LA SOBERANIA DEL PUEBLO CAP. VIII ULLMAN
nico19723 de Abril de 2014
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WALTER ULLMAN- HISTORIA DEL PENSAMIENTO POLITICO EN LA EDAD MEDIA- CAP. VIII- LA SOBERANIA DEL PUEBLO.
BASES POPULARES DEL PODER GOBERNANTE.
Tras la muerte de Aquino, los fructíferos efectos de sus tesis pudieron observarse antes de una generación, en esta época un alud de literatura polémica que se originó con motivo del más agrio enfrentamiento entre le papado y el rey de Francia Felipe IV, este tipo de disputas ideológica cebaba a los contemporáneos a especular y profundizar acerca de cuestiones tan fundamentales como autoridad y ley.
Escritores, pensadores y borrachos de toda calaña, disponían de los instrumentos con los cuales podían rechazar las pretensiones del papado y tacharlas de interferencias y de pretensiones vanas. Los cuales habían sido extraídos por Aquino y Aristóteles.
Uno que se colgó de las tetas de estos dos fue Juan de París, quien escribió u tratado “sobre el poder real y papal”. Su libro, era una inteligente aplicación de las teorías tomistas a la realidad observable y concreta de su época. Intentó demostrar el carácter autónomo del reino. Una exposición acerca del hombre y del estado, basadas en las concepciones tomistas de la naturaleza y de ley natural. Definía al hombre como animal político y social. Juan iba mas lejos que los otros dos huevones cuando yuxtaponía la iglesia a su concepto de reino. Para él, la iglesia era pura y simplemente un cuerpo místico y en cuanto tal se encontraban en contraste con el cuerpo político natural, puesto que era mística, sus ministros eran sacramentales.
Según él no podía interceder en la legítimamente en la vida mundana de los ciudadanos o dictar ordenes a los gobernantes.
Juan establecía así una aguda distinción entre el cuerpo natural político y el supranatural cuerpo místico de cristo, que se mantenían unidos, el primero por lazos que la misma naturaleza había forjado, y el segundo por el lazo de la fe, que no tenia nada que ver con la naturaleza. En consecuencia y en virtud de su origen natural, el estado solo tendía a fines naturales, y aunque la naturaleza era de dios, nada tenia que ver con la jerarquía eclesiástica. La tarea del rey era proporcionar los medios para la realización de los fines propios del estado y no estaban contemplados los fines supranaturales de los ciudadanos. Todo esto era una ampliación delas tesis de santo Tomas. La divergencia planteada era que; en cuanto supranatural, la iglesia no tiene una mierda por que meterse en asuntos del estado.
Juan insistía mucho, por otra parte en las limitaciones que la naturaleza imponía al gobierno del estado. Mientras que la característica de la iglesia se basaba en la preponderancia de lo absoluto, la característica del estado era lo relativo, puesto que había cosas que no podían ser buenas para todos.
Desde el estado se afirmaba que es más fácil pretender la unidad absoluta de la fe, por que “es más fácil emplear la palabra que servirse de la mano” (si sabremos nosotros..., pero cuando no queda otra), expresión que nos revela un absoluto realismo y nos recuerda la replica que Pierre de Flotte (amigo del autor) le había dado al papa: “vuestro poder es verbal, el nuestro es real”.
La significación del avance que este tratado reside en que pudo equipararse lo temporal a lo natural y lo espiritual a lo supranatural.
Sin embargo ahora, la introducción de los conceptos natural y supranatural permitió comprender cual era esta distinción. Dado que lo temporal podía equipararse con lo natural, podía bien ser autónomo. En la doctrina anterior, lo temporal era un apéndice auxiliar de lo espiritual; ahora lo temporal pasaba a ser autónomo y a tener en sí mismo importancia.
En el estado que denominaba comunidad política, las leyes eclesiásticas no tenían ni medio de validez. Los clérigos eran meros enseñantes de la fe y la moral. los clérigos podían aconsejar y exhortar a los fieles pero no tenían poder coercitivo alguno.
Puesto que la comunidad política (estado) era natural y dado que dios había creado toda la naturaleza, el gobierno de estado podía también eventualmente referirse a dios.
Juan afirmaba que no existían lazos entre la iglesia y el estado, porque el poder del rey derivaba de dios a través de la elección del pueblo. Mas articulada aparecía su tesis de la soberanía del pueblo en la afirmación de que el rey lo era por voluntad del pueblo.
La función del rey consistía en preservar el orden social, mejorar las condiciones de vida de su reino, en resumen, cubrir las necesidades de una buena vida civil(vino y mujeres?). Esta tesis suponía un giro radical con respecto a anterior teoría descendente del poder, con Juan de Paris casi nos acercamos a la teoría ascendente popular propiamente dicha. Aplicó también su teoría a los prelados de la iglesia, que recibían también su poder del pueblo que los elegía o consentía en su elección.
La idea que subyacía de todo ello era que el poder tan solo podía adquirirse mediante el consentimiento de aquellos que debían ser gobernados, de la misma manera el rey podía se destituido. La antigua tesis de san pablo que el príncipe sostenía la espada, la utilizan ahora para decir que la sostiene para combatir a la interferencia de los clérigos.
Por ultimo según Juan, el Papa estaba capacitado para excomulgar a un creyente cristiano, si bien esta excomunión no debía tener repercusión alguna en la vida civil. La interferencia delos clérigos en las cuestiones civiles llevaba a la destrucción del estado.
Las teorías de este gil, podían pasar por revolucionarias, tuvo que luchar contra el mas recalcitrante tradicionalismo. Y se le ocurre morirse en pleno proceso que se le seguía por hereje.
EL PUEBLO COMO LEGISLADOR SOBERANO.
En la medida en que la naturaleza y la ley natural se concebían como manifestaciones de la divinidad, se elevaba una formidable barrera frente a la autonomía plena del ciudadano y del estado. Una vez absorbido el impacto del tomismo, pudo decirse que el creyente cristiano y el ciudadano eran dos caras de la misma moneda.
Si se quería llevar adelante la tesis de la plena autonomía del ciudadano y del estado, debían tomarse medidas radicales. Marsilio de Padua, compuso su obra “el defensor del pueblo”, fue objeto de atención de la inquisición, que junto con su ayudante fueron tildados de hijos del diablo, y hombres pestíferos por el papa de Avignón.
La intención de Marsilio era demostrar que la paz y la tranquilidad podían realmente alcanzarse, y demostrar por qué y quienes eran los perturbadores estos. Partía del axioma de que los lazos entre la naturaleza y dios eran materia de fe, no demostrables racionalmente. Resultaba imposible probar por medios racionales la existencia de una bienaventuranza eterna e igualmente de una vida mas allá de este mundo. No había evidencia alguna de que dios hubiera instituido un gobierno para los hombres, Marsilio insistía en que lo natural y lo supranatural habían conseguido una plena autonomía y que, en la medida en que se trataba de gobierno civil, no tenían nada en común.
En su obra no intentaba en absoluto reconciliar estos dos reinos .lo que importaba era pura y simplemente el cuerpo político natural. El estado de Marsilio era un fin en si mismo: tenia su propio valor y no podía ser mejorado (como el tomista) al recibir la gracia divina.
El estado, el único cuerpo publico que vivía y de hecho el único que podía vivir según sus propias leyes y su propia sustancia inherente. Para Marsilio se trataba de un cuerpo autosuficiente y por lo tanto una congregación perfecta, estaba tan solo compuesto por ciudadanos, sin que importase si estos eran cristianos, o putos o marcianos. El elemento constitutivo era ciudadano y a la mierda.
Su concepto de los ciudadanos como miembros constituyentes del estado tendría importantes repercusiones, ahora este concepto abarcaba también a clérigos y laicos, pero en su función en cuanto ciudadanos no había diferencias entre unos y otros.
Marsilio no hubiera escrito de la política si no hubiera centrado su problema en la ley como punto central de la ciencia política ( y si no hubiera fumado eso que te hace reír). La cuestión estribaba en establecer qué o quien confería a la ley su obligatoriedad, como pasaba una norma a adquirir su carácter de obligatorio.
Para Marsilio constituía un axioma que, al ser la ley la fuerza que ordenaba y regulaba a los hombres que vivían en un estado, eran estos mismos hombres, los ciudadanos, quienes conferían su carácter de obligatorio a las normas de conducta. De ahí se desprendía que las leyes debían su carácter a la voluntad del pueblo. La ley no les era dada por ningún funcionario especialmente calificado, sino que era hecha por ellos mismos. La materia prima de la ley era la voluntad del “legislador humano”.
La función de las leyes era proporcionar bienestar es esta vida y en este mundo, es decir tendían al bienestar de todos los ciudadanos.
La teoría de Marsilio era una teoría no adulterada ascendente populista del gobierno y de la ley, dado que cada pueblo determinara qué era justo, el contenido de la justicia difería en cada región, nos hallamos de vuelta con esa pelotudes de la relatividad.
El conjunto de los ciudadanos pasaba a ser superior y soberano de si mismo.
La moral no tenia carácter de obligatorio, puesto que no expresaba la voluntad del conjunto de los ciudadanos.
Para Marsilio la ley humana no tenía connotaciones morales ni contribuía a la consecución de la salvación, ni materializaba
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