La Desigualdad

A lo largo de la historia se han presentado dos diferentes propuestas como perspectivas acerca de la desigualdad social. El texto de Lenski servirá como base para comprender un poco acerca de las modificaciones que tuvo a lo largo de la historia estos dos tipos de enfoques acerca de la desigualdad en la sociedad. Según Lenski la desigualdad entre individuos se ha ido presentado casi con la aparición de la agricultura como forma de sustento humano. Podría de decirse que los elementos el trabajo como forma de transformación de la naturaleza para supervivencia fue jerarquizando ese trabajo a medida que los medios de producción fueron cayendo en manos mas en unos que en otros. A medida que fue pasando el tiempo los modos de producción fueron transformando la manera de subordinación y jerarquización respondiendo a sus respectivas formas de desigualdad.

Los profetas hebreos del antiguo Israel manifestaron bíblicamente el rechazo por la desigualdad, criticando severamente a los de mayor poder y riquezas. Entre ellos destacan Isaías, Miqueas y Amós. Podemos observar la relación que se hace con el paganismo y el estilo de vida lujosa que hacen énfasis estos autores bíblicos. Por otra parte encontramos los escritos de Manú, donde compiladores hindúes afirman que la desigualdad ha sido impuesta por inspiración divina para beneficio de la humanidad. Como característica sobresaliente podemos observar aquí una jerarquización vertical asignando cierta función a cada individuo según su importancia. De esta manera tenemos dos puntos de vista; el cristiano que desaprueba el sistema de distribución de riquezas y poder calificándolo de injusto. Mientras que el hindú sostiene que la desigualdad es justa y necesaria e inevitable para un buen funcionamiento en la sociedad.

Lenski utiliza dos diferentes términos para diferenciar estos dos puntos de vista, calificando como tesis conservadora a los hindúes y antítesis radical a los cristianos, el autor afirma que parece adecuada esta diferenciación ya que estas dos ideologías corresponden a una dialéctica entre quienes las que sustentan.

En la antigua Grecia también surgió una divergencia en la manera de ver la desigualdad social entre los principales filósofos. Aristóteles defendió la tesis conservadora afirmando que ciertos individuos habían nacido para dominar mientras otros están hechos para ser dominados. Mientras que Faleas y Platón atacaron la estructura institucional de su sociedad. Podemos encontrar ideales aún más radicales en Platón en sus escritos de “La Republica”. Tenía la idea de la posesión comunal por una parte elitista que tuviera ciertas virtudes morales y gran capacidad y amor por la filosofía. Queda claro que el igualitarismo no es una de las características de esta parte de la antítesis radical.

Por otra parte Lenski también analiza la yuxtaposición de los ideales acerca de la desigualdad, que tuvieron los cristianos de la antigüedad con respecto a los del siglo primero. Como ya se vio anteriormente los profetas de la era precristiana atacaron la desigualdad social criticándola como injusta. Pero los apóstoles de la era cristiana sufrieron un cambio dando cierta inclinación a los puntos de vista conservadores. Se citan los ejemplos registrados en los textos de Efesios 6:5, Colosenses 3:22, I carta a Timoteo 6:1 y Tito 2:9 donde los apóstoles Pablo y Pedro exhortan a los esclavos y a los subordinados a ser fieles y obedientes a sus amos, de manera sugerente en relación a la obediencia los padres a los hijos y justificando la autoridad de los ancianos de la congregaciones primitivas cristianas, situación que cambió con respecto a la ley mosaica (o de Moisés) de los antiguos cristianos donde claramente se encuentran elementos radicales. A partir de esta nueva Era Cristiana estuvo dominada por estas nuevas integraciones conservadoras, que junto con las de Aristóteles consideraron: …la esclavitud como parte del orden natural y comparaban la obediencia de los esclavos para con sus amos con la que los hijos deben a sus padres (Lenski, 1974: 21).

De esta manera la Iglesia fue expandiéndose por todo el mundo, así como ejerciendo esos ideales conservadores a sus educandos. Es demostrable en la conquista de las nuevas colonias americanas por parte de las grandes potencias Europas, llevando su doctrina conservadora para justificar su dominio sobre los indígenas y nativos americanos. El punto de vista conservador llegó, entonces, a considerarse virtualmente como una cuestión de doctrina, y como tal se desarrolló y se sintetizó en alto grado. (Lenski, 1974: 21).

Uno de los ejemplos más conocidos de las justificaciones conservadoras fue la del pensador Juan de Salisbury, quien comparaba la estructura social con la del cuerpo humano. El menciona: El príncipe es la cabeza, los jueces gobernadores de las provincias son los ojos, los oídos y la lengua. El senado es el corazón, y quienes ayudan al príncipe los costados. Los soldados y funcionarios son las manos, mientras que los recaudadores de impuestos y otros funcionarios financieros representan el estomago y los intestinos. El pueblo común son los pies, y el clero el alma (Lenski, 1974: 22). De esta manera este pensador lejos de creer que la desigualdad es un maleficio lo ve como algo bueno, justo y necesario. Ya que de esta manera se desempeñan funciones necesarias para el buen desarrollo de la sociedad.

Sin embargo, alrededor del siglo XII se suscitó una serie de movimientos que recomendaban el estilo de vida en austeridad como los franciscanos y los valdenses. Estos llevaron una serie de discusiones y debates en cuanto a que estilo de vida es mejor, cuestión a la cual se hace referencia en la película Europea en ‘El nombre de la rosa’ de Jean-Jacques Annaud. Esta situación continuó en gran manera y solo se sustituyó con la aparición de nuevos puntos de vista en relación con los avances científicos y la aparición de nuevas formas de pensar sociales.

En los siglos XVII y XVIII aparecieron nuevos pensadores como Locke y Rousseau, quienes difundieron la idea de que la soberanía se encuentra centrada en el pueblo y no en un rey. Estos fueron los inicios del pensamiento socialista utópico. Estos fueron los inicios de los movimientos dirigidos a derrocar el sistema legal de desigualdad, mientras que más tarde surgieron movimientos de dirigidos a erradicar la desigualdad económica. En ese tiempo surgieron autores con ideales radicales quienes redactaron el Manifiesto del Partido Comunista, escrito por Friederich Engels y Karl Marx. Sus ideales manifestaban la idea de un cambio de orden estructural con la idea de la posesión total de los medios de producción por el proletariado. En un enfoque determinista Marx mencionó que a través de la historia se han tenido que manifestar distintos modos de producción para llegar finalmente al último que es el comunismo.

En el punto de vista conservador, uno de las que destaca es Adam Smith, quien escribió ‘La riqueza de las naciones’. El mencionaba que cada hombre lucha por su bien individual y nadie responde al bien común. De igual manera afirma que para que exista un desarrollo en el mercado funcione de manera adecuada se requiere la menor obstrucción política. De igual manera surge la teoría de Charles Darwin quien apoya la perspectiva conservadora, argumentando desde el punto de vista darwinista social, la separación jerárquica de los hombres en sociedad debe de ser así como lo están las plantas y los animales según su especie.

Posteriormente, y con la aparición de las nuevas formas de pensamiento moderno, se da un nuevo enfoque a las formas de interpretación de la desigualdad social. De los conservadores surgieron los puntos de vista funcionalistas, mientras que de los radicales surgieron las teorías de conflicto.

Dos funcionalistas importantes argumentan su posición ante la desigualdad social afirmando que la desigualdad es una característica necesaria de cualquier sociedad que funcione en forma adecuada (Lenski, 1974: 33).

Mientras tanto los teóricos de conflicto afirman que la desigualdad social surge de la lucha por los bienes y servicios valiosos de los que hay escasez (Lenski, 1974: 34).

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