La Huelga En Mexico
FerchoMusk13 de Junio de 2013
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Presentación
El ensayo que aquí presentamos, escrito por los investigadores del ahora extinto Centro de Estudios Históricos del Movimiento Obrero Mexicano, Amanda Rosales, Sergio Chávez y Mario Gijón, fue publicado en el número doce de la revista Historia Obrera, del 12 de abril de 1978.
Aclaramos que nos hemos tomado la libertad de publicar este ensayo partiendo de la autorización otorgada por el CEHSMO para la reproducción total o parcial del material publicado en la revista, con la condición de otorgar el crédito correspondiente.
Este ensayo, de seguro resultará sumamente atractivo a todas aquellas personas interesadas en la historia social de México, particularmente en los albores del movimiento obrero durante el siglo XIX.
Esperamos que quienes lo lean saquen el máximo provecho de su lectura, ya que este trabajo es bastante serio y documentado.
Chantal López y Omar Cortés
Introducción
La huelga en México en la segunda parte del siglo XIX es de interés fundamental para la historia del movimiento obrero en general así como el desarrollo de una sociedad en plena transformación.
Los escasos estudios que existen en torno al tema nos llevaron a un análisis de las principales características del fenómeno de la huelga tal y como se presentó en el siglo XIX.
De acuerdo a tal objetivo partimos del año de 1857, fecha de promulgación de la Constitución, la cual significó una nueva concepción de la sociedad y del pensamiento de aquel periodo que desembocaría en el implantamiento de nuevos valores y estructuras.
El pensamiento liberal predominante de la época constituiría la piedra de toque para el cambio social y económico que una sociedad en vías de transición y con rasgos feudales, tardaría en asimilar y cuya mentalidad obsoleta chocaría con el surgimiento de una nueva economía con todas sus implicaciones y consecuencias; entre estas últimas, la huelga, que ocupa un lugar sobresaliente, constituiría el meollo de la presente investigación.
Sin pretender ser exhaustivos señalaremos sus principales características destacando fundamentalmente el aspecto jurídico.
Los análisis de la Constitución liberal de 1857 que giran en torno a la libertad del trabajo, así como los realizados en base al Código Penal de 1872 están presentes en el ensayo.
Se destaca también el papel de la prensa obrera en su labor de concientización del trabajador sobre la amenaza que representa para él la presencia de nuevos elementos en el panorama de la sociedad de ese momento, señalando al mismo tiempo la conveniencia de la utilización del instrumento de la huelga como arma poderosa para contrarrestar sus efectos.
Se ha considerado igualmente importante mencionar el papel de las organizaciones de trabajadores como el germen de una incipiente conciencia de clase, que sería a partir de la cual surgirían las ideas de emancipación y de lucha de los trabajadores por una sociedad ideal en la cual - de acuerdo al pensamiento prevaleciente en la época -, Capital y trabajo armoniosamente se conjugarán; ideología no exenta de tendencia pequeño - burguesas.
Situación económica, política y social de 1857 a 1880.
El periodo histórico 1857 - 1880 que comprende el presente ensayo, se caracteriza por ser una etapa de gran inestabilidad política.
La lucha de liberales y conservadores por subsanar una economía y una sociedad resquebrajadas por luchas intestinas será una constante que se da a lo largo del siglo XIX.
Los nuevos grupos producto de la crisis social de la Independencia, lucharan por configurar otras estructuras sociales, políticas y económicas más acordes a la nueva realidad.
Es a partir del siglo XIX que se darán las bases para la formación de un Estado nacional.
Para el periodo que nos ocupa, la destrucción del poder económico del clero y la limitación del señorío militar se han convertido en condición sine qua non para lograr el fortalecimiento del Estado y las transformaciones sociales y económicas pregonadas por los liberales y tendientes a impulsar de una manera más eficaz el desarrollo del capitalismo en México.
La Constitución de 1857 reforzaría esta misma tendencia hacia el desarrollo capitalista al declarar la libertad de industria, comercio, trabajo y asociación.
La política liberal se fijó como tarea fundamental el desarrollo de una infraestructura que le permitiera consolidar los nuevos avances; se realizaron gestiones para la construcción de vías férreas. En 1873, por ejemplo, se inauguró el ferrocarril de la ciudad de México al puerto de Veracruz (1) cuya construcción se había iniciado desde 1837 mediante una concesión otorgada a un grupo capitalista británico.
Por otra parte, el comercio de importación registró un aumento considerable y la minería, a su vez, logró resurgir gracias a la penetración de capitales extranjeros, principalmente ingleses; esta actividad se concretó, sin embargo, a reponer las antiguas minas más que a iniciar la exploración de nuevos yacimientos (2). Las zonas mineras más sobresalientes se localizan principalmente en Zacatecas, Sinaloa, Michoacán, Pachuca, Guanajuato y Taxco.
La política librecambista adoptada constituyó un aliciente al comercio de importación pero al mismo tiempo provocó graves perjuicios al grupo artesanal.
El que en 1856 el gobierno liberal adoptara un nuevo arancel librecambista, amenazó la existencia de talleres y de algunas industrias que habían sobrevivido gracias a las medidas proteccionistas dispensadas por los gobiernos conservadores. Asimismo, provocó la desaparición de algunas fábricas, la baja en la producción de otras, así como el cierre de numerosos talleres artesanales, consecuencia de esto fue el surgimiento entre los artesanos, de un importante movimiento a favor de la asociación, reflejado en la formación de las primeras organizaciones mutualistas. Es significativo que sea en este momento cuando se registre el mayor número de sociedades mutualistas precisamente en las zonas más industrializadas de la República, como Puebla, el Estado de México, Veracruz, Hidalgo, Jalisco, Guanajuato, Querétaro, Sinaloa y Nuevo León.
Por otro lado, la actividad agropecuaria que sufriera graves trastornos durante la Independencia, no logro en este periodo recuperación alguna. Las continuas luchas internas, la invasión francesa, la movilización constante de la población, y el grave problema de la leva provocaron un estancamiento en la producción agrícola con graves consecuencias en la estructura económica.
En cuanto a la industria, pese a las limitaciones con que pudiera haberse iniciado, hacia 1870 se produjo una expansión - la cual se consolidó en la etapa porfirista -, debido a la libre penetración de capitales extranjeros y a las grandes facilidades que el gobierno les otorgaba para su establecimiento. Fueron las condiciones de paz social imperantes en ese momento las que ofrecieron garantías y seguridad a la inversión extranjera y propiciaron por tanto su pleno desenvolvimiento.
Se ha estimado que para principios de la década de los años setenta, la mayoría de las empresas establecidas eran de capitales fundamentalmente franceses, ingleses y españoles, que monopolizaban la producción de hilados, mantas, cigarros y papel. De estas industrias, la textil fue la que alcanzó un mayor desarrollo sobre todo en los Estados de Puebla, Veracruz, México, Durango, Jalisco, Colima, Guanajuato, Querétaro, Sonora y Coahuila que era donde se concentraba la mayor parte de las fábricas existentes en la República (3), el total de fábricas ahí existentes en 1857 era de 47 y para 1880, el número de fábricas ya había aumentado a 97 estando distribuidas en los mismos lugares (4).
En general, los Estados de Puebla, México y Distrito Federal, eran los que monopolizaban la industria textil. Puebla, por ejemplo, contaba con 17 fábricas; hacia 1880, el número de fábricas ya había aumentado a 21, y entre ellas se encontraban dos de estampados. En el Distrito Federal existían alrededor de 8 fábricas textiles y en el Estado de México unas cinco (5).
Por otra parte, cabe mencionar enseguida la industria cigarrera como la que seguía en importancia a la textil, aun cuando no había logrado todavía un desarrollo semejante al de esta última (6).
A raíz del inicio de este auge industrial, una ola de huelgas azotó al país, precisamente en las zonas donde el proceso de industrialización era más intenso.
Fueron cuestiones como la rebaja de salarios o las peticiones de aumento de los mismos, la disminución de la jornada de trabajo, la supresión de las veladas y la exigencia de mejores condiciones de trabajo, las causas fundamentales por las cuales los trabajadores se declaraban en huelga.
Quizás es en las fábricas de hilados y tejidos en donde se manifestó con mayor crudeza la adversa situación de los trabajadores, por ello no es de extrañarse que entre las zonas industriales que más se destacaron por su combatividad se encontrara precisamente la zona textil conocida como Valle de México y en particular, Contreras y Tlalpan (7); la mayoría de los obreros textiles que integraban estos territorios protestaban y se declaraban en huelga por rebaja de salarios, por la excesiva jornada de trabajo, por los malos tratos, principalmente por parte de loa administradores, extranjeros en su mayoría, así como por la falta de seguridad en el trabajo. Pero, cabe destacar que el mayor número de huelgas que se registraran entre los años 1870 - 1880 se debieron fundamentalmente a rebajas de salarios, ya de por sí misérrimos, pues ordinariamente eran los propietarios de las fábricas quienes
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