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La Transición Política De México: 1780-1820


Enviado por   •  4 de Diciembre de 2012  •  2.266 Palabras (10 Páginas)  •  838 Visitas

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La transición política de México: 1780-1820

Pareciera ser que entre finales del siglo XVIII y principios del XIX, hay una época de cambios originados en la creación y aplicación de las reformas borbónicas, ya que se puso en duda la vieja forma de organización colonial. En este ensayo discutiremos si realmente es una época de cambios, de reorganización o de transición en la cultura política de España y sus colonias. Se parte de la idea preliminar de que las “Nuevas leyes (que van desde las reformas borbónicas hasta las diferentes constituciones mexicanas de la primera mitad del siglo XIX)” van a convivir con las viejas costumbres (practicas coloniales y de antiguo régimen), por lo que la primera mitad del siglo XIX mexicano, puede ser una época de transición que culminó con la aplicación de las leyes de reforma (hablando en términos legales) aunque algunas costumbres aún van a sobrevivir hasta nuestros tiempos.

I La reorganización de los borbones.

Las Reformas Borbónicas fueron una serie de cambios propuestos por los monarcas borbones de la Corona española, su objetivo era reformar y hacer más eficiente la recaudación fiscal, centralizar la política y reorganizar la administración de las colonias en ultramar. Estos cambios se produjeron en la segunda parte del siglo XVIII y pretendían ser aplicados en el territorio peninsular, en sus posesiones ultramarinas en América y las Filipinas. Buena parte de estas reformas tienen su base en la Ilustración, aunque algunos autores opinan que es en el liberalismo. Lo que si es cierto, es que los cambios se fueron aplicando dentro de gobiernos ilustrados y bajo la sombra de monarcas absolutistas. Entre 1760 y 1808 paulatinamente se aplicaron cambios en materia fiscal, en la producción de bienes, en el ámbito del comercio y en cuestiones militares, con esto, se procuró aumentar la recaudación, incorporar a la política a las elites locales y aumentar el control directo de la burocracia imperial sobre la vida económica. Al mismo tiempo, se intento redefinir la relación entre España y sus colonias, siempre en beneficio de la península.

La iglesia fue una de las instituciones más afectadas, pues el estado español no solo intento imponer “una nueva religiosidad, también una rigurosa disciplina eclesiástica, un acotamiento de los bienes del clero, fin a la inmunidad fiscal y mayor participación del clero en obras comunes del estado y la iglesia” Los jesuitas fueron los que más se opusieron al proyecto centralizador de los borbones, por lo que Carlos III decretó la expulsión de los miembros de la compañía de Jesús en 1767, esta restricción no solo incluyó a España, también a sus posesiones ultramarinas. Salvo este hecho, las relaciones y los proyectos de la iglesia y el estado coincidieron en diversos momentos, ambos proyectos pretendían “desarraigar la ociosidad, incrementar la producción y circular los bienes”, lo que provocaría un incremento a las finanzas públicas del estado.

Dicho proceso no fue lineal, pues aunque la tributación aumentó, el éxito general de las reformas fue limitado; dicho de otra manera, los cambios generados provocaron descontento entre las elites criollas americanas, al mismo tiempo, estos cambios aceleraron ideales autonomistas en América, por lo que en las primeras décadas del siglo XIX España perdió la mayor parte de sus posesiones ultramarinas.

II Liberalismo VS Antiguo régimen: la supervivencia de viejas practicas en la formación de un estado nacional.

Como ya se había mencionado, desde finales del siglo XVIII y sobre todo en el siglo XIX, el liberalismo (o de acuerdo a otros autores, las leyes basadas en la ilustración) convivio con viejas practicas coloniales que no pudieron ser desarraigadas, dichas practicas, no solo las usaron los indígenas, también las podemos ver en otros sectores de la población como en los sacerdotes, dentro del ejercito, y más específicamente, en las elites. En este apartado, pretendo presentar la transición cultural y política en México, más específicamente, la convivencia de viejas costumbres dentro de una incipiente nación liberal.

LAS RELACIONES IGLESIA-ESTADO: La historia nacionalista mexicana impartida en secundarias y preparatorias, nos ha presentado a las leyes de reforma como el inicio de la separación entre la iglesia y el estado, relegando así las disposiciones aportadas por los borbones o la constitución gaditana de 1912. Peor aún, esta historia nacionalista ha olvidado las complejas relaciones que existieron entre la iglesia y el estado, que no siempre fueron cordiales, pero tampoco violentas.

Aunque desde las reformas borbónicas se intento limitar al clero en cuestiones políticas y se intento desamortizar sus bienes para hacer circular la propiedad, ambas cuestiones sobrevivieron al México independiente. Esta situación puede responder a diferentes variantes, entre ellas a que tanto los gobiernos coloniales como los mexicanos, no contaban con funcionarios suficientes para realizar ciertas tareas, por lo que los sacerdotes y clérigos las realizaban. Por otra parte, la invasión napoleónica a España y luego la guerra de Independencia mexicana mermaron y debilitaron al estado, por lo que la Iglesia siguió con algunas funciones propias de la época colonial.

Como dije al inicio de este apartado, las relaciones entre la iglesia y el estado no siempre fueron malas, pues desde la época colonial había una colaboración entre ambos “en la persecución de metas político religiosas,” como ejemplo podemos recordar los catecismos políticos, que lejos de separar las relaciones iglesia-estado, incluía la religión católica como la única tolerable. Por poner otro ejemplo, en la convocatoria a diputados para las cortes de Cádiz de 1812, “13 de los 18 (diputados) elegidos eran eclesiásticos” lo que podemos observar, es que la religión no estaba peleada con la política. Ya en el México independiente, esta situación no cambio mucho. Para Connaughton “el nuevo tipo de pensamiento político-religioso que se consolido bajo los borbones mostraría una fuerte presencia en el México independiente.” No fue si no hasta 1831 que los obispos mexicanos comenzaron a aceptar la idea de un clero alejado de la política, y fue hasta 1847 cuando comenzaron a aceptar la idea de “(pagar) impuestos igual que todos los ciudadanos.” Pero en contra parte, la iglesia siguió conservando sus propiedades, siguió ofreciendo educación y ofrecía el registro de bodas, bautizos y defunciones. Lo anterior comenzó a cambiar cuando se publicaron las leyes de desamortización y después, con la constitución de 1857, ya que los liberales (Juárez, Lerdo, Iglesias, etc.) marcaron bien los

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