La Lista De Schindler
ere0428 de Agosto de 2011
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La lista de Schindler
Sinopsis
Se relata la historia de un empresario de origen alemán, Oskar Schindler (interpretado por Liam Neeson), miembro del Partido Nazi quien acababa de llegar a Cracovia. Inicialmente se aprovecha de la situación en Polonia (recientemente invadida por el ejército nazi) para crear una fábrica de artículos de cocina, y para ello llega a un acuerdo con el director de un campo de trabajos forzados para usar mano de obra judía proveniente del ghetto de Cracovia, la opción de trabajo más económica disponible. Schindler depende de su contable judío, Itzhak Stern (interpretado por Ben Kingsley).
Pero pronto, Oskar intenta ayudar a sus trabajadores con todo lo que puede impidiendo que vayan al gueto o a campos de concentración o de exterminio, aunque para ello tiene que, en muchas ocasiones, comprar a los judíos para salvarlos de su cruel destino en aquella época.
Inicio
En la oscuridad, se encienden un par de velas, en una tranquila tarde, mientras una familia judía bendice el sabbat. La escena en color, hace énfasis poco a poco en el par de velas, que mientras se consumen se desvanece el color, quedando poco a poco en blanco y negro. Al momento en que las velas se consumen por completo, el humo de la mecha asciende y da lugar a una imagen de un tren recién llegado a una estación al aire libre.
Es septiembre de 1939 y ha pasado tan sólo una semana desde que las tropas alemanas han entrado marchando con victoria a Polonia. Miles de judíos de Cracovia reciben la orden de registrarse y a sus familias en un censo que dicta el Gobernador General del Reich, Hans Frank. Oskar Schindler es un hombre alemán, joven y enigmático, a quién por primera vez vemos (sin ver aún su rostro) en un pequeño apartamento, escuchando la melancólica canción húngara "Gloomy Sunday", lleno de maletas, algunas sin abrir, lo que muestra que es recién llegado a Cracovia, mientras fuma, bebe y prepara sus mejores y más elegantes ropas, enormes forros de dinero y finalmente un enorme y dorado alfiler con la esvástica, el emblema del partido Nazi, del cual él es miembro.
Logra entrar a un elegante restaurante polaco, mientras se escucha el tango "Por Una Cabeza" de Carlos Gardel, gracias a que sobornó al camarero en la puerta con dinero para dejarlo entrar. El camarero, llamado Martin, le pregunta a su compañero, Jerzy, si sabe quién es el altivo y enigmático caballero que acaba de entrar, a lo que Jerzy responde que no sabe. Mientras tanto, Schindler fumando un cigarrillo con estilo galante, con su mirada, examina el lugar y a las personas, a las mujeres hermosas, a las que les dirije sonrisas coquetas, y sobre todo a los oficiales de las SS, fijandose en sus rangos, buscando los más altos puestos con el objetivo de entablar "amistad" con ellos. Acto seguido, Schindler, ve a Rolf Czurda, un jerarca nazi de las SD con su novia y un subordinado en una mesa; Schindler levanta su mano mostrando algunos billetes, se acerca Jerzy y Schindler le pide que les envíe una botella de su parte. "Muy bien, señor- dice Jerzy, algo intimidado por semejante hombre- ¿Y quién les digo que la envía?" A lo que Schindler responde con serenidad "Dígales que es de parte mía", y es así como Jerzy lleva una botella a la mesa de Czurda, éste, algo extrañado, pregunta a su novia Agnieszka y a su subordinado si conocen al misterioso hombre que les ha invitado, Czurda ordena a su subordinado que averigüe quién es, el subordinado llega y es invitado por Schindler a quedarse, y Czurda, que ha intentado cortejar a su novia, se interrumpe por la sorpresa de ver que su subordinado ha sido también encantado por Schindler, y lejos de cumplir la misión de averiguar quién es, ahora está sentado a su mesa conversando con él, algo molesto y dispuesto a terminar con esto, Czruda le dice a su novia que le espere, y se levanta determinado a increpar a Schindler, sin embargo, apenas está a unos pasos de distancia de la mesa de Schindler cuando este, sonriendo, más erguido y alto que Czurda, le saluda cortésmente y le cuestiona por qué deja a una hermosa mujer sola en una mesa, camina hacia Agnieszka y la toma del brazo, besándole la mano e invitando a Czurda a su mesa y a un trago de vodka, el confundido Czurda finalmente sonríe fascinado por su nuevo camarada. Mientras la noche avanza, Schindler, contemplando con deleite a algunas bailarinas polacas de cabaret, le entrega a Jerzy un nuevo rollo de billetes, con tal de llenar su mesa de los mejores banquetes que tengan. Más mesas se suman a la de Schindler, oficiales de las SS, SD y las bailarinas, así como algunas mujeres y miembros del partido, entre ellos Czurda y Hermann Toffel, que se burlan de los judíos que han tomado la recién dada orden de portar la banda con la estrella de David, como una oportunidad para hacer negocios, y se burlan también de la tendencia de los judíos a escapar siempre de las tormentas. Schindler, se asegura de que a nadie le falte comida y bebida, y no pasa mucho para que todos estén riendo, adorandole como el alma de la fiesta. Más personas se suman a la mesa, tentados por el hecho de que nadie en la fiesta la está pasando mejor que los que están con Schindler. Momentos después, todos están algo ebrios, cantando alegremente, mientras Schindler, liderando el canto, igual de alegre se conserva sobrio, a pesar de haber bebido igual o tal vez más que todos sus invitados. En ese momento, llega el Oberführer Julian Scherner con su esposa, se sientan a la mesa diagonal, y Scherner no tarda en llamar a Martin para preguntar quién es ese hombre del que emana toda la diversión, y Martin, ahora le responde con gran entusiasmo: "¡Es Oskar Schindler!" Scherner, intrigado, fija su mirada en él.
Una fotógrafa comienza a sacarle fotos a Schindler con todos los del restaurante, sonrientes, Czurda, que bloquea a Agniezka con tal de salir más cerca de Schindler, las bailarinas, los oficiales, todos sonrientes, ninguno quiere perderse la oportunidad de una fotografía con él. Finalmente, Julian Scherner y su esposa acaban por compartir la diversión, junto a Schindler, que ha tenido victoria en entrar al círculo de aristocracia Nazi, y que ahora no dudará en usar tal ventaja para su beneficio propio.
Itzhak Stern
Algún tiempo después, en las calles de Cracovia, donde los Nazis humillan y maltratan a judíos cortandoles los rizos o golpeándoles, el gueto judío acaba de ser terminado. Schindler, mientras tanto, visita el Judenrat, el consejo judío de Cracovia,un lugar donde hay innumerables quejas por parte de muchos judíos residentes, todos elegantemente vestidos, pero con la estrella de David en sus brazos, el señor Juda Dresner es uno de los encargados de atender en el Judenrat, a dos judíos de clase acomodada: El maestro de escuela Chaim Nowak y el rabí Jakob Levartow, que critican el hecho de que los Nazis violen los artículos de la constitución sobre la privacidad de morada y el respeto a la religión y creencias individuales. Maria Mischel, una joven mujer judía, se queja acerca de los oficiales de las SS que llegan a su casa y les sacan diciendo que ya no les pertenece a ellos sino al Reich. Al cuestionar qué harian los Nazis si ella decidiera quitarse la banda con la estrella, el señor Dresner responde que la matarían. Schindler, imponente como siempre, llega a la cámara del Judenrat y pregunta en alta voz por el contador Itzhak Stern a quien le ofrece, en una conversación en privado, el trabajo de contador de una empresa, pidiéndole que lo contacte con importantes empresarios judíos para así poder comprar una empresa de fabricación de metales esmaltados que estaba en bancarrota. Schindler y Stern son hombres sumamente diferentes. Muy al contrario de Schindler, Stern es calmado, sereno y serio, muchas veces callado y hablando siempre con gran sensatez. Schindler, muy inteligente, astuto y lleno de vigor, le pone de manifiesto su plan: Sacando provecho de que las SS quitaran pertenencias a los judíos, les quitaran su ciudadanía, les bloquearan sus cuentas bancarias y les impidieran la entrada a restaurantes, tiendas y otros lugares públicos, Schindler piensa contratar sólo a trabajadores judíos, ya que al ser mano de obra barata, pagada por el empresario a la Oficina de Economía del Reich (es decir, al bolsillo de los Nazis, por lo que Schindler prácticamente estaría poniendo en marcha un ciclo en el que siempre ganaría)y en ofrecerles como pago, artículos de cocina, que pudieran utilizar para su propio uso o canjear en el mercado negro. Stern duda mucho en las intenciones de Schindler y se rehúsa al principio, sin embargo, analizando que Schindler no parece ser un alemán tiránico como los demás, acepta.
Schindler consigue la ayuda teniendo a Stern como su contador oficial, y entonces lo encarga de que vaya reclutando mano de obra.
En aquellos tiempos, las iglesias católicas eran centros de reunión de judíos que se dedicaban al contrabando, es ahí donde se muestran a dos negociantes, Goldberg y Chilowicz, y a un joven comprador, llamado Poldek Pffeferberb, que demanda a Chilowicz la entrega de 10 mil unidades de betún para zapatos en envases de metal como él había pedido, en lugar de cristal que Chilowicz le había dado, que iba dirigido al ejército alemán y que a causa del frío se rompió. Pfefferberg amenaza con delatar a Chilowicz a menos que haga lo que le pide, y Schindler, que ha estado delante de ellos todo el tiempo, se da la vuelta y negocia con Pfefferberg sobre la camisa que éste lleva. Temiendo la esvástica que Schindler lleva en su solapa, los demás judíos abandonan la iglesia. Pfefferberg, algo renuente, decide seguir haciendo tratos con Schindler.
Llega marzo de 1941. la fecha límite
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