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Matrimonio En Roma


Enviado por   •  22 de Julio de 2013  •  1.179 Palabras (5 Páginas)  •  304 Visitas

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27.11.07

El matrimonio, según el derecho romano

Incorporamos hoy a un nuevo colaborador, L. C. Sila, abogado de profesión y apasionado de la historia, que ha respondido al llamamiento que le hice de introducirnos en el Derecho romano a base de analizar facetas concretas de la vida cotidiana de hace 2000 años.

Tenemos tendencia a olvidar que una civilización es mucho más que una secuencia de batallas o un panteón de personajes ilustres; su arte, su literatura, su economía son elementos que conforman y nos ayudan a entender qué fue y qué representó un pueblo en la historia.

El Derecho, como aceite que engrasa el engranaje de la vida en comunidad, es uno de los elementos más definitorios de esta civilización tan admirada por nosotros.

Os dejo en manos de L. C. Sila...

A Aurelia Cotta.

Derecho romano I. El ius conubium

El arte de la guerra, el honor y el orgullo, la lengua que es madre de todas, las costumbres, la arquitectura, la economía, los sabios… y a cada una de estas categorías podemos darle nombres y fechas de ilustres acontecimientos. Eso era Roma. O mejor, buena parte, pero toda? Toda no.

Roma era el Derecho. O mejor aún, el Derecho era Roma. VBI SOCIETAS, IBI IVS.

Allí donde llegó Roma, hizo prevalecer su Derecho. La Urbe misma emanaba y se alimentaba de ese Derecho. Las normas de los demás pueblos del mundo eran una pantomima: plagadas de superstición, errores, incoherencias y debilidad. Ni las ciudades-estado griegas rivalizaron nunca con el Derecho Romano.

¿Os imagináis un general victorioso, recién convertido en gobernador de una nueva Provincia, intentando aplicar el derecho autóctono? No. El Derecho Romano era más sofisticado, perfecto, superior.

Y hoy, cada día en nuestra vida, sin saberlo, aplicamos el Derecho Romano. A cada momento, los juristas hacemos reflexiones prácticamente idénticas a las del Divino Julio, Cicerón, Catón, Livio Druso, Augusto, Constantino, Ulpiano, e incluso, las XII Tablas.

No sólo en el Mediterráneo más romanizado, en todo el Orbe. Y no sólo para según qué temas, para todo: propiedades, bienes, obligaciones y contratos, delitos y sus penas, filosofía del derecho, fiscalidad, derecho público y estatus de magistrados, sucesiones, ciudadanía y familia. Todo.

El matrimonio romano

Por la base de la sociedad romana empezaremos: la familia. Y en concreto, el matrimonio. Para cualquier romano normal el pragmatismo era parte de su forma de pensar, de manera que el matrimonio no se escapaba de ese vicio utilitarista.

Los romanos, institucionalmente monógamos, concibieron las relaciones sexuales continuadas, con voluntad de convivencia y de vida en común, como un contrato, ya no entre dos personas, sino entre dos familia.

Así, hay que distinguir dos acepciones de la palabra “matrimonio”: la celebración y la institución como forma de vida. Empecemos por la celebración.

Para empezar, en el derecho romano clásico, para contraer matrimonio era necesario que ambos contrayentes ostentaran la ciudadanía romana. Esto es, que gozaran no sólo del status libertatis sino también del status civitatis (que fueran libres y además, ciudadanos), es decir el IVS CONUBIUM. Cualquier otra unión (p.ej. ciudadano-extranjera) era considerado un concubinato. Debían tener la madurez sexual suficiente (por haber alcanzado una edad o porque biológicamente mostraban signos de haberla alcanzado). Los hijos nacidos de este matrimonium iustum serían sometidos a la patria potestas (sí, con derecho sobre la vida y la muerte de los hijos).

Cumpliendo ambos contrayentes los requisitos necesarios debían celebrar el contrato. Esta celebración del contrato ha encontrado diversas variantes a lo largo de la Historia, pero lo principal era que en un momento determinado formaban un núcleo familiar independiente, ya fuera cum manu o sine manu.

No

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