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Los Otros Vecinos


Enviado por   •  29 de Septiembre de 2011  •  1.166 Palabras (5 Páginas)  •  586 Visitas

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Los otros vecinos de Debod

POR GUILLERMO D. OLMO. | MADRID Domingo, 28-09-08

Seguro que el rey nubio Adijalamani, cuando hace más de dos mil años mandó construir un templo en honor a los dioses Amón e Isis, no imaginaba que acabaría rodeado de vagabundos, toxicómanos, borrachos y prostitutas. El entorno del templo de Debod es uno de los espacios más deliciosos y emblemáticos de la capital. En él se solazan a diario cientos de vecinos y visitantes. Pero en paralelo a esta realidad edificante en apariencia se desarrolla otra mucho más problemática y con la que, según denuncian muchos vecinos, es muy molesto convivir. La indigencia, la prostitución y el «botellón» del fin de semana se han adueñado de la zona.

La estampa una mañana cualquiera revela una compleja mezcolanza. Decenas de niños juegan al fútbol al lado de la numerosa colonia de indigentes que tiene su «domicilio» en los bancos del parque, mientras jardineros y barrenderos trajinan para adecentar adoquinado y parterres. En las faldas de la colina en que se levanta el templo, decenas de toxicómanos han encontrado cobijo en los templetes concebidos para albergar orquestas de las que nadie recuerda cuándo fue su última actuación. Si uno sigue descendiendo, o si sobrevuela la zona con el teleférico, puede encontrar quien se ha construido allí una rudimentaria vivienda con cartones y tiendas de campaña.

Los turistas no lo notan

Cuando cae el sol, el paisanaje lo completan prostitutas, chaperos y travestis. Aunque la mayoría de turistas salen encantados del lugar, hay quienes ya están hartos de su estado actual. La Asociación de Vecinos del Templo de Debod, que engloba a 150 residentes, denuncia «el lamentable estado de deterioro e inseguridad» en que, a su juicio, se encuentra esta zona vecina a plaza de España. Su portavoz, Paloma Monedeo, dice que «tenemos que llamar muchas veces a la Policía por las grescas que se organizan». Esta mujer describe la angustia con la que vive el estado de su barrio: «Yo tengo dos hijos, y les he prohibido que bajen con la bicicleta porque tengo miedo».

Un dispensario de metadona

A Monedeo y al colectivo que representa le preocupa especialmente el dispensario de metadona que a diario el Ayuntamiento sitúa en el aparcamiento del parque del templo. Monedeo se escandaliza porque «aparcan el autobús al lado de los de los turistas japoneses». Esta mujer dice entender que «hay que atender a esta gente» pero se pregunta si no hay otro lugar donde hacerlo. Es la misma historia de siempre. La atención a los drogodependientes es una necesidad social que colisiona con el ideal de barrio que tienen los vecinos. Sucede igual en otros lugares de Madrid. Sin embargo, uno de los agentes que a diario patrulla a caballo por este parque monumental dice que los «yonquis» del templo no son gente conflictiva: «A nosotros no nos dan problemas».

Lázaro es un drogadicto cubano que vive en el templete del parque. Antes pernoctaba en un albergue municipal en el paseo del Rey, pero explica que él, como otros muchos, con el buen tiempo prefiere pasar la noche en el templo de Debod. Asediado por las moscas y tendido sobre la manta en la que duerme, cuenta que «es cierto que a veces hay peleas, pero siempre es entre nosotros». José, bilbaíno de 42 años que también cayó en las garras de la droga, añade que «hay algunos que roban, que son los que nos están dando mala fama a nosotros».

Pero no reside

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