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La Tauromaquia


Enviado por   •  2 de Febrero de 2015  •  2.695 Palabras (11 Páginas)  •  158 Visitas

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La Tauromaquia se define como el arte y técnica de lidiar toros. Se remonta en España desde el siglo XII que ha ido descendiendo en diversos países tales como: Portugal, Sur de Francia, México, Colombia, Perú, Venezuela, Ecuador y Costa Rica. Ha sido una de las principales tradiciones; ya que si se evitan las corridas, habría culturas que perderían su historia y “un pueblo sin historia es un pueblo sin memoria”.

Primero que nada vamos a establecer que es una corrida de toros, cuales son las partes que lo componen, explicaremos algunos pases, entre otras cosas.

UNA CORRIDA DE TOROS

La corrida de toros o toreo es una fiesta que consiste en lidiar toros bravos, a pie o a caballo, en un recinto cerrado, la plaza de toros.

En la fiesta de toros el elemento básico es el toro. Los aficionados buenos le dan mayor importancia que al torero y lo llaman, “su majestad el toro”.

Además de arrogancia, fuerza y buenas armas, debe tener bravura, nobleza y alegría. Se le cría, con ese esmero, en haciendas especialmente dedicadas a ello; todas las ganaderías bravas de México son de ascendencia española.

“El encierro”

Desde muy jóvenes se les designa a los toros, por los ganaderos, para integrar con ellos corridas, es decir, lotes de 8 (seis para la corrida y dos de reserva), para venir juntos a las plazas; las corridas se forman procurando emparejar los ejemplares lo más que sea posible, especialmente en edad, peso y cornamenta. Antiguamente las corridas eran conducidas a las plazas a través de los campos, arropadas con cabestros; esa costumbre ha ido desapareciendo y ha sido sustituida por la de transportar a los toros en cajones.

“Paseo de cuadrillas”

Es la incursión de aquellos que han de participar en el ruedo en el espectáculo: el alguacilillo, matadores, subalternos, banderilleros, picadores, mono sabios y mulillas, para iniciar con la corrida que arranca a las cuatro en punto de la tarde. Aunque en algunos climas cálidos se celebran corridas nocturnas y excepcionalmente corridas matutinas la hora clásica para los toros es la tarde; comienzan exactamente, a las cuatro de la tarde en México y a las seis en Madrid. Las plazas están construidas de tal manera que a esa hora haya sol en la mitad de las localidades.

“Cambio a porta gayola”

Una vieja suerte es el “cambio a porta gayola”, en el que el matador espera al toro de rodillas cerca de la puerta del chiquero, cuando el animal sale con todo su ímpetu y toda su bravura. Es un lance de gran espectacularidad, de emoción gramática muy intensa, generalmente arranca alaridos en las graderías.

“Correr por el peón”

Para colocar al toro en suerte y para permitir al matador observar la forma en que el toro enviste como a los peones lo corren de lances de capa a una mano llamada largas, o en casos especiales por lances por abajo o dos manos; generalmente una vez que han probado de este modo al toro recién salido del corral los sitúan en el tercio, que es la zona del ruedo entre el centro y la de las tablas, que es la más próxima a la barrera.

“La verónica”

Noventa y nueve veces de cada cien el matador inicia su labor con verónicas, después de los lances de tanteo. La verónica o surte natural, es una de las más antiguas suertes de la lidia y una de las más sencillas y a la vez difícil, ejecución, pues consiste en solo marcar de una manera simple el viaje natural del toro; sin embargo, su correcta ejecución requiere una gran práctica, arte y valor. Puede darse con los pies juntos, o con ellos ligeramente separados, entonces se llama “con el compás abierto”.

“Media verónica”

Las tandas de “verónicas” suelen finalizarse con “media verónica”, un lance que es semejante a la verónica en todo menos en su tiempo final, en el que la mano que marca la salida se aproxima el cuerpo hasta casi tocar la otra mano, cerrando de esta manera el capote que no queda ya preparado para nuevas verónicas.

“Suerte de varas”

Se realiza a caballo y sirve para medir la bravura del animal, así como dosificar sus fuerzas para el resto de la lidia. El picador se sirve de la puya para hacer sangrar al toro y comprobar su reacción ante el castigo, además le restan acometividad ala envestida.

Correcta colocación de varas, ya que se debe picar arriba y evitar los puyazos traseros.

“En todo lo alto”

Cuando a juicio del juez el toro ha sido suficientemente castigado, y eso generalmente sucede después del segundo puyazo, tocan a barandillas; los picadores desaparecen del ruedo y es el turno de los banderilleros, aunque hay algunos matadores que se ocupan personalmente de esta fase de la lidia. Las banderillas son bastoncillos de madera adornados con papel de colores, y provistos en uno de sus extremos, de un pequeño garfio de hierro. Se dice “en las mismas péndolas” cuando las banderillas se colocan en el lugar preciso, es decir en lo alto del morrillo del toro.

“Un par en las tablas”

Hay mayor emoción y mayor peligro cuando el matador clava las banderillas de esta manera: al sesgo por dentro o encerrado en tablas. Esta suerte se ve muy pocas veces, pues requiere una habilidad especial de quienes la ejecutan, nunca deja de emocionar a los espectadores en grado superlativo cuando esta bien ejecutada por un maestro.

“El par de pamplona”

Este es el histórico y famosísimo “Par de Pamplona”, de Rodolfo Gaona, una insuperable muestra de la perfección, la belleza y el eminente sentido artístico que es posible alcanzar en el segundo tercio; en el que el torero, sin ninguna defensa, sin capa, ni ningún otro engaño, a cuerpo limpio sita al toro y arranca al mismo tiempo que él, se encuentran de frente para adornarle el morrillo con las banderillas, que deben quedar juntas y en todo lo alto. Este par de banderillas se hizo famoso al ser captado “Gaona” fotográficamente colocando un par de estos ahí se puede apreciar que, aparentemente el torero, no tenía salida de entre los cuernos del toro.

“Trincherazo”

Es cuando el matador cita como para dar un pase de pecho con la derecha, pero produce un muletazo por abajo, ese paso se lama “trincherazo”; el mejor intérprete de esta suerte fue el “faraón de Texcoco”:

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