La Operacion Barbaroja
manstein21 de Enero de 2013
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Uno de los enigmas de la guerra en Siria es la abstención alemana. De Creta a Beirut, la distancia no alcanza 800 km. Rodas está aún más cercana, y, tras la devastación de la escuadra en Alejandría, Chipre está por tomar. La temeridad de Churchill, la participación gaullista en el asunto de Siria abren un nuevo teatro de operaciones en que Hitler encuentra por completo realizada la cooperación franco-alemana que buscó en Montoire. Sin embargo, se abstiene de intervenir. Entonces nadie se preguntó bastante la causa de esta abstención. Como la pantomima antes del circo, el teatro mediterráneo está cerrado. Desde el Báltico al mar Negro, 3 millones de hombres, 600 000 caballos, 600 000 vehículos automóviles, 19000 trenes están en marcha. Está en curso la aplicación del plan «Barbarossa».
Conforme a las instrucciones de Hitler, la preparación de la guerra contra Rusia empezó ya en verano de 1940. El primer oficial del estado mayor del ejército encargado del estudio estratégico, fue un hombre detestado por Hitler, el general Erich Marks, ex colaborador del general Schleicher, asesinado en la purga de 1934. Admirador de Moltke, gran conocedor de las operaciones de 1870, Marks ha preparado la mayor batalla de frentes invertidos de la historia. La Wehrmacht atacaría en Ucrania, iría hasta Rostov, en el Don, y luego, girando en ángulo recto, iría hasta Moscú, sorprendiendo por la espalda la totalidad de los ejércitos rusos... La concepción es genial, pero Hitler la rechaza diciendo que es fruto de un cerebro demasiado complicado.
A Marks sucede Paulus. Las distancias, la mediocridad de las comunicaciones y la dificultad de los aprovisionamientos le espantan. Elimina Ucrania de la zona de operaciones rápidas, a causa de la ausencia casi total de rutas. El esfuerzo principal se dirigirá a Moscú, en un eje señalado por una calzada sólida y un ferrocarril.Tras la batalla inicial, el avance alemán se detendrá a la altura de Smolensko, para permitir la reorganización de los transportes y la adaptación de los ferrocarriles al ancho europeo... Pero Hitler aparta ese plan raquítico y metódico. Quiere un esquema más vasto y la prosecución ininterrumpida de las operaciones. La guerra de Rusia debe terminarse en una sola campaña, antes del invierno.
Finalmente, las grandes líneas estratégicas quedan establecidas por el propio Hitler en su directiva nº 21, llamada «Barbarossa», con fecha de 18 de diciembre. Enuncia los principios generales de la guerra que quiere hacer contra Rusia: campaña corta, envolvimiento de las masas enemigas, evitación de un repliegue general de los rusos a su inmensidad, conquista de una línea Volga-Arjánguelsk, desde donde la Luftwaffe podrá destruir el último arsenal soviético, las industrias de los Urales. Tres grupos de ejércitos harían la tarea: dos al Norte, uno al Sur de las marismas del Prípiat. Los preparativos deben estar terminados para el 15 de mayo, para que pueda abrirse la campaña ya a fines del deshielo... Ya se sabe que la intromisión mussoliniana en los Balcanes retrasó esa primavera al verano.
El trabajo de estado mayor se hace en Zossen, cerca de Berlín, donde se ha establecido la casa Brauchitsch-Halder, el Oberkommando des Heeres, después de la victoria sobre Francia. Contrariamente a lo que pasó cuando la preparación de las campañas del Oeste, Hitler no interviene en los detalles. Jodl, estratega personal del Führer, se mantiene, o es mantenido, igualmente aparte. «Ni una sola vez —dice Warlimont—, ni como participante, ni como observador, el general Jodl asistió a los Kriegspiele sobre la campaña de Rusia...» Hitler mira más allá, piensa en el mañana de una victoria que considera segura, en la reorganización del Este, el desplazamiento de los rusos hacia Asia, la instalación, en su lugar, de poblaciones germánicas, incluidos colonos holandeses e ingleses. En sus soliloquios ante sus íntimos, sueña en voz alta: «Haré un Edén de los territorios conquistados...».
Una de las últimas personas a quienes el Führer hace aún un esfuerzo por convencer es Góring. A comienzos de 1941, le anuncia su decisión de atacar a Rusia, motivándola con la amplitud amenazadora de los preparativos soviéticos y con la política de cerco que ha observado en las palabras de Molótov. Góring pide permiso para consultarlo con la almohada y presentar sus objeciones al día siguiente. Hace ver que una guerra al Este interrumpirá la ofensiva aérea contra Inglaterra en el momento en que entra en la fase de los grandes resultados. Teme que la fuerza alemana se atasque en la inmensidad rusa. Propone la inversa del plan de Hitler, es decir, transformar en alianza el tratado de Moscú y lanzar a Rusia contra la India. «El Führer –dice- me escuchó con calma, pero mis argumentos no le conmovieron.»
Lo esencial de los preparativos de «Barbarossa» se traza en el gran consejo de guerra del 2 de febrero. Cuatro oleadas de transporte se han organizado. A las 25 divisiones que ya se encuentran en Polonia y en Rumania, se añaden 7 divisiones en marzo, 13 en abril, 30 en mayo, 51 en junio, manteniéndose hasta el último instante las concentraciones más importantes al oeste de la línea Radom-Varsovia-Neidenburg. A pesar de las autopistas y la densidad de la red ferroviaria alemana, muchas unidades se trasladan a pie. Algunas recorren de esta manera 800 km. para volver desde los Balcanes.El mando sigue siendo el de las grandes victorias sobre Francia. Aunque les soporte cada vez, peor, aunque se queje de la poca inteligencia del primero y desprecie el catolicismo del segundo, Hitler conserva al mariscal von Brauchitsch y al capitán general Halder en sus puestos respectivos de comandante en jefe y jefe de estado mayor del Reichsheer. La galeria de jefes de ejército y de flota aérea presenta las mismas figuras, y el trío de los grandes ejecutantes de 1940, von Leeb, von Bock y von Rundstedt, vuelve a hallarse a la cabeza de los grupos de ejércitos.
En el Norte, Leeb, Heeresgruppe «Nord». Alínea sobre el Niemen al XVIII ejército, von Küchler, a la 4ª agrupación blindada, Hoepner, y al XVI ejército, Busch, o sea, 29 divisiones y 570 tanques. La 1 Luftflotte, capitán general Keller, le acompaña. Dos buenas carreteras le proporcionan dos ejes de operaciones, una hacia Riga, y otra hacia Dünaburg. Se reúnen al sur del lago Peipus y se dirigen hacia Leningrado. En el centro, Bock, Heeresgruppe «Mitte». Esta vez, tiene el papel principal y los medios más importantes: el IX ejército, Strauss, la 2ª agrupación blindada, Hoth, la agrupación blindada, Guderian, el IV ejército, von Kluge; 49 grandes unidades, 930. tanques, más los servicios de la flota aérea más importante, Luftflotte nº 2, mariscal Kesselring. Su misión inicial consiste en romper el centro del dispositivo soviético tomando como eje del esfuerzo la autopista BrestMoscú. Brauchitsch habría querido que le fuera asignada esta ciudad como objetivo al grupo de ejércitos. pero se ha atraído una terrible reprimenda de Hitler: «Sólo cerebros petrificados en concepciones fósiles pueden dejarse hipnotizar por una capital enemiga. Moscú no es más que un nombre. Las ciudadelas del bolchevismo son Leningrado y Stalingrado. Cuando estén tomadas éstas, se derrumbará el bolchevismo». El grupo «Mitte», pues, alcanzará la región de Smolensko y recibirá órdenes correspondientes a la situación del momento.
En el Sur, Rundstedt, Heeresgruppe «Süd»: VI ejército, von Reichenau, 1ª agrupación blindada; von Kleist; XVII ejército, von Stülpnagel; XI ejército, von Schobert: 42 divisiones, 750 tanques, y la IV Luftflotte del capitán general Liihr. Se le encarga conquistar Ucrania. A causa de los pantanos del Prípiat, tan grandes como Francia, no será posible ninguna cooperación entre Rundstedt y Bock antes que ambos hayan alcanzado el Dniéper.
Como en el despliegue clásico de la legión romana, los auxiliares están en las alas. En el ala izquierda, Carelia formará un teatro distinto, en que el ejército finlandés, 16 divisiones, recibirá el apoyo de 5 divisiones alemanas, entre las cuales las dos divisiones de montaña del Rommel del Norte, el general Dietl. En el ala derecha, Rumania proporcionará 2 ejércitos, III y IV, entre los cuales se intercalará el XI ejército alemán. Hungría y Eslovaquia harán salir de los Cárpatos, una, 3 brigadas rápidas, y la otra, 2 divisiones ligeras. A pesar de su preocupación por el secreto, el mando alemán ha tenido que dar a los estados mayores finlandés, rumano, húngaro y eslovaco, el mínimo de indicaciones necesarias para organizar la cooperación.
En cambio, respecto al Commando Supremo y el gran amigo Mussolini, silencio total. El 2 de junio, por iniciativa de Hitler y a pesar de la repugnancia del Duce («Estoy cansado de que me llamen»), tiene lugar una nueva entrevista en el Brennero. Durante horas, Hitler perora sobre la pérdida del Bismarck y, vertiendo lágrimas, sobre la fuga de Hess. Al dejarle, el perspicaz Mussolini dice a su yerno que el Führer no tiene plan preciso y que una paz de compromiso está más en el orden del día que nunca...
En el frente del Este, Alemania dispondrá de 139 divisiones, a las que se añadirán 51 divisiones aliadas. 2 Panzer y 11 divisiones de infantería se encuentran aún en el interior del Reich. Dos grandes unidades blindadas combaten en Libia. El resto de las fuerzas alemanas guardarán las conquistas. List se ha quedado en los Balcanes, con su XII ejército reducido a 7 divisiones. En Francia, el mariscal von Witzleben manda, desde Saint-Germain-en-Laye, el grupo «D», que cuenta con el XV ejército, Hasse, el VII ejército, Dollmann, y el 1 ejército, von Blaskowitz; 38 divisiones en total. 7 divisiones, a las órdenes de von Falkenhorst,
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