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La Vivienda En Roma


Enviado por   •  14 de Febrero de 2014  •  2.388 Palabras (10 Páginas)  •  274 Visitas

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LA VIVIENDA EN ROMA I (Domus)

Al igual que sucede hoy en día, entre los romanos no existía un único modelo de vivienda; dependiendo de la clase social y la posición económica del propietario era posible encontrar casas señoriales unifamiliares (domus) propias de familias adineradas; pisos en bloques de apartamentos -la mayoría de las veces en régimen de alquiler- (insulae) en las que solía residir la gente trabajadora (los plebeyos y los libertos); y también villas urbanas o rústicas (villae), que habitualmente pertenecían a familias ricas, generalmente de linaje noble. En ocasiones las villas rústicas eran utilizadas también como explotación agrícola.

La domus

A partir del siglo II a. de C. los romanos pudientes, influidos por la cultura griega, enriquecieron y ampliaron sus casas primitivas, adosando a ellas una segunda vivienda de características griegas; así surge la domus que nosotros conocemos y cuyos exponentes principales podemos encontrar en Pompeya.

La domus es una vivienda unifamiliar, de una sola planta, situada, por lo general, en el núcleo urbano. Su entrada aparece elevada sobre el nivel de la calle y ornamentada por dos pilastras que enmarcaban la puerta de acesso, que solía estar vigilada por un esclavo.

Estancias de una domus

El vestíbulo, situado entre la puerta de la calle y la puerta de acceso al atrio, era una pieza bien decorada donde esperaban los clientes para dar los buenos días o visitar al dueño de la casa (salutatio matutina). Solía tener las paredes pintadas con frescos y los suelos adornados con mosaicos en los que se reproducían mensajes de bienvenida o de advertencia (“cave canem”). En el extremo se encontraba la puerta de acceso a las dependencias privadas de la familia. Tras esta segunda puerta se encontraba un pequeño pasillo (“fauces”), que desembocaba en el atrio.

El atrio era el punto alrededor del cual se articulaba toda la vivienda. Se trataba de un recinto de grandes dimensiones cubierto por una techumbre con las vertientes invertidas hacia abajo, en la que se mantenía sin cubrir un espacio rectangular en el centro: por este hueco, llamado compluvium, se establecía la aireación de la casa y a través de él se recogía el agua de lluvia, que iba a caer a un estanque en el centro del atrio, al que llamaban impluvium, desde el que se llevaba a unas cisternas excavadas en el suelo donde se guardaba para el abastecimiento diario. El compluvium podía estar decorado con toldos o tejas ornamentales que recubrían las juntas y vigas; en el centro del impluvium solía colocarse una fuente.

En una de las paredes del atrio solía haber una hornacina llamada lararium, donde se honraba a los lares, dioses protectores del hogar; solia tratarse de una repisa o un hueco en la pared que se decoraba con pinturas o estatuillas que representaban a los dioses lares; a veces la forma del larario reproducia un templo en miniatura.

En el larario se veneraban también los dioses los penates, protectores de la despensa; el genio, espíritu tutelar del pater familias, representado como una serpiente o un hombre cubriendo su cabeza con la toga; los manes, espíritus de los antepasados; además de otros dioses, como Fortuna o Mercurio, que las familias adoraban como protectores.

También se colocaban allí la imagenes maiorum, estatuillas que representaban a los antepasados de la familia (gens), generalmente personajes ilustres que informaban ampliamente al visitante acerca del linaje del propietario.

Ante el larario tenía lugar el culto doméstico, donde el pater familias actuaba como sacerdote, y se celebraban distintos ritos conmemorativos de acontecimientos familiares, como los matrimonios y los nacimientos.

Las ofrendas del larario eran variadas, pero principalmente consistían en flores y guirnaldas para decorarlo, vino para tomar en honor del genio, incienso, además de miel, perfumes, frutas, coronas de flores o pastelillos.

Alrededor del atrio se distribuían las diferentes dependencias de la vivienda. Un pequeño pasillo (andron) comunicaba el atrio con el patio interior de la casa (peristylum).

El peristilo era un jardín interior rodeado por un pórtico con columnas que, como he dicho, comunicaba el jardín con la vivienda.

A partir del siglo I d. C. se convirtió en el lugar de la casa donde se desarrollaba la vida más familiar y se atendía a las amistades, utilizándose a veces como comedor en verano; llegó a suplir la función del atrio hasta el punto que allí se colocaron también las imagines maiorum y el larario.

Si la situación ecónomica del propietario lo permitía, los muros eran decorados con pinturas murales y distribuidas por el jardín se mostraban esculturas representativas de dioses protectores del hogar y la vegetación.

Aquí se situaba el pozo que abastecía a la casa y al propio jardín, y el sonido de las fuentes acompañaba a los moradores de la casa además de proporcionar humedad y frescura en los días de calor.

Como el atrio, el peristilo era también un lugar al que se abrían las estancias más importantes de la casa (tablinum, exedra, etc), pues así podían recibir la luz del día a través de las ventanas en las paredes o con la retirada de los tabiques desplegables; de no existir estos puntos de luz, las habitaciones carecerían casi por completo de ella, pues sólo les llegaría la que entraba por el compluvium situado en el atrio con el que comunicaban casi todas las dependencias.

Una de estas habitaciones era el tablinum, una especie de despacho del pater familias que lo utilizaba como sala de audiencias y entrevistas de negocios; como función adicional podía servir para guardar documentos privados (precisamente el nombre de "tablinum" podría tener su origen en las "tabulas" con los escritos registrados durante el ejercicio de algun cargo público).

Al igual que el atrio y el peristilo, tiene un alto valor representativo de la posición social; por esto se decoraba lujosamente con pinturas y mosaicos que demostraba el poder y la riqueza del propietario.

La entrada al tablinum estaba situado en el atrio en alineación con la puerta de la calle y el vestíbulo; de éste se separaba, generalmente, con paneles de madera plegables o cortinas, de manera que desde el interior el dueño podía controlar todo el atrio y la llegada de las visitas a la casa; facilitaba este control

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