sobre todo los verbos, en donde prevalecen los verbos del «hablar»: por ejemplo, aclamar, exclamar, proclamar, conclamar; enumerar, contar, describir, ordenar, representar; aceptar, y por consiguiente recordar, hacer memoria, imaginarse; confesar, profesar; alzar himnos, salmodiar, cantar; anunciar, publicar, hacer oír, dar a conocer, revelar, «evangelizar»; evocar, convocar, invocar, provocar, dar voces, gritar; exaltar, magnificar; celebrar; glorificar, conglorificar, dar honor; bendecir; eruptar del corazón; temer, temblar; orar, deprecar; beatificar, alabar, colaudar; cantar, sonar hábilmente, con sabiduría, dulcemente; buscar, rebuscar; hablar, decir, expresar, manifestar; dar comienzo a la alabanza, al canto; gloriarse en el Señor; venir, entrar en la Presencia, pasar sus puertas, sus atrios; ofrecer el «sacrificio de alabanza»; gozar, exultar, alegrarse,

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