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La revolución de Hungría 1956


Enviado por   •  12 de Diciembre de 2015  •  Resúmenes  •  4.099 Palabras (17 Páginas)  •  328 Visitas

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LA REVOLUCIÓN HÚNGARA DE 1956: EL CARÁCTER POLÍTICO Y LA ORGANIZACIÓN. (Dolores Ferrero Blanco)

Palabras claves: Consejos obreros, economía mixta, elecciones, socialismo democrático.

Introducción.

La Revolución Húngara de 1956 fue la disidencia más radical que se planteó frente al estalinismo o “modelo soviético” durante el periódico de la Guerra Fría hasta la década de 1980. Desde ese momento, el deterioro del régimen sería ya insalvable y en todos los países del área en el espacio de un solo año.

Fue una explosión e rebelión espontánea de una población subyugada por un sistema proestanilista, el de Rakosi, que provocó la oposición de toda una nación, aunque la iniciara una manifestación estudiantil el 23 de octubre, en un principio, como un simple apoyo a las reivindicaciones polacas que venían sucediéndose desde junio anterior. Sin embargo, en sólo día se le reunieron obreros, empleados, intelectuales y todos los grupos sociales que componían la sociedad húngara, convirtiéndose durante trece días en un desafío que pretendió terminar con las bases que sustentaban la estructura del edificio que había construido la URSS desde 1945.

La revolución, protagonizada en la lucha de las calles por jóvenes de enseñanza secundaria y de la universidad, pero secundados de inmediato por toda la sociedad, tuvo una enorme impacto mundial, cuestionó el sistema establecido en Yalta y terminó con una dura represión, tanto externa, de la propia URSS, como interna, durante el régimen que siguió al aplastamiento de la misma: el de un antiguo colaborador de los reformistas aliado después de los soviéticos.

La revolución no tuvo líderes que la impulsarán, pero si representantes que, una vez comenzada, asumieron los riegos y planteamientos de aquel pueblo que se pusieron en pie y no estuvo dispuesto a ceder hasta que le obligaron con la  fuerza de los tanques. Uno de los líderes precedentes de sector reformista del propio partido comunista, Imre Nagy que, junto a otros varios disidentes, sufrió dos años más tardes, en  1958, la más dura represalia, la pena de muerte.

Nos plantearemos estrictamente su carácter político, su singularidad. Nuestra percepción es que fue una revolución que pudo cambiar el futuro de Europa y adelantar una posible transición a la democracia. Pero no hubo ocasión de comprobarlo porque fue abortada antes de comprobar sus posibles fructíferas consecuencias.

  1. La ideología de la Revolución.

La actitud de Occidente, colaboró en dar la imagen de contrarrevolución porque, incluso los que lamentaron no hacer lo suficiente por los húngaros, sólo reconocieron en su lucha la “búsqueda de la libertad” y la “lucha contra el comunismo”, pero no prestaron atención a todas las demandas de los revolucionarios húngaros ni a la evolución de las teorías políticas de muchos de los ideólogos comunistas europeos tanto interiores como posteriores al XX Congreso del PCUS, con las que muchos de los insurrectos se identificaron. Al mundo, en general, no le interesó la especificidad de esa revolución y sólo situaron a la disyuntiva entre dos categorías: liberales y estalinistas.

No podemos afirmar aquí, ni mucho menos demostrar, si los que se levantaron mayoritariamente contra el régimen húngaro fueron buscando una “reforma del socialismo” o un “socialismo en dignidad” o “de rostro humano”.

En definitiva, es imposible precisar con exactitud la variedad ideológica de los que protagonizaron el levantamiento, pero las tendencias que se detectaban a través de múltiples textos, reivindicaciones de los diferentes sectores sociales, opiniones vertidas en la prensa y discursos o declaraciones de los líderes de los diferentes partidos que volvieron a reaparecer, podrían agrupar a los diferentes sectores en tres:

  • Los que manifestaban desear un socialismo autentico. Nagy y sus más cercanos colaboradores, incluso de distintos partidos, como István Bibó que siendo del Partido Nacional Campesino, muestra en su Proyecto de Constitución una identificación total con los planteamientos de Nagy.
  • Interesados especialmente en ocultar los lazos con la URSS y defender una nacionalismo liberal, que fue el movimiento que se extendió con fuerza por los lugares más lejanos de las grandes ciudades, que apenas sabían quién era Nagy o les era indiferente porque sólo deseaban abandonar a colectivización forzosa.
  • Un grupo que deseaban claramente volver al sistema capitalista, que se apoyaba en la religión católica junto con las clases aristocráticas desplazadas desde 1945, a los que se aproximaron, incluso sin la aprobación del Prelado, sectores cercanos a la extrema derecha.

De cualquier modo, puesto la unión de estos grupos fue fraguándose en pocos días y todos aceptaron e liderazgo de Nagy, creemos que es fundamental tratar de comprender qué e fundamental tratar de comprender qué se buscó en ese movimiento que, en definitiva, aglutinó  a los insurrectos que lo aceptaron.

Podemos hacerlo a través de dos cauces:

  1. Los planteamientos teóricos de la revolución.
  1. El pensamiento de los políticos reformistas.

Para conocer el “modelo” de revolución que los políticos reformistas pretendieron llevar a cabo, es imprescindible atender al pensamiento de sus políticos, especialmente a los escritos de Nagy y a los Bibó. Nagy mostró su pensamiento muy claramente en la crítica que hizo del estalinismo, en concreto de la etapa de Rakosi. Nagy se muestra muy decepcionado de lo que ha sido la práctica del estalinismo, del modelo cerrado soviético, de la primacía  indiscutible del Partido Comunista y de los planteamientos económicos del sistema. Habla de lo él denomina el nuevo curso que no es otra cosa, que una oposición clara  los principios sagrados soviéticos. Rechaza desde el inicio de sus planteamientos la primacía  de la industria pesada, las colectivizaciones forzosas agrarias y la represión de los disidentes, lo que quedaría reflejado en su programa de 1953.

La evolución que se había ido produciendo en el pensamiento de Nagy desde una formación primero socialdemócrata y bolchevique después, hasta una creciente actitud de respeto por el comportamiento de las masas, mucho más acorde con la tradición luxemburguista del periodo entreguerras. Manifestaba un indudable rechazo hacia la dictadura, lo que le haría indiscutiblemente incompatible  con cualquiera de las vigentes prácticas  comunistas, e iniciara la tradición de un discurso distinto.

Bibó había sido ministro de Estado del último gobierno de Nagy y ha sido considerado por Fehér y Heller como “el teórico político de izquierda más valioso de la postguerra en Europa Oriental”. Fue el único que permaneció en el Parlamento húngaro cuando lo ocuparon las tropas soviéticas el 4 de noviembre e hizo una declaración proclamando la legitimidad del Gobierno de Nagy y de los objetivos que perseguían.

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