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La Historia Ciclica


Enviado por   •  19 de Abril de 2013  •  1.675 Palabras (7 Páginas)  •  531 Visitas

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En el devenir europeo hay dos grandes concepciones de la historia que no han cesado de correr paralelas o enfrentarse, aunque bajo múltiples formas: la historia "lineal" y la historia "cíclica". La concepción lineal de la historia aparece en el espacio-tiempo europeo con el judeocristianismo. En ella, el devenir histórico se plantea como una línea que une un estado antehistórico (paraíso terrenal, jardín del Eden) a otro posthistórico (instauración del reino de Dios en la tierra). La estructura de este esquema ha sido descrita muchas veces. Hubo un tiempo en que el hombre vivía en cierta armonía con su Creador. Pero un día cometió una falta (el pecado original hereditario), y a raíz de ello fue expulsado del paraíso y entró en la historia , en este "valle de lágrimas", donde está obligado a "ganarse el pan con el sudor de su frente" . Sin embargo, gracias a esa Buena Nueva que es la venida del Mesías (Jesús en el sistema Cristiano) a la tierra, ahora puede elegir el "buen camino" y conseguir su salvación (individual) para la eternidad. Al fin de los tiempos, tras el Armageddón, los buenos serán definitivamente separados de los malos. El estado posthistórico restituirá el estado ante histórico, y éste será el fin de la historia, la historia volverá a cerrarse, será reabsorbida, como un paréntesis.

Desde un punto de vista estructural, este esquema, trasladado a la tierra mediante la sustitucion del más allá por el más acá, reaparece tal cual en la teoría marxista. Hubo un tiempo en que el hombre vivía feliz en el comunismo original. Pero un día cometió una falta, la división del trabajo, que trajo consigo la propiedad privada, la apropiación de los medios de producción, la dominación del hombre por el hombre, la aparición de las clases. De esta manera el hombre entró en la historia, una historia caracterizada por el conflicto, las relaciones de autoridad, etcétera, y cuyo motor esencial es la "lucha de clases". Sin embargo en cierto momento del devenir historico, la clase más explotada toma consciencia de su condición y a partir de entonces se erige en Mesías colectivo de la humanidad. Desde entonces el hombre puede elegir el "buen camino" y contribuir a la más rápida culminación de la lucha emprendida. Al fin de los tiempos, tras la "lucha final", los buenos serán definitivamente separados de los malos. La sociedad sin clases nos hará volver -con la abundancia como propina- a los felices tiempos del comunismo original. Las instituciones perecerán y el Estado resultará ya inútil. Será el fin de la historia.

Ciertos filósofos neomarxistas, en especial los miembros de la Escuela de Frankfort y también en cierta medida el último Freud (Malestar en la civilización), han aportado un importante correctivo a esta teoría de la historia. En el nuevo enfoque, los comienzos de la historia son concebidos de manera muy semejante pero se abre paso una duda cada vez mayor en cuanto a las posibilidades de su culminación. Se parte del principio de que el mal está destinado a reprodudirse siempre, que nunca habrá modo de escapar a las relaciones de autoridad y denominación. Pero no por ello se concluye que ese "mal" que forma la trama de toda realidad social no es quizá tan malo como se había dicho. Por el contrario se afirma que en tales condiciones la única posibilidad que el hombre tiene para no "añadir más mal" es continuar refiriéndose a la idea de un fin de la historia, incluso y sobre todo si sabe que este no llegará jamás. Tal espera mesiánica es considerada como operante y fecunda en sí misma. La actitud que lógicamente se desprende de semejante modo de ver las cosas es un hipercriticismo por principio: se trata de opener un perpetuo «no" a los peligros que todo «sí" encierra. Una actitud muy semejante volvemos a encontrar en los «neomonoteístas" del tipo de Bernard-Heri Lévy (La Barbarie à visage humain, Le Testament de Dieu).

Mientras que la teoría marxista «ortodoxa" reproduce bajo una forma laica la teoría cristiana de la historia, de la teoría neomarxista o freudomarxista puede decirse que refleja más estrictamente la del judaísmo clásico. Para el judaísmo, el pecado original no presenta el carácter «mecánico" que tiene en la doctrina cristiana (las Escrituras no exigen penitencia por una herencia cargada de pecado no hay creencias capaces por sí mismas de procurar la salvación). Por otra parte el Mesías no ha venido aún (Jesús es un impostor). En último extremo, se duda incluso de que venga; pero su espera es por sí sola operante y fecunda. («Este Mesías que no viene nunca -escribe Robert Aron- pero cuya sola espera aunque eternamente defraudada, es eficaz y necesaria."; Le Judaïsme, bucher-chastel, 1977).

Para resumir la concepción lineal de la historia digamos que dota a esa historia de un carácter unidimensional, de una necesidad (ineluctable: es impensable que la historia no se desarrolle aparte todos sus accidentes y contingencias de acuerdo con la «revelación" que el hombre ha tenido de ella ya sea en la Biblia o en El capital)

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