La guerra de los mil días

4tLenin Guerrero

Geraldine Navarro

Angie Sánchez

Mary Rodríguez   

                1130 DIAS DE TERROR

Hablar de soberanía popular en un país de ignorantes es pura música Celestial. (Rafael Uribe Uribe).

17 de octubre 1899.

Sintiendo la emoción del espíritu revolucionario, el general Rafael Uribe Uribe contemplaba, como con sus palabras e ideas de cambio, había dado comienzo a la guerra más sangrienta en la historia de Colombia. Dos guerras civiles respaldaban su ferocidad y templanza. Pero sobre todo su ansia de cambio, que proponía una luz de esperanza a los campesinos, indígenas y demás comunidades vulneradas por la crisis económica, además de la mala gestión conservadora por parte de Manuel Antonio Sanclemente.

Se sabía casi a ciencia cierta que el armamento Conservador era superior al Liberal, sus hombres también rebasaban en número y formación militar, lamentablemente, ese 17 de octubre en el departamento de Santander, fortín del liberalismo radical; pese a la ardua batalla que se libró, la mayoría numérica de el partido conservador gano sin mucho esfuerzo; aplastó a el ejercito de Pablo Emilio Villar que al mando de una tropa improvisada había dado inicio a la guerra.

El partido Conservador era consciente que habían ganando las elecciones del 97 de manera fraudulenta, incluso personajes influyentes del mismo partido mostraron su descontento con los resultados. Con esa trampa tan descarada era inevitable la sublevación de los liberales, los habían dejado sin ningún tipo de participación política, el estado estaba totalmente polarizado.

Después de la derrota en Bucaramanga Santander. Los liberales tenían que replantear su estrategia de combate, si anhelaban el fin de la era conservadora, y el inicio de un nuevo Olimpo radical en honor a el expresidente liberal Manuel Murillo Toro.

Uribe Uribe admiraba a los proceres del liberalismo que habían llegado al poder y trabajado por la separación de la iglesia y el estado como unidades individuales, pero estaba perdiendo la guerra de forma aplastante. Un día a su refugio llegó un mensajero, el coronel intuía de que se trataba, pues estaban planeando lanzar una ofensiva por el Rio Magdalena para llegar a Barranquilla, donde el partido Conservador tenía un puerto en el que llegaban todas sus armas y apoyo bélico. El mensajero estaba impresionado por lo que había visto en su viaje a la Costa; un buque de guerra tan grande, que su nombre Hércules se veía a kilómetros desde la playa. Si Uribe Uribe inmovilizaba y capturaba ese buque tendría posibilidades de equilibrar la guerra, incluso poner la balanza a su favor.

Con 8 Barcos y 500 hombres, el partido liberal se disponía a cruzar el Magdalena esperando llegar a la ciudad de Barranquilla, el camino era largo, así que esperando reclutar soldados y provisiones, decidieron tomar Gamarra, puerto del Cesar. Entre la violenta corriente del rio meciendo fuertemente las embarcaciones y los azares del destino, el 24 de octubre aquellos ocho barcos tenían en frente a el Hércules junto a otro Buque de Guerra llamado Colombia, en un destino mucho más próximo a ellos de lo que habían planeado, al parecer el Hércules se les había adelantado y estaba con refuerzos.

Entre los 8 barcos Liberales, los más relevantes eran el Cristóbal Colón y el Elena. Con municiones de baja calidad y la diferencia de tamaños entre los navíos de ambos lados, los liberales se vieron obligados a retroceder después del intercambio de cañones en las primeras horas. Las fauces del rio cada vez se extendían más pretendiendo hundir las embarcaciones y ahogar cualquier ser vivo a su paso, pero la fortaleza con la que se mantenían en pie era admirable de parte y parte.

Al retirarse los liberales se reagruparon en dos columnas de barcos, imponían confianza, lucían preparados para volver al combate con todo, de repente tres embarcaciones liberales atacaron rápidamente a el buque Colombia, tan efectivo fue este ataque colectivo e impredecible que con unos cuantos disparos habían destruido el cañón principal. Desde ese instante los conservadores entablaron una dura lucha para no dejar que los liberales tomaran el control del Colombia. El Hércules sin su principal apoyo se vio en aprietos cuando cuatro embarcaciones liberales realizaron una emboscada para intentar tomarlo, el Hércules con una rápida maniobra gira para evitarlo y dispara aprovechando la cercanía de los barcos liberales tras su fallido intento. En ese momento el navío Elena aprovecha la confusión he intenta tomar a Hércules, pero falla y choca contra la principal embarcación liberal el Cristóbal Colón matando a todos en la cubierta.

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