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LA MUJER Y EL PODER EN LA EDAD MEDIA


Enviado por   •  26 de Marzo de 2013  •  3.333 Palabras (14 Páginas)  •  591 Visitas

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LA MUJER Y EL PODER EN LA EDAD MEDIA

Toda de Pamplona

Toda Aznárez (2 de enero de 876 - 15 de octubre de 958) fue reina de Pamplona por su matrimonio con Sancho Garcés I de Pamplona. Era hija de Aznar Sánchez de Larraún y Onneca Fortúnez, que eran primos hermanos, y nieta de Fortún Garcés, rey de Pamplona.

Tía carnal de Abderramán III, cuando el mismo monarca dirigía una aceifa en el 934 que tomaba rumbo al reino de Pamplona, invocó sus lazos de parentesco para que el califa le concediera la paz y se alejara de su reino. Abderramán en respuesta, impuso que la reina Toda se presentara en el campamento musulmán como prueba de buenos propósitos. Toda se presentó con su séquito en Calahorra, donde estaba instalado el califa, que la recibió con altos honores. En Calahorra la reina rindió vasallaje a Abderramán III y selló un tratado de no agresión y de colaboración con el califa, que invistió al hijo de Toda, García Sánchez I de Pamplona «el Vascón», como rey de Pamplona y sus distritos. Después de este tratado entre Toda y el califa, las tropas musulmanas atravesaron el ahora aliado Reino de Pamplona y marcharon contra el Reino de León donde asolaron Álava y Castilla.

Una breve noticia del año 956 de un monje del monasterio de Saint Gall en los Alpes bávaros, al escribir sobre el descalabro musulmán en el año 939 de la batalla de Simancas y la posterior jornada de Alhándega, atribuye la victoria a la reina Toda.

Un eclipse de sol se produjo alrededor de la hora tercia del día 19 de julio, en el año cuarto del rey Otón, viernes, luna 29. El mismo día, en la región de Galicia, un ejército innumerable de sarracenos fue casi aniquilado, menos su rey y 49 guerreros suyos, por cierta reina llamada Toda.

Su nieto Sancho I de León, hijo de su hija Urraca, no era del agrado de los nobles leoneses y castellanos. Estos, encabezados por el conde Fernán González, le destronaron y nombraron rey a Ordoño IV. La reina Toda ayudó a Sancho a pactar con el califa Abderramán III, su sobrino —nieto de su madre Oneca— para recuperar el trono

De su matrimonio con el rey Sancho, nacieron siete hijos: Urraca, Oneca de Pamplona, Sancha de Pamplona, García, rey de Pamplona, Velasquita Sánchez, Munia (Muña) de Pamplona, Orbita de Pamplona.

El sepulcro de la reina Toda, sarcófago de muy sencilla compostura, se encuentra en el atrio del Monasterio de Suso, monasterio que en la época pertenecía al Reino de Pamplona.

Desde el año 2001 tiene una calle con su nombre en el barrio pamplonés de la Rochapea.

Urraca de León y Castilla

Urraca I (c. 1080-1126) llegó a ser reina de: Galicia por la herencia de su padre el rey Alfonso VI de León y de Castilla, aunque realmente lo que heredó fue un condado; Castilla; León; Aragón y Navarra, por un tiempo, durante su matrimonio con el rey Alfonso I el Batallador.

El reinado de Urraca se caracteriza por las guerras internas, complejas e interminables.

Era hija del rey Alfonso VI y de su tercera esposa Constanza de Borgoña. Sucedió en el reino a su padre. Se casó en primeras nupcias con Raimundo de Borgoña, noble francés que llegó a León tras la batalla de Zalaca (también llamada de Sagrajas, en la que los musulmanes vencieron a la rey castellano leonés). Con este primer esposo tuvo dos hijos: Sancha y Alfonso, futuro Alfonso VII. Se casó en segundas nupcias con el rey de Aragón y Navarra Alfonso I el Batallador.

Alfonso VI cedió a su hija Urraca y a su marido el condado de Galicia (al que en esta ocasión no se otorgó la categoría de reino) y a su segunda hija, ilegítima, llamada Teresa, casada con Enrique de Lorena o de Borgoña, también noble francés, unas tierras al sur de Galicia que se empezaron a conocer como condado de Portugal.

Cuando el rey Alfonso murió, su hija llevaba viuda dos años y pasó a ocupar el trono. Era la primera vez que castellanos y leoneses se enfrentaban con semejante situación: la sucesión del trono recaía sobre una mujer y además viuda. Eran tiempos difíciles y se necesitaban buenos dirigentes, por lo que los nobles castellanos y leoneses exigieron a la reina que tomase un segundo marido y el elegido fue el rey Alfonso I de Aragón, pese a que no existía ninguna clase de simpatía entre ellos, más bien todo lo contrario. Desde los primeros tiempos de esta unión surgieron conflictos y desavenencias. Ambos soberanos fueron proclamados reyes de León, de Castilla y de Toledo. Mientras tanto el joven heredero Alfonso, se criaba en Galicia y se le consideraba rey de la región.

El carácter diferente de Urraca y Alfonso, las continuas peleas, la antipatía mutua, desencadenaron una serie de conflictos no sólo domésticos sino políticos. Las crónicas hacen mención de ciertas infidelidades de la reina y ese fue al parecer el motivo por el que Alfonso llegó a encerrarla en un castillo cerca de Zamora.

Por otra parte los nobles castellanos y leoneses no estaban muy de acuerdo con la política interna que estaba llevando el rey, respecto al nombramiento de cargos públicos, sobre todo cuando nombró alcaides de los castillos exclusivamente a aragoneses y navarros. La situación, pues, empeoraba. Era necesario el divorcio para el bien de todos y el Papa lo concedió, declarando nulo el matrimonio por razón de parentesco. El alto clero leonés y castellano aceptó de buen grado la sentencia que además iba acompañada con amenaza de excomunión si no se cumplía.

Después de la separación, la reina se declaró enemiga de Alfonso el Batallador, que a su vez intentaba una y otra vez recuperar el gobierno sobre León y Castilla. Teresa y su esposo Enrique, desde Portugal, también intrigaban y declaraban guerras y mientras, el obispo de Santiago de Compostela, Diego Gelmírez, aprovechó la situación para intrigar en su beneficio, tratando de apoderarse de la voluntad del futuro rey Alfonso. Hubo incluso un intento de coronación anticipada en Toledo.

A pesar de todas estas intrigas, doña Urraca y su hijo llegaron a entenderse y se unieron en contra de todos estos enemigos. Los últimos años del reinado de Urraca son poco conocidos por la falta de documentos claros. De su estudio se desprende que no cesó la guerra civil hasta su muerte en el año 1126, ocurrida en un castillo de la localidad de Saldaña (Palencia). Ese mismo año, su hijo Alfonso fue coronado rey con el nombre de Alfonso VII de León y Castilla, más tarde apodado el Emperador.

Petronila de Aragón

Petronila

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