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La Vida Del Hombre


Enviado por   •  6 de Noviembre de 2012  •  1.522 Palabras (7 Páginas)  •  320 Visitas

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COMO VIVIA EL HOMBRE PRIMITIVO

Después de numerosas investigaciones y estudios se ha llegado a la conclusión de que la existencia del hombre en la tierra data de épocas muy remotas que no se pueden fijar con exactitud, pero que se remontan a millones de años, y que hubo un periodo, no muy bien determinado en cuanto a su extensión, durante el cual el hombre vivió en un estado muy rudimentario.

Científicos e investigadores se han dedicado pacientemente a la búsqueda y al estudio de restos de épocas pretéritas, y sobre la base de sus hallazgos han podido reconstruir distintos aspectos de la vida de los hombres primitivos. De acuerdo con sus deducciones, se ha conseguido reconstruir la imagen de nuestros antiquísimos antepasados y, en especial, su manera de vivir.

La doble necesidad de guarecerse de las inclemencias del tiempo, y la de defenderse de sus múltiples enemigos, creó en el hombre primitivo la preocupación de un abrigo constante. Esa preocupación lo llevó a buscar una "vivienda" en los lugares que la misma naturaleza le ofrecía: los árboles y las cavernas naturales de las montañas.

El hombre arborícola, es decir, el que vivía en las copas de los árboles, siguió el ejemplo de los monos, y se sirvió de la altura como recurso defensivo. En las regiones montañosas, los huecos naturales le ofrecían seguridad frente al ataque. Más de una vez desalojaría a los animales que las habitaban, para constituirse en único morador de la caverna.

En las regiones más llanas, su instinto de conservación lo impulsó a imitar a los animales que construían su vivienda. Empleó entonces los materiales que el mismo medio le ofrecía. Construyó chozas de tamaño y forma muy diversas, para lo cual ingenio los procedimientos más distintos: un tronco plantado verticalmente y una serie de troncos apoyados sobre el primero fue el procedimiento con que construyo tiendas de forma cónica, que luego recubría de hojas, ramas, hierbas o pieles. Hizo otras en forma paralelepípeda, cuyas paredes también cubría con vegetales. Si el hombre se afincaba bastante tiempo en un lugar, su vivienda se hacia más sólida y estable. En cambio si se mudaba frecuentemente de sitio, su choza era sólo un refugio transitorio para él y los suyos, que debía abandonar dado su nomadismo.

En el llamado período neolítico, o sea cuando el hombre primitivo comenzó a pulir la piedra y se produjo un avance en su cultura rudimentaria, aparecieron las ciudades lacustres, de las que aún se encuentran vestigios. En estos sitios pantanosos, en las lagunas y los remansos de los ríos, las cabañas estaban construidas sobre un tablado sostenido por pilotes hincados bajo el agua, unidas en las orillas por pasarelas levadizas. estas viviendas recibieron el nombre de palafitos

Los primeros hombres no se diferenciaban mucho de los animales en la manera de procurarse el alimento. El hombre primitivo se limitaba a recolectar lo que su ambiente le ofrecía. Pero su inteligencia habría de mostrarle otros caminos para asegurar su sustento permanente. Testimonios antiquísimos prueban que el hombre primitivo cazaba y pescaba. Algunos autores sostienen que el hombre de los primeros tiempos era antropófago, es decir que se alimentaba de carne humana. Pero esta es una cuestión muy discutida y que probablemente jamás se pondrá en claro. Los primeros instrumentos de que se valió el hombre para sus actividades de caza y pesca, así como también las primeras armas que le sirvieron para atacar y defenderse, le fueron suministrados por la misma naturaleza: palos y piedras.

Hay quienes afirman la existencia de una "edad de madera". Con el tiempo, el hombre comprendió que le era necesario tener esos elementos siempre a mano, y que debía perfeccionarlos.

Lo mismo ocurrió con sus herramientas de trabajo. Así talló sus agudas hachas, y las afiladas puntas de flechas. Con palos y piedras hizo mazas y hachas de combate. De ese modo comenzó a fabricar él mismo sus armas y utensilios.

Su vida fue un constante esfuerzo para sobrevivir, ya que el frío, el hambre, la sed, los animales feroces y los mismos hombres lo mantenían en un incesante estado de alerta.

También hubo de buscar algo que le permitiera poder afrontar los rigores del tiempo. Las pieles de los animales que cazaba le procuraron abrigo. Rudimentariamente curtidas, o sin curtir, las enrollaba en torno a su cuerpo, y las sujetaba con alfileres hechos de espinas vegetales o de pescado que, como no duraban mucho, fueron luego reemplazados por alfileres de hueso.

El segundo paso importante en su vestimenta fue dado cuando

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