La constitución del Estado Nac. (1830 – 1880)

Unidad 1 – La constitución del Estado Nac. (1830 – 1880)

Tópicos: A) Primeros intentos de reconstrucción de un poder central. Introducción del Estado-Nac. B) La Confederación Rosista y la organización nacional. Proyectos de Nación; Alberdi y Sarmiento. Los comienzos de un modelo de acumulación.

Entre 1820 y 1824 gobernó Buenos Aires Martín Rodríguez, que realizó históricas reformas (como la primera ley electoral en 1821, aplicada sólo a la Provincia de Buenos Aires). Lo sucedió Juan Gregorio de Las Heras, que reunió el Congreso General de 1824, por el cual se pretendió unificar el país. En 1825 ese mismo Congreso General sanciona la Ley Fundamental que es propuesta por el representante correntino José Francisco Acosta. En dicha Ley se explicita la independencia política de “las Provincias Unidas de Sud America”; se autoproclamaba como Constituyente el mismo Congreso donde las provincias tenían que regirse por sus propias instituciones hasta que se promulgase una Constitución Integral. Estas proclamas que auspiciaba la Ley fundamental fueron bien vistas porque reafirmaban las autonomías provinciales, pero esta esperanza de una actitud democracia solo queda en eso, puesto que el Congreso fue devorado por una actitud centralista y unitaria.

        Luego de que regresa Rivadavia  de su expedición europea en 1824, se nuclearon a su alrededor varios diputados del Congreso que aspiraban a imponer una Constitución centralista en desmedro de las tendencias federalistas que habían triunfado con al Ley Fundamental. En 1826, el Congreso nombró presidente a Bernardino Rivadavia, de tendencia centralista, que continuó con la política económica librecambista que venían llevando adelante los gobiernos porteños. Como justificación a la designación prematura de un Presidente antes de que hubiese una Constitución, se dijo que la posible e inminente guerra contra el Imperio del Brasil necesitaba de una cabeza que la dirigiese en caso de que estallara el conflicto bélico con dicho país vecino. Rivadavia presenta ante el Congreso un proyecto de Ley donde se establecía a Buenos Aires como capital de la Republica; se nacionalizaba el territorio delimitado por el Río de la Plata; se presento, además, un proyecto para dividir la provincia de Buenos Aires en dos: la del Paraná, con capital en San Nicolás, y la del Salado con capital en Chascomus. El proyecto fue aprobado. Las Heras recibió la noticia como un baldazo de agua fría por cuanto su provincia, ahora desaparecida por la división, desestimaba su titulo de gobernador.  

        En pocos meses los unitarios no solo había logrado la designación de un presidente, sino además establecer un Banco Nacional, poner bajó las ordenes directas del Ejecutivo los continentes provinciales, suprimir la provincia de Buenos Aires, establecer la capital de la Republica, dominar la aduana externa y las interiores, incautarse de las tierras publicas y demás bienes inmuebles de las provincias, y todo eso antes de que se promulgase una Constitución.

        Cuando el Congreso realiza la consulta para decidir la forma de gobierno (es decir, si una forma unitaria o federal), muy pocas provincias (La Rioja y Salta) se decidieron por la unitaria. Mendoza, San Juan, Córdoba, Santiago, Entre Ríos, Santa Fe y Corrientes expresaron sus preferencias por una forma federal. Desconociendo las opiniones de las provincias, se sanciona una Constitución de corte unitario. Se envían comisionados a las provincias para que los gobernadores opinen sobre la Constitución promulgada. Esta fue rechazada por todas las provincias: las misiones enviadas por el Congreso ante los gobiernos de las provincias fracasaron.  En 1826 se declara la Guerra contra el Imperio del Brasil, que dura hasta 1829.

        Mientras el Ejercito Republicano se cubría de gloria luego de Ituzaingó y las naves del Almirante Brown lograban neutralizar el poderío naval brasilero, la situación política interna de la Argentina se agravaba día tras día. Los desaciertos en los que incurre el Congreso, el desconocimiento de las autonomías provinciales, la unitaria Constitución de 1826, todo configuraba un panorama cargado sobremanera de incertidumbre.

        Cuando se dan a conocer las condiciones degradantes que demandaba el Tratado Preliminar de Paz de 1827, se produce en Buenos Aires una violenta reacción. Ese mismo año Rivadavia presenta su renuncia al Congreso que la acepta.

La Guerra del Brasil, que finalizó con la independencia uruguaya, y la Constitución unitaria de 1826, rechazada en el Interior del país, terminaron con la caída de Rivadavia.

Se designa como Presidente Interino a Vicente López y Planes. Éste se da cuenta de su incomoda situación. Por un lado los federales dominaban las provincias; los unitarios, le banco; el clamor popular pedía la continuación de la guerra; Inglaterra presionaba para la firma de un Tratado de Paz. Se realizan elecciones que dan como gobernador a Manuel Dorrego, dándole una victoria magnifica a los federales sin usar la violencia; López y Planes presenta su renuncia y el Congreso Gral. Constituyente se disuelve. Manuel Dorrego, partidario del federalismo, finalizó la guerra con los brasileños y reconoció la independencia del Uruguay. Los unitarios, sublevados por Juan Lavalle, fusilaron a Dorrego en 1828. Esto reanudó la guerra civil entre unitarios y federales.

Lavalle trato de afirmarse en el poder y utilizo la represión como medio para legitimar su dominación.  Se encarcelaron las principales figuras del federalismo; la campaña y algunas tribus de pampas continuaron fieles a la causa federal y a su principal figura Juan Manuel de Rosas.

 En 1829 Juan Manuel de Rosas, federal y porteño, asumió el gobierno de la provincia de Buenos Aires, con "Facultades Extraordinarias", y conservando la delegación de las relaciones exteriores por parte de las demás provincias. Esas “Facultades Extraordinarias” involucraban al poder judicial fundamentalmente. La persona que las detentaba tenia muy amplios poderes en materia de justicia. La designación de Rosas fue recibida con júbilo porque se ansiaba un gobierno de paz y estabilidad. La mayoría de la población era de tendencia federal, donde le núcleo unitario se reducía a un grupo minoritario que inútilmente había tratado de imponerse. Se día Rosas el titulo de “Restaurador de las Leyes e instituciones de la Provincia de Buenos Aires”.

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