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LOS PUEBLOS MESOAMERICANOS Y SU CONQUISTA


Enviado por   •  18 de Noviembre de 2014  •  Tesis  •  3.400 Palabras (14 Páginas)  •  4.444 Visitas

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“LOS PUEBLOS MESOAMERICANOS Y SU CONQUISTA”

Al inicio del siglo XVI, cuando llegaron los conquistadores españoles, en Mesoamérica existían dos grandes imperios de diferentes características y dimensiones. El imperio mexica dominaba una extensa parte del centro de Mesoamérica gracias a alianzas y acuerdos, pero sobre todo a conquistas. Por un lado, el imperio tarasco también dominaba una amplia extensión del Occidente, había evitado el dominio mexica y era uno de los principales opositores. A diferencia del imperio mexica, el tarasco era un reino más integrado y con una relación más directa entre los diferentes señoríos que lo conformaban. En la zona de la península de Yucatán no existía un imperio, sino diferentes señoríos independientes. Un señorío era una unidad política que controlaba y administraba un territorio y del que dependían otros, a los que llamaba sujetos. Tenía sus propios gobernantes que procedían de la nobleza y sus creencias y rituales estaban relacionados con un dios patrono. La sujeción de los señoríos y poblados de los alrededores permitió a los integrantes de la triple alianza tener acceso a sus recursos y productos por medio del tributo.

Los mexicas (náhuatl mēxihcah [meː'ʃiʔkaʔ]1 ) — llamados en la historiografía occidental aztecas — fueron un pueblo indígena de filiación nahua que fundó México-Tenochtitlan y hacia el siglo XV en el periodo Posclásico tardío se convirtió en el centro de uno de los Estados más extensos que conoció Mesoamérica asentados en un islote al poniente del Lago de Texcoco hoy prácticamente desecado, sobre el que se asienta la actual Ciudad de México. Aliados con otros pueblos de la cuenca lacustre del valle de México — Tlacopan y Texcoco —, los mexicas sometieron a varios pueblos indígenas que se asentaron en el centro y sur del territorio actual de México agrupados territorialmente en altépetl.

La marcha de los Mexicas

Tal era la situación cuando en el siglo trece un grupo de chichimecas venidos del norte hizo su aparición en el valle de México. Se les llamó los Mexicas o Aztecas. Ellos reivindicaron su pertenencia a las Siete Tribus Nahuas, que procedían del mítico Chicomotzoc, las Siete Cavernas, el lugar donde nació el mundo. Según la leyenda los aztecas vivían en Aztlan, una isla que se encontraría cerca de la frontera con los Estados Unidos actuales. Siguiendo las indicaciones de su dios tutelar Huitzolopochtli, migraron desde 1168 para ir a fundar su nueva capital. Pero los aztecas llegaron al Valle de México bastante tardíamente y debieron hacer frente a las otras tribus Nahuas que los consideraban como indeseables. A partir de 1256, ellos ocuparon algún tiempo la colina de Chapultepec, al borde del lago Texcoco; pero muy pronto fueron expulsados por los guerreros de Azcapotzalco. Se refugiaron entonces en las tierras de la ciudad de Culhuacán, que les concedió en 1299 un territorio en la región de Tizapán. Pero el entorno era muy hostil, infectado de serpientes, y los de Culhuacan pensaron así deshacerse de sus huéspedes indeseados. Sin embargo, los aztecas se adaptaron a la región e hicieron de las serpientes su alimento. Después se unieron con las mujeres de Culhuacan, obteniendo así un parentesco con esta tribu de origen tolteca.

Pueblos que integraron el imperio Mexica

El dominio mexica ocupó la mayor parte del centro y sur de la actual República Mexicana, se extendía, desde el poniente del valle de Toluca, abarcando casi todos los estados de Veracruz, Puebla, en el centro, Hidalgo, México y Morelos, en el sur; gran parte de los estados de Guerrero y Oaxaca, así como la Costa de Chiapas hasta la frontera con Guatemala. Sin embargo, quedaban fuera de su dominio los señoríos de Meztitlán (en Hidalgo), Teotitlán y Tututepec (en Oaxaca), purépechas (en Michoacán), Yopitzingo (en Guerrero) y Tlaxcala.

Los aztecas tenían un dios para cada actividad y cada calpulli, eran dioses de carácter cambiante, asociados a colores y con posibilidad de multiplicarse. De todas estas divinidades, la más importante fue Hiutzilopochtli, el dios del sol y la guerra, que tenía su antítesis en Telcatlipoca, concebido como un dios oscuro, lo cual pone de manifiesto la dualidad existente en la religión azteca. También fueron importantes Tláloc, dios de la lluvia, y Quetzalcóatl.

Quetzalcóatl era un dios antiguo, anterior a los mexicas, del que hay diversas versiones. Para algunos era el dios creador del hombre, mientras que para otros fue un dios civilizador, identificándolo con Prometeo. El mito de Quetzalcóatl es muy interesante para entender la reacción de los aztecas ante la llegada de los conquistadores. Este dios también es conocido como el dios del viento bajo el nombre de Ehecatl, que es una de sus formas, y otra de sus formas es la de dios del agua y dios de la fertilidad.

Quetzalcóatl es considerado hijo de la diosa virgen Coatlique y hermano gemelo del dios Xólotl. Como introductor de la cultura, él trajo al hombre la agricultura y el calendario, y es patrón del las artes y de los oficios. En un mito azteca el dios Quetzalcóatl permitió ser seducido por Tezcatlipoca, pero se arrojó a sí mismo a una pira funeraria lleno de arrepentimiento. Tras su muerte su corazón se convirtió en el lucero de la mañana, y como tal es vinculado con la divinidad Tlahuizcalpantecutli. En cualquier caso, este dios, descrito como un ser de rostro blanco y barbado, era un dios pacífico y civilizador, opuesto a los sacrificios humanos, que intentó detener esta práctica ritual. Al fracasar en su propósito, emigró hacia el este, prometiendo que un día regresaría en un año determinado de la cuenta azteca. Esto afectó en la actitud de los aztecas antes la llegada de los primeros españoles (Hernán Cortés).

Cuando llegó Hernán Cortés, Moctezuma lo confundió con el dios Quetzalcóatl, por su rostro blanco y su barba; pero, además, la llegada de los conquistadores coincidió con el año en que Quetzalcóatl había prometido volver, lo cual hace entender la terrible confusión de los aztecas, que pronto se percataron de que aquellos extranjeros no eran dioses. Después, los aztecas le convirtieron en un dios símbolo de la muerte y la resurrección y en el patrono de los sacerdotes. El sacerdote mayor era llamado Quetzalcóatl también. El culto a Quetzalcóatl se extendió por muchas ciudades y pueblos mesoamericanos: Tula (capital Tolteca), Cholula, Tenochtitlán o Chichén Itzá.

Imperio Tarasco

El territorio michoacano fue habitado por mazahuas, otomíes, nahuas, matlatzincos y tarascos. El pueblo

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