La revolución Rusa de 1917.

UNISON[pic 1]

Equipo.

Diana Solano Romero.

Jennifer Danitza Jara Urquijo.

N° Expediente.

a221203648.

a218203685.

Grupo.

17.

Maestro.

Esteban Silva Espejo.

Materia.

Características de la Sociedad Actual.

Trabajo.

La revolución Rusa de 1917.

Introducción.

A comienzos del siglo XX, Rusia era el único país de Europa que aún continuaba con un régimen político del tipo monarquía absolutista con el Zar Nicolás II ultimo heredero de la dinastía Romanov a la cabeza.

 Este gobernaba con el despotismo característico de los zares rusos desde hacía ya 1 milenio, sin tomar en cuenta los grandes cambios que la sociedad rusa había tenido en los últimos tiempos.

 En 1904, Rusia dio inició una guerra con Japón, dicho enfrentamiento termina en la derrota de Rusia.

Después de ser vencidos en una guerra que emprendida, pese a que la mayoría de su población se hundía en la miseria, el descontento popular comenzó a aparecer rápidamente con manifestaciones y proclamas; y así para el domingo 9 de enero de 1905 se llevó a cabo una gran marcha organizada por un sacerdote, Gueorgui Gapón, conocido como partidario de la clase obrera y encabezada por Vladimir Ilych Ulyanov (Lenin). La marcha pacífica, buscaba entregar peticiones al Zar, pero esta es violentamente dispersada por el ejército, que por orden del mismo Nicolás II, dispara contra la población.

Ante el brutal acto de violencia el pueblo se levanta contra el Zar, exigiendo desde garantías democráticas hasta la fundación de una república. Es entonces que por vez primera los soviets (Asambleas o consejos populares dirigidos por obreros, soldados y campesinos) llegan a la escena política rusa.

Ante la presión ejercida y el creciente temor de que el pueblo se alzara en una lucha revolucionaria, el Zar concede una Constitución Nacional y el llamado a un Parlamento electivo en el que se concedió el mes de octubre e inicio su funcionamiento el 27 de abril en 1906, estas acciones dieron fin a las ideas de los rusos liberales sobre una revolución.

Este acontecimiento enseño a los revolucionarios rusos; a refinar sus tácticas para la futura y sin duda inminente confrontación con la dominación zarista. Así mismo, dio entrada en la escena política a los soviets, comenzando a demostrar a los obreros y campesinos excluidos de hasta entonces en cualquier tipo de participación política el gran potencial de estas instancias organizativas. Como señaló el mismo León Trotsky (ex miembro de la Asamblea Constituyente de Rusia) más tarde, “las jornadas de 1905 fueron un necesario ensayo general de la revolución de 1917”.

Los motivos de 1917.

Luego de los enfrentamientos en 1905 no es de extrañar que tras una serie de desencadenantes, 12 años después el pueblo se levantara en contra del régimen zarista; era un país en proceso de industrialización que no tenía (ni pretendía tener) paralelo en una modernización política. Este desfase entre modernización económica e inmovilismo político, junto a otras características de la Rusia zarista, convirtieron nuevamente al gran imperio en tierra de cultivo para movimientos revolucionarios.

Desde el punto de vista político lo más destacado es el gobierno autocrático de los zares. El poder del zar es inmenso, concentra todo tipo de poderes y gobierna por decretos (sin contar con ningún parlamento). Su persona es considerada como sagrada ya que reúne atribuciones religiosas importantes, se considera a sí mismo el representante de Dios en la tierra. Además, es el jefe del ejército y con este instrumento y con la policía zarista mantiene amordazada a la oposición política. Pero tras las constantes derrotas y numerosas bajas en sus batallas con Alemania durante su participación en la Gran Guerra (primera guerra mundial) llevaron al descrédito de los Romanov.

También podemos mencionar como motivo fundamental la miserable condición de vida de los sectores populares, Rusia sufría una aguda crisis económica con escasez de alimentos para la población, que sufría una terrible hambruna. Era un país eminentemente rural y atrasado. Esto sumado a que la organización social de Rusia estaba basada en una absoluta desigualdad distinguiéndose únicamente dos clases sociales bien marcadas: la nobleza y el pueblo casi todos campesinos prácticamente no existía clase media.

Se encontró en la esposa del zar Nicolás II la emperatriz Alejandra de origen alemán, tremendamente impopular y enemiga de cualquier reforma favorable al pueblo. La perniciosa influencia de Rasputín (médico y asesor de la emperatriz) en la Corte del Zar había motivado un descontento generalizado. Rasputín fue asesinado en 1916.

Las dos  fases de la revolución.

Se distinguirán dos fases dentro de la revolución en el año: la revolución de febrero y la de octubre, producidas en realidad en marzo y en noviembre ya que Rusia se regía por el calendario juliano en vez de por el calendario gregoriano como el resto del mundo.

23 - 27 de FEBRERO.

En la última semana de febrero de 1917 estallaron en Petrogrado (San Petersburgo) motines y revueltas populares. Las tropas militares enviadas por el Zar para dispersar a los manifestantes se negaron a disparar contra el pueblo y se produjo allí una situación de anarquía. Así con el amotinamiento del ejército y en un contexto de generalizadas revueltas e inestabilidad, el zar Nicolás II es obligado se ve obligado a abdicar al trono, estableciendo así a Rusia como una república. 

El primer episodio de la revolución se había saldado con más de un centenar de víctimas principalmente manifestantes. La caída rápida e inesperada del régimen suscitó en el país una ola de entusiasmo y un sentimiento de liberación. Un gobierno provisional sucedió al poder absoluto rápidamente. Este Gobierno lo acabaría encabezando Aleksandr Kerenski.

Como resultados del caos y la anarquía política, además de la debilidad de las nuevas autoridades, el gobierno provisional debe coexistir con los soviets. De esta manera, el gobierno provisional acaba representando los intereses de la burguesía, mientras que los soviets a los intereses de los sectores populares. Esto lleva a una situación de poder dual, en la que el gobierno provisional no podía llevar adelante ninguna medida sin la aprobación de los soviets.

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