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La economía española durante el franquismo


Enviado por   •  14 de Noviembre de 2021  •  Ensayos  •  2.600 Palabras (11 Páginas)  •  130 Visitas

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LA ECONOMÍA ESPAÑOLA DURANTE EL FRANQUISMO (1939-1974).

  1. Introducción al estudio.

De acuerdo con José Luis García-Salgado, (1995, p. 1), durante el franquismo, la economía española presenta tres etapas bien diferenciadas: la etapa de la autarquía (1939-1950), caracterizada por la represión, la escasez de bienes y la irrupción del proceso de modernización y de crecimiento iniciado durante la II República, la segunda etapa (1950-1960), donde se produjo una apertura hacia el exterior, con su consecutivo despegue económico; y, por último, la tercera etapa (1960-1974), donde la economía española se vio favorecida por el desarrollo económico internacional, debido al bajo precio de la energía, a la mano de obra barata, y a las divisas proporcionadas por los turistas y emigrantes.

La Guerra Civil fue en realidad una guerra total en la que la capacidad destructiva fue muy considerable, a pesar de no llegar a alcanzarse los niveles de la II GM, se produjo un gran salto en relación con los anteriores conflictos bélicos españoles. El desarrollo de la guerra causó inmensos estragos en la vida de los españoles, y supuso una fuerte sangría demográfica difícil de evaluar con exactitud. Los estudios más rigurosos elevan el número de pérdidas (muertes, exilios, desapariciones, heridas, incapacidades, etc.), hasta las 150.000 personas solamente en los frentes. La represión en ambos bandos sería muy superior a las muertes en batalla, además de los más de 50.000 fusilamientos llevados a cabo tras acabar la guerra. A la hora de contabilizar estas pérdidas es también preciso referirse al más de medio millón de exiliados, incluidos la mayor parte de los principales intelectuales y científicos. Directamente afectados se vieron también unos 400.000 españoles heridos en operaciones militares, unos 300.000 prisioneros de guerra, que hubo en las cárceles hasta más o menos 1945, y algunos campos de concentración, de re-educación (no de exterminio, como los nazis).

Todo este drama humano marcaría moralmente a la sociedad de la posguerra, en la que no resultaría posible la reconciliación entre vencedores y vencidos. En el terreno económico tuvo también efectos desastrosos; más de medio millón de pérdidas de manos de obra, de viviendas destruidas, de material ferroviario y marina mercante destruidos, devastación de la agricultura y la ganadería en amplias zonas… Pérdidas de unos 35.000.000 de pesetas de los años 30. Así, en los años 40, España retrocedió en todos los aspectos a mucho peor de lo que había habido en los años 30, mucho más retrasada que los regímenes de Hitler y Mussolini, y, aun así, Franco se mantuvo en el poder por uno de los períodos más largos dictatoriales de la historia de occidente. Por ello España se vio muy apartada de Europa tras la II GM, y salvo Portugal y Grecia, la Europa que amaneció tras la IIGM sería democrática, y nosotros quedaríamos como un pequeño resto de las dictaduras anticuadas de los años 30 (Juliá, 2009).

  1. La lenta salida de la autarquía (años 40-50)

Los años 40 habían supuesto un enorme declive para la economía española, (“capitalismo corporativo”, con un mercado totalmente controlado que apenas funcionaba, una fuerte nacionalización del Estado de empresas, etc.), que hasta principios de los 50 no empezaría a recuperarse, y a partir de los años 60 se produciría un desarrollo económico y social ya muy rápido e intenso, además de grandes transformaciones sociales y culturales.

Franco se propuso abrir España al exterior en los años 40, a pesar de no contar para ello con el apoyo de los falangistas, reacios a la entrada de ideas llegadas de Europa, e incluso de EEUU, a los que aún se culpaba entre otras cosas de la pérdida de Cuba. El objetivo era sanear la economía mediante un programa de estabilización que se puso en marcha en 1959, el cual sentó la bases para el desarrollo económico que empezaría a producirse a partir de entonces sobre todo a través del turismo, la emigración y la penetración de capital exterior. Esta dilatada etapa de desarrollo, que iría desde mediados de los 50 hasta mitad de los 70 (momento de parón por la crisis mundial), cambió también la sociedad española, eminentemente agraria desde la guerra, hacia una sociedad industrial que finalmente en nuestros días es más bien de servicios. Como en todos los procesos de cambio social que se producen de forma muy rápida e intensa, se dio también una fuerte desigualdad social, ya al final de los años 70: la población se enriqueció (en general) de forma notable desde mediados de los 50, pero crecieron sus desigualdades (Nicolás, 2005).

 Los trabajadores del campo y las viejas clases medias perdieron peso en las nuevas estructuras sociales que se configuraban, desarrollándose con fuerza una nueva clase obrera, que ya no era la vieja clase de jornaleros del campo, analfabeta, con ansias del reparto de tierras; sino una nueva que se había formado en las fábricas, (sobre todo relacionadas con el metal, y especialmente de sectores del automóvil) en los suburbios de las ciudades, bajo liderazgos jóvenes, así como una nueva y distinta clase media, y en general una nueva sociedad civil que se materializaría en diversas organizaciones de las cuales la más activa fue Comisiones Obreras. Los importantes progresos que el régimen hizo en materia de política social junto con todos los ya mencionados durante los años 60, introducirían a España en el camino de transformación hacia una sociedad del bienestar, y los problemas de subsistencia, enfermedad, vejez, educación, empleo… empezaron a afrontarse de forma radicalmente distinta a la de los años 40 (Nicolás, 2005).

  1. La década de los sesenta

 En el decenio de los 60 España casi dobló el valor real de su renta nacional, pasando ésta de 613 a 2178 millones de pesetas (con la inflación), lo cual había necesitado más de treinta años a principios del siglo para alcanzar una subida similar; y de hecho harían falta veinte años más para que un fenómeno así volviera a repetirse en el país. La renta per cápita en tres lustros alcanzó una tasa anual acumulativa de casi el 6%, hasta 1975.3 El PIB per cápita de España medio no llegaba al 60% (58,3%) del medio europeo en 1960, mientras que en 1975 se situó en el 79,2% a la muerte de Franco. Esa elevación de los niveles de renta marcaría desde el inicio de los 70 el comienzo de una creciente cota de consumo en la mayor parte de los hogares; de media, en 1958 todavía el consumo de bienes básicos suponía casi el 78% de los ingresos que entraban en las casas. Sin embargo, ese porcentaje bajó en los años 70 a un 55%. Especialmente relevante a nivel popular fue la necesidad de dotarse de bienes duraderos en el propio hogar, (electrodomésticos, coches…) hecho que también comenzó en los 60. Supuso una prueba más del nuevo dinamismo social, frente al anterior estatismo de los 40 y 50. También la producción industrial se disparó en estos años; a comienzos de los 60 se fabricaban unos 37.000 automóviles al año, cuando una década después esta cifra ascendió a cerca de 800.000 (Moradiellos, 2000).

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