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Los Orígenes Del régimen Del Ochenta


Enviado por   •  16 de Julio de 2015  •  1.718 Palabras (7 Páginas)  •  158 Visitas

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Capítulo I: “Los orígenes del régimen del ochenta”

Siete décadas no habían bastado para constituir una unidad política, ni legitimar un centro de poder que hiciera efectiva su capacidad de control a lo ancho y a lo largo del territorio nacional. La solución de tal problema habrá de alcanzarse por medio de la fuerza.

Tras estos hechos de sangre se escondía un enfrentamiento entre dos regiones que reivindicaban intereses contrapuestos: Bs. As. y el interior. Se trataba de una ciudad-puerto, asiento histórico del virreinato; y el interior, que cubría una realidad geográfica mucho más extensa, donde se erguían sistemas de poder embrionarios, constituidos sobre la autoridad tradicional de caudillos, desde el Litoral hasta los llanos de La Rioja.

La constitución de una unidad política

El monopolio de la violencia, el hecho por el cual un centro de poder localizado en un espacio reivindica con éxito su pretensión legítima para reclamar obediencia a la totalidad de la población afincada en dicho territorio, es la característica más significativa de una unidad política. (El concepto de monopolio de la violencia y el de obediencia son de neta raíz weberiana. Definía a la dominación como “la probabilidad de encontrar obediencia a un mandato de determinado contenido entre personas dadas”, y al Estado como el “instituto político de actividad continuada, cuando y en la medida en que un cuadro administrativo mantenga con éxito la pretensión al monopolio legítimo de la coacción física para el mantenimiento del orden vigente” – Weber, Max. Economía y sociedad). El autor ha denominado al proceso que da origen a la unidad política, siguiendo a R. Braun, reducción a la unidad. Por la vía de la coacción o por el camino del acuerdo, un determinado sector de poder adquiere control imperativo sobre el resto y lo reduce a ser parte de una unidad más amplia. Este sector es supremo; reconoce, en términos formales, una instancia superior; constituye el centro con respecto al cual se subordina el resto de los sectores y recibe el nombre de poder político (o poder central).

¿Qué medios posibilitarían llevar a cabo el proceso de reducción a la unidad? Las teorías clásicas hacen hincapié en el acuerdo o en la coacción. Para las teorías contractualistas, la unidad política resulta de un diálogo, o discusión, a cuyo término se alcanzará un consenso por el cual todos los participantes se obliguen voluntariamente a transferir parte de su capacidad se decisión a una autoridad común que, de allí en más, será obedecida. Para otro punto de vista la constitución de una unidad política es empresa de conquista y de coacción. La obediencia no se obtiene por la persuasión, sino por la violencia; no hay consenso voluntario sino acto de asentimiento.

Es excepcional observar una acción política donde los factores coercitivos o consensuales se presenten excluyéndose mutuamente. Ambos medios de transferencia de poder se manifiestan combinados con grados de intensidad variables.

Cuando Urquiza derrotó a Rosas en la Batalla de Caseros vio una forma de gobierno caracterizada por una descentralización autonomista según la cual las provincias se reservan el máximo de capacidades de decisión (expresión de Torcuato Di Tella). No contempló la posibilidad de transferir mayor capacidad de decisión a un poder político que fuera centro de una unidad política más amplia. Propuso un acuerdo pactado por los mismos gobernadores. Éstos se reunieron el la capilla de San Nicolás de los Arroyos a celebrar un pacto que los comprometía a celebrar un Congreso Constituyente para organizar políticamente a las catorce provincias. El consenso se quebró el 11 de septiembre de 1852: Bs. As. no aceptó transferir el poder que se reservaba, sobre todo en lo concerniente a la igualdad de representantes en el Congreso (dos diputados por provincia) y a la nacionalización de la aduana. Este rechazo se tradujo en la coexistencia armada, durante casi una década, de dos proyectos de unidades políticas: la Confederación con asiento en Paraná y Bs. As., que culminó con la victoria de esta última en la Batalla de Pavón (1861).

Tres problemas básicos: integridad territorial, identidad nacional, organización de un régimen político

Los presidentes posteriores a Pavón -Bartolomé Mitre (1862-1868), Domingo F. Sarmiento (1868-1874) y Nicolás Avellaneda (1874-1880)- desempeñaron su papel desde una provincia hegemónica en la que se tomaban decisiones con carácter nacional. El papel del presidente, definido en la Constitución sancionada en 1853 y reformada en 1860 luego de la Batalla de Cepeda, careció de los medios necesarios para hacer efectivo el poder político debido a la coexistencia obligada con el gobernador de Bs. As. en la ciudad-capital (En agosto de 1862 el Congreso dictó una ley que estipulaba la federalización de la ciudad y de la Prov. de Bs. As. por el término de tres años. La legislatura de la provincia rechazó el proyecto pero llegó a una transacción según la cual se declaraba a la ciudad de Bs. As. residencia provisoria de los gobernantes nacionales por término de cinco años.). En estas presidencias se manifestaron tres problemas: la integridad territorial, entendida como el ámbito espacial sobre el que debería ejercerse el poder político; los pueblos dispersos, lo cual planteaba una cuestión de identidad nacional; y era necesario implantar un modo de elecciones estable de gobernantes capaces, o sea, organizar un régimen político. El primero se relaciona

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